Después de la patética demostración de resentimiento por parte del periodista obediente al poder “K” durante las dos décadas que duró la pesadilla de las presidencias de Cristina Fernández y compañía; de insultar a Messi por regalarle una camiseta a Milei, fue el mandatario libertario quien apuntó en duros términos y con insultos contra Diego Brancatelli. Los coletazos de una Era terminada en la Argentina populista que aún resisten miserablemente.
Cuesta creer que en la Argentina post kirchnerismo haya pseudo-periodistas que se manifiesten de una forma tan miserable por una simple camiseta. Aunque usted no lo crea hay un sujeto que le pagan por decir barbaridades en la televisión y amenazar a un campeón mundial solo por no coincidir con su podrida ideología. Esa ideología que empobreció a la Argentina como nunca antes había ocurrido, ni siquiera con Menem.
Luego de que el payaso por antonomasia de C5N criticara a Lionel Messi por enviarle una camiseta firmada al mandatario y amenazarlo diciéndole: “Messi, cuando esto explote, vamos a ir a buscarte”, desde el show televisivo denominado Argenzuela. Además de apuntar contra los jugadores de la Selección Argentina por ser “un grupo de desclasados” y contra el director técnico, Lionel Scaloni, por ser un “gorila”.
Evidentemente a la resma de miserables que se hicieron millonarios alimentando la propaganda kirchnerista por años, el hecho de que Messi no quiso llevarle la copa del mundo al golpeador de mujer, Alberto Fernández, encendió la mecha para que explotara la bronca contra el capitán de la selección nacional.
“La basura de Brancatelli amenaza a Lionel Messi, el mejor jugador de fútbol de la historia, que tenemos la bendición de que sea argentino, y que nos ha dado infinidad de alegrías a los argentinos, solo por el hecho de que recibí una camiseta firmada por él”, escribió en X Milei.
Entre las barbaridades que profirió Brancatelli de ese agujero infernal que tiene por boca, la más grave fue: “Ahora lo sabemos. Messi ama a Milei. Ahora, Messi: cuando esto explote y caiga, vamos a ir a buscarte”, con un tufillo golpista típico propio de estos impresentables que al parecer odian a la democracia y que no se bancaron jamás que la jefa de la banda de delincuentes más célebre de la historia argentina, ya no maneje el poder que ostentó durante años.
Borracho de estupidez y atiborrado de resentimiento lanzó la siguiente afirmación: “Yo sostengo que esta selección, que no es la mejor de la historia, tiene un técnico gorila como Scaloni y un grupo de desclasados”.
Sin embargo lo peor vendría luego, cuando planteó que “la selección puede jugar lindo, ganar un mundial… yo fui al mundial, lloré, grité, me ilusioné, abracé a mis hijos, puse plata, la pagué con la mía”… ¿la suya? la que se ganó lamiendo los zapatos de Cristina Fernández, el ser humano más corrupto de la historia argentina. Esa que convirtió al país en una villa miseria y permitió –vía Aníbal Fernández– que el narcotráfico se instalara en Rosario, entre innumerables atropellos a la razón y el erario público.
Acá podemos observar cómo la basura de Brancatelli amenaza a Lionel Messi, el mejor jugador de fútbol de la historia, que tenemos la bendición de que sea argentino, y que nos ha dado infinidad de alegrías a los argentinos, solo por el hecho de que recibí una camiseta firmada por… https://t.co/Kqp7cn631N
— Javier Milei (@JMilei) February 8, 2025
“Fui y aposté por esta selección, en la que creo, la quiero y me emociona. Pero políticamente son una vergüenza. Ninguno se la juega. Todos están pensando en el avión privado, qué tatuajes se hacen, qué corte de pelo se ponen. Nadie se preocupa por el pueblo que está pasando hambre. Y ningún jugador referente, salvo [Nicolás] Otamendi y el [Lisandro] Licha Martínez, se la juega por la gente que la está pasando mal”, ladró el perro rabioso de la propaganda “K” durante las miserables décadas que gobernaron estos ladrones.
Por su parte un enfurecido Milei mediante su cuenta X apuntó directo al kirchnerismo, que calificó de “una secta enferma de poder que llega al punto de amenazar a los máximos ídolos de la historia solo porque no se suman a su pelea enfermiza por el poder”. “No pueden aceptar que los argentinos les dieron la espalda. No pueden aceptar que perdieron sus privilegios. Están enfermos de poder, de odio, de resentimiento y de envidia, características propias de todos los zurdos hijos de puta”, enfatizó.