El común de la gente cree que la emblemática compañía Apple creó y fabricó su primer producto en el número 2066 de la Crist Drive, en Palo Alto, una dirección que se ha vuelto legendaria con el correr de los años, pero resulta que todo es un flagrante engaño con la inconfesa idea de “romantizar” la historia del nacimiento de la elitista compañía de la Manzana.
En su paso por Buenos Aires en 2015, Steve Wozniak, uno de los dos fundadores desmintió de plano que tal cosa fuera cierta. De hecho, lo explicó de forma tan clara que no dejó ninguna duda de que solo se trató de una historia que ayudaría a perpetrar el mito del garaje.
De hecho, el primer socio paritario que tuvieron, Mike Markkula, un empresario muy sagas que puso su primer capital riesgo para la empresa, fue “ocultado” de las primeras imágenes de los dos jóvenes fundadores, para que la imagen de esos humildes inicios ayudara a darle un toque de leyenda a la compañía.
Esto ya en épocas de la Apple 2, la cual fue un existo instantáneo, convirtiendo a Steve Jobs y Steve Wozniak en millonarios de la noche a la mañana y de esa manera poniendo en perspectiva la semiótica del “Sueño americano” en todo su esplendor. De hecho al día de hoy Apple es una de las naves insignias con las que el presidente Trump mantiene su guerra económica con el gigante asiático, China y sus productos basados en el popular iPhone.
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La explicación de “Woz” con respecto al famoso garaje
En realidad no habíamos armado una compañía en el garaje, es una especie de mito porque sonaba bien. Nunca hubo un garaje con todo lo que tiene una compañía. En el garaje nunca hablamos de que tendría un producto nuestro, ni diseñamos en papel, ni probamos conexiones de prototipo, eso lo hacía en HP o en mi departamento.
En el garaje nunca programamos ni nos encargamos del negocio. En su cuarto Steve pedía por teléfono las piezas que necesitábamos, llamaba a distintas tiendas que estaban abriendo el todo el país. Para hacer pedidos llamaba a revistas para publicitarnos.
Él se encargaba del negocio desde su cuarto. No fabricamos nada desde el garaje, en realidad usamos el garaje un par de horas a la semana. Una vez por semana íbamos a buscar las placas adonde las fabricaban y las llevábamos a la casa de Steve. Le pagábamos un dólar por placa a su hermana Patty para que conectara cada chip a su zócalo.
Luego conectábamos el equipo a televisor y lo probábamos, para ver que funcionara. Una vez hecho esto lo embalábamos y Steve lo llevaba a la tienda donde le pagaban en efectivo. Teníamos un ciclo de 25 equipos por semana, o cada dos semanas, cada equipo nos insumía unas cuantas horas. El garaje nunca tuvo gran importancia, pero si da cuenta de nuestros humildes comienzos.
