La justicia mandó a Mario Antonio Cargnello a realizar tratamiento psicológico y capacitaciones en cuestiones de género en la causa iniciada por denuncias de las Carmelitas Descalzas del Convento San Bernardo. El fallo expone palabras de fuerte tono que evidentemente obedecían al contexto de maltratos
Sin dudas es el fin de una era. Resulta increíble que hasta hace unas décadas atrás estos señores de sotana eran los amos y señores de la sociedad salteña, desde sus mal altos estamentos. Hoy en día un maltratador de estos es punible como cualquier hijo de vecino.
La resolución sostiene medidas de restricción para Cargnello y otros tres sacerdotes, además de ordenarles realizar capacitaciones en género y someterse a tratamiento psicológico. Estas medidas se mantienen a pesar de la solicitud de cierre del proceso por parte del Arzobispado, argumentando la falta de novedades en dos años.
Los otros tres sujetos son Lucio Ajaya, el obispo emérito Martín de Elizalde y el vicario judicial Loyola Pinto y de Sancristóval. Cabe recordar que este enfrentamiento, enraizado en diferencias sobre la devoción a la Virgen del Cerro, no solo ha dividido a las partes involucradas, sino que ha alcanzado una dimensión judicial y mediática considerable.
Por su parte la jueza argumenta que las monjas han sufrido diversos tipos de violencia de género, tanto física como psicológica, durante más de dos décadas en el ámbito religioso. Además, la resolución indica que estas decisiones deben ser notificadas al Papa Francisco, a través del delegado pontificio, como garante del acuerdo entre las partes.
Sin embargo, la medida no está firme y será apelada por el Arzobispado, que cuestiona la falta de fundamentos para mantener las restricciones, especialmente considerando que el Monasterio San Bernardo ya no está bajo la jurisdicción de Cargnello desde hace tiempo y que algunos de los acusados no residen en la provincia de Salta, según pudo conocer este medio.