Tras las resonantes derrotas en Salta, Chaco, San Luis y Jujuy en las últimas legislativas y de cara a una nueva paliza en el resto del país, la realidad del peronismo convertido a kirchnerismo en los últimos 20 años, afronta una crisis tal, que uno de sus esbirros mediáticos más fieles aseguró: “Están cagando a palos al peronismo”.
No se sabe exactamente si el principal problema que aqueja al peronismo es la falta de un reemplazo para Cristina o la falta de una cohesión para enfrentar a los libertarios y ganarles en un escenario de inflación en baja. Para desgracia del peronismo, el cual siempre ha sido una fuerza política sustentada por la figura de su líder y fundador, Juan Domingo Perón, con sus doctrinas y sus famosas conquistas sociales, lo cual para los afectos a este partido ya no se trata de una ideología sino de una religión.
Aun con Perón en el exilio la figura del líder estuvo presente siempre, y aunque pasara de largo en su avión en 1973, mientras se los desquiciados se mataban en Ezeiza y luego de unos días corriera de la plaza a los Montoneros, la insania encontró su forma de revivir en los 90 con un Menem que empobreció a la Argentina como nadie y el matrimonio de Santa Cruz que acabó con toda noción de país.
Aun así el peronismo se supo reinventar en “menemismo” y “kircherismo”, este último ganado elecciones bancadas por emisión monetaria y una masa de inconscientes cooptados por la mayor corrupta de la historia argentina: Cristina Fernández de Kirchner.
Aun con todo esto y aunque a esta manada de brutos –algunos con diplomas universitarios y muchos oportunistas– sepan que pesan sobre ella causas tales como Los Sauces, otorgamiento de obras públicas, Hotesur, encubrimiento en el caso AMIA y sobornos en la obra pública, ese piso de votos que rondaban los 30 puntos parece estarse acabando.
El ejemplo de lo que pasó en Salta es muy oportuno, donde el kirchnerismo ha dejado de existir, o al menos así lo demuestran las últimas elecciones cuando el intervenido PJ, mostró a Sergio Berni haciendo de interventor. Ese mismo personaje que pisoteó la sangre del fiscal asesinado durante el gobierno de su jefa Cristina.
Parece que por fin les ha llegado la hora, pero no precisamente por todo lo dicho antes, sino por una simple cuestión de números y de un hecho incontrastable: las plegarias al Cielo para que la guerra económica entre EE. UU. y China le cayeran como chancho con sandia al gobierno de Milei, al final no sucedieron; tanto como que la inflación sigue bajando y la pobreza que dejó el golpeador de mujeres y borracho que fue presidente durante la pandemia, ya no es la misma.
La realidad es que los apocalípticos presagios de los kirchneristas no se cumplieron y las elecciones legislativas en esas 4 provincias fueron el termómetro perfecto para mostrar que el peronismo parece transitar sus últimas horas.
En Jujuy el Frente Jujuy Crece cosechó el 37,40%; en San Luis el Frente Ahora San Luis un abrumador 44,88%; en Salta el oficialismo ganó 11 de 12 senadores y 20 de 30 bancas de diputados. Aunque La Libertad Avanza dio la sorpresa en la capital provincial, ganando por casi cinco puntos. Finalmente en Chaco, bastión del eterno Capitanich, ese personaje nefasto que rompía diarios Clarín en cámara sufrió una humillante derrota contra Chaco Puede + La Libertad Avanza, con la friolera de 45,20%.
Muerto el perro, muerta la rabia.