Se trata de 30 personajes a los que el padre de Cassandre considera como responsables del imperdonable encubrimiento que sirvió para preservar los nombres de los verdaderos asesinos de su hija y su amiga Houria Momni, durante los gobierno de Juan Manuel Urtubey. La lista arranca desde lo más alto de la cadena de mando, pasando por policías que plantaron pruebas hasta llegar incluso a funcionarios como Guillermo Catalano, parte esencial del vínculo que existe entre Poder Judicial y Ejecutivo
Evidentemente se metieron a joder con el tipo equivocado ya que estos payasos pensaron que culpando a un par de “negros pobres” de la zona iban a tapar semejante horror, y como toda la vida se salieron con la suya pensaron en esta ocasión que ese hombre de barba blanca y de cuerpo desvencijado por una grave enfermedad se iba a dar por vencido. Se equivocaron en grande.
Jean-Michel Bouvier resultó ser un tigre al que no había que provocar. Pero a estos impunes no se les ocurrió mejor idea que encubrir la violación y asesinato de su amada hija, para luego ocultar bajo un manto de impunidad a los verdaderos asesinos y encubrir el infame acto criminal; en lo que constituye un error gravísimo que lo van a lamentar largamente ya que la fusta del “caballo del comisario” se la van a tener que meter en las cavidades más profundas que encuentren en sus cuerpos, porque la fiesta se terminó.
Hablando de fiesta en el sentido figurado, aunque hubo una fiesta donde varios personajes que coquetean con el poder mataron a dos chicas, las escondieron durante más de diez días sabrá Dios donde y en qué condiciones, constituyendo una de las tramas más oscuras de la historia judicial de Salta; para luego tirar sus cuerpos en la Quebrada de San Lorenzo.
Allí fue donde se tomaron el meticuloso trabajo de idear una perversa trama que incluyó disparos de armas en la zona para montar la escena –sonora– del crimen; mandarlo a Walter Mamani –hoy abogado del fuero penal local de Salta, aunque usted no lo crea– a plantar balas en el lugar después de que el comisario Néstor Píccolo pasara un detector de metales y obvio que nada encontró, porque el crimen jamás ocurrió en el lugar del hallazgo de los cuerpos.
Ese fue un perverso montaje que se cayó a pedazos con el correr de los años mientras la Prensa investigaba sin destajos a estos miserables. Esa Prensa a la que se pasan denostando todos los gobiernos de turno cuando hay que investigar en serio y buscar la verdad.
Finalmente armar toda una perversa ingeniería en la cual Daniel Vilte y Santos Clemente Vera quedarían ante el ojo público como los perversos ladronzuelos, desalmados violadores y asesinos que ultrajaron a las víctimas.
Lo de Gustavo Lasi está envuelto en el total misterio ya que su material genético está presente en ambas víctimas, tanto vaginal como analmente. Queda a imaginación del lector pensar que le pagaron para terminar siendo un necrófilo, pero incluso eso excede a la imaginación más ominosa de un guionista de policial “noir” con tintes psicopáticos.
Sumado a eso su confesión y pedido de perdón durante un juicio en el que quedó largamente demostrada la inocencia de Vera y Vilte. Solo en una mente perversa puede encajar semejante entramado para ocultar a los verdaderos asesinos y en algunos casos hacerlos desaparecer hasta que la causa prescribiera, cosa que terminó sucediendo.
La lista
Además de Urtubey, incluiría a Aldo Rogelio Saravia, secretario de Seguridad en 2011, quien en el juicio hizo una raquítica declaración en la cual evitaba las preguntas de las partes con eufemismos. De hecho Marcelo Arancibia harto de ver tanta impunidad le dijo afuera de la Sala de Grandes juicios a los periodistas Mauro Szeta (Televisión Publica) y Cecilia Insinga (Canal 13), que a Saravia habría que sacarle la verdad con una elegante sección de pugilato de ser necesario. Una pena que los micrófonos no estuvieran encendidos ya que en ese momento Arancibia compartía un cigarrillo con quien redacta esta nota y los colegas de Buenos Aires se acercaron “off the record” para recolectar alguna información relevante en aquella interminable guardia periodística en Ciudad Judicial en aquel crudo invierno de 2014 mientras se celebraba el histórico juicio.
Por el lado de Martín Pérez (juez que dirigió la instrucción de la causa y después ascendió a camarista) debe tratarse del principal encubridor de semejante arquitectura perversa ya que sabía perfectamente cada detalle del hecho e incluso se tomó el trabajo de ir hasta la cárcel a “psicopatear” tanto a Vera como a Vilte, quienes le dijeron a MUY CRITICO en primera persona que el juez e instrucción les prometió que terminarían condenados. Ambos están libres al día de hoy.
Walter Mamaní, otro de los protagonistas de la abominable trama de encubrimiento quien plantó las balas en el lugar del hallazgo de las víctimas y quien luego fue condenado por otra causa por abuso de armas, vejaciones y otros delitos. Resulta que durante la pandemia persiguió a los tiros al hijo de una empresaria de medios de la localidad de Apolinario Saravia. Como consecuencia de ello el juez Ramón Haddad lo condenó a tres años y 6 meses de prisión efectiva e inhabilitación especial por el doble del tiempo como autor material de los delitos de privación ilegítima de la libertad en perjuicio de Luciano Diez y de falsedad ideológica en perjuicio de la fe pública. En la actualidad es abogado y está por montar su propio estudio en Salta.
Rodrigo Bautista es otro elemento de perversas prácticas a quien MUY CRITICO denunció por apretar a un imputado en la propia Procuración General en 2020. El imputado era Maximiliano Rubén Yazlle Armata. Al parecer habría sucedido un acto de amedrentamiento por parte de un efectivo policial a quien el imputado individualizó como “un señor de apellido Bautista”.
Este policía es permanentemente denunciado por Marcelo Arancibia durante los juicios en los que le toca cruzarse con el notable abogado por las tropelías cometidas por Bautista. Cabe recordar que Arancibia es quien logró el sobreseimiento de Daniel Vilte en el juicio en el que tuvo la oportunidad de interrogar a Aldo Rogelio Saravia.
Otro que debería estar y que si Bouveir no lo tuvo en cuenta, debería hacerlos. Se trata de Félix Elías, el fiscal que intervino en el juicio celebrado en 2014 y que tuvo una actuación anodina, haciendo preguntas que notoriamente parecían sacadas de un libreto previo. Para peor en una de las audiencias montó un show personal que no se lo creyó nadie, cuando se puso de pie y empezó a gritarle a un testigo que dijera la verdad “al mundo”. Al final el tribunal lo llamó al orden para que recuperar la compostura y deje hacer papelones.
Este señor es obvio que conocía toda la perversa trama y al momento de interrogar por ejemplo a Francisco Javier López Sastre, quien le había hecho firmar un contrato de Agrupación Política a Gustavo Lasi; solo le preguntó si “¿participó en una fiesta en el Barrio Buena Vista?”, sin una sola re pregunta ni entrar en detalles cuando se sabe que ese es el punto coyuntural de toda esta opereta. Obvio que la orden de arriba era no ahondar en esa línea investigativa.
La nómina se completaría con otros magistrados entre los que se incluirían cuatro jueces del Tribunal de Impugnación: Rubén Arias Nallar, Luciano Martini (de la Sala III), quienes fueron los que enviaron a Santos Clemente Vera a la cárcel en 2016, violando todas las garantías constitucionales, pisoteando los derechos de Vera y defecándose en el fallo de Longarte, Pucheta y Ruiz.
En el audio, subido a la edición digital de El Tribuno, Bouvier calificó a esa decisión de “ciega” e “inaceptable”. El padre de Cassandre denunció que se busca cerrar la causa con una “amnistía general” que dejaría “impunes” a presuntos implicados del crimen, cuyo ADN recuperaron expertos franceses (dos perfiles genéticos masculinos y uno femenino), pero que nunca fueron individualizados porque la Justicia salteña rehusó incorporarlos al expediente.