“Era no solo previsible sino inevitable, el Concejo Deliberante hizo todo mal y por eso López está de vuelta”, le dijo el abogado Caro Figueroa a la periodista Marcela Jesús en una entrevista donde no quedaron dudas de la inexplicable torpeza y burda improvisación con la que se manejó el Concejo del porteño Madile. Según el letrado “montaron una especie de tribunal inquisitorial sin competencia”.
Lo más paradójico de esta lamentable crónica es que solo bastaba con la renuncia de Pablo López para que su “deceso” político fuera un hecho, pero quisieron patear al muerto y lo resucitaron. No hacía falta el acabado bagaje técnico del Dr. Caro Figueroa para dimensionar la tormenta de caca que produjeron Dario Madile y su “ejército de salvación”, quienes al perecer solo querían ver arder en la hoguera mediática a Pablo López después de su incalificable conducta en el cuerpo deliberativo que conduce Madile como Dios se lo permite.
El abogado y director del sitio IRUYA NOTICIAS explicó que la Carta Municipal es taxativa respecto de las sanciones aplicables a un edil, y que el artículo 19 solo permite actuar sobre hechos ocurridos durante el mandato en curso, no sobre conductas presuntamente cometidas en periodos anteriores.
“Los hechos que se le atribuyen a López se habrían cometido durante el mandato anterior. El Concejo de agosto pasado solo podía poner fin a ese mandato, no al siguiente, para el cual él ya había sido electo. Pero ellos quisieron borrar dos mandatos al mismo tiempo. Un absurdo jurídico”, indicó Caro Figueroa.
Lo que llama la atención es la impericia absoluta de Darío Madile, quien se presenta como abogado, es decir que un hombre que conoce la Ley tendría que tener al menos una mínima idea de estas reglas básicas que hacen al funcionamiento dentro de los carriles normales del sistema.
La crítica más severa de Caro Figueroa estuvo dirigida al modo en que el cuerpo deliberativo tramitó la llamada “exclusión por incapacidad moral sobreviniente”. Allí, asegura, se violó una prohibición explícita de la Carta Municipal. “Hicieron un juicio político prohibido por la Carta Municipal”, indicó.
“Procedieron a la exclusión como si fuera un juicio político, pero el artículo 33 lo prohíbe expresamente. Aun así lo hicieron. Produjeron prueba, llamaron a declarar, citaron a la denunciante, recibieron testimonios. Hicieron todo lo que la ley les impide hacer”, explicó.
Madile y sus notables escuderos
Por su parte Caro Figueroa fue impiadoso con los concejales Chuchuy, Farquharson y Gareca, los del elenco estable que participaron activamente de la quema en la hoguera de López. Los responsabilizó de haber montado un procedimiento irregular desde el inicio, además de haber impulsado “un paripé de juicio político sustentado en pruebas que no podían utilizar y en un reglamento que no preveía la expulsión”.
Según el letrado fueron ellos quienes “forzaron la interpretación legal hasta niveles insostenibles” y quienes “prefirieron el estruendo mediático antes que el debido proceso”, generando, paradójicamente, que Pablo López regresara a su banca “más fortalecido que antes”, según detalla con gran claridad el semanario CUARTO PODER.
La tormenta perfecta
El episodio Pablo López de no ser por lo vergonzante del asunto en sí podría ser presentado en esos congresos de ciencias donde docenas de nerds se reúnen para debatir de la Teoría del caos o las triquiñuelas de como la entropía juega en los eventos que, por increíble que parezca, desembocan en el famosos aleteo de la mariposa en Japón que termina provocando un tifón al otro lado del mundo.
Para que un fenómeno de estas características se produzca tienen que concurrir una serie de elementos necesarios para que las condiciones de producción determinen un sinfín de desafortunados acontecimientos, los cuales a su vez llevaron a que un concejal que le pide que su pareja le practique sexo oral a cambio de un redito económico, termine renunciado a su banca, siendo denunciado en la Justicia, expulsado de su propio partido, denostado por la sociedad en su totalidad; y en unos meses volviendo a jurar para cumplir su segundo mandato.
¿Cómo se puede explicar semejante desatino? Solo se necesitó de la torpeza manifiesta del presidente del Concejo Deliberante, Darío Madile, de sus concejales sedientos de sangre a los que Caro Figueroa los enumeró taxativamente.
Además de la desesperante lentitud de las fiscalías salteñas que están atiborradas de denuncias de violencia de género; a un desconocimiento total de la Carta Municipal, no solo de Madile y sus secuaces, sino de todo el que llega a ese Concejo deliberante, al que Emilia Orozco calificó como “el peor Concejo de toda la historia”, por cierto Concejo al que ella perteneció y que le sirvió de trampolín para su meteórica carrera política después de dejar en ridículo al cantante José García.
Ahora por reglamento Pablo López puede armarse un monobloque ya que la misma LLA lo expulsó de sus filas apenas sucedido el escándalo, lo que deja al flamante concejal re electo en una situación de autonomía inmejorable, ya que su voto hoy por hoy ya no obedece a una bajada de línea. Incluso López puede cobrarse “la soltada de mano” que le hicieron los liberarios cada vez que haya que desempatar desde el recinto con su voto, el cual puede llegar a ser determinante en lo que refiere a inclinar la balanza, incluso a favor de la oposición si así lo prefiriera.
Una muestra más de que estamos en manos de improvisados y que quedamos muy lejos de los Concejos deliberantes salteños que alguna vez tuvo como protagonistas a ediles de fuste, sea de la ideología que fuere, en los que los vecinos podían confiar y a quienes les dieron su voto.



