“EVIDENTEMENTE EL LOBBY DE LAS TABACALERAS INCIDE FUERTE Y SOBRE TODO EN LA DIRIGENCIA DE SALTA”

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Lo dijo el diputado nacional Carlos Zapata, en dialogo con MUY CRITICO, tras la polémica desatada por la publicación de una columna publicada por el diario La Nación, con la firma de Carlos Pagni; además de los dichos del senador por Güemes, Enrique Cornejo. El legislador por La libertad Avanza responde en esta nota exclusiva

La respuesta de Zapata

En la Ley de Bases se incluyen en su articulado una serie de disposiciones vinculado con el Impuesto interno del tabaco. Una de ellas establece que en materia de impuesto interno sobre los cigarrillos, la tasa que estaba al 70% y con un impuesto mínimo en el artículo 15, si no me equivoco, pasa a ser una tasa del 73 y sin impuesto mínimo.

Esta pretendida recomposición es algo realmente que no es suficiente hasta el año 2017. Una ley que establecía que la tasa de impuesto a los cigarrillos el 75% y ningún paquete de cigarrillos podía tributar un impuesto menor a que el tributo. El cigarrillo más vendido, que era el Marlboro. A diciembre de 2017 sale esa modificación que baja la tasa al 70 y se pone un mínimo. Pero fue una mala ley porque ese mínimo fue discutido judicialmente, objeto de amparos, de pedido, de cautelares para no depositar. Y finalmente tiene dos fallos uno en primera y otro en segunda instancia que lo declararon inconstitucional.

Entonces, la reforma representó que el impuesto interno en su recaudación haya caído más o menos un 50% desde diciembre del 2017 hasta noviembre del 2023. Entonces, por eso es una ley mala, porque lo que dispone es cuestionable judicialmente y en definitiva no se puede obtener para el fisco los recursos que se buscaban. La falta de tributación interna tiene un efecto colateral en la producción tabacalera, que es que baja el fondo especial del tabaco. ¿Y por qué? Porque el Fondo especial de Tabaco se calcula por sobre el monto del impuesto interno.

Es decir que hubo una importante caída en el Fondo Especial del Tabaco. Esa ley mala fue impulsada desde la industria con el acuerdo complicidad, según como se lo quiera ver de la dirigencia, especialmente la salteña. Ante esta posibilidad y que esto también representa mantener un status quo de baja recaudación de fondos de especial tabaco. Yo presenté ante el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, autoridades del Bloque y otros diputados, una iniciativa que busca llevar la tasa al 75% y crear un tributo denominado Tasa por Servicios de Salud sobre los artículos elaborados con tabaco, que en el caso de los cigarrillos es 410 pesos por paquete.

Esto establece una tributación mínima de 410 pesos. ¿Y qué es lo que busco? Buscar recomponer la recaudación a los niveles de 2017. ¿Qué implicaciones tiene esto? Primero se aumenta. Se busca aumentar la recaudación de impuestos Internos para alcanzar el objetivo de déficit cero que plantea el Presidente. Y en segundo lugar, el impuesto interno, como es participable, significa recursos para las provincias que en parte compensarán la pérdida por la baja de impuesto a las ganancias. Y en tercer lugar, apunta a recomponer el ingreso del Fondo Especial del Tabaco.

Evidentemente, el lobby de las tabacaleras incide fuerte y sobre todo en la dirigencia de Salta, particularmente cuando Enrique Cornejo, senador heredero de Rosso por Güemes y no sé qué cargo ocupa el sector tabacalera. Pero ante mis dichos diciendo que era una dirigencia poco instruida la que acompañó a la industria en el 2017, salió a contestar; se confirma el dicho y que “hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño”.

A partir de que apareció no cesó de tratar de descalificarme, endilgarle ciertas componendas de lobby en favor de Sarandí, una empresa tabacalera cuyos dueños ni referentes no conozco. En definitiva, todo impulsado desde la industria, desde Massalin Particulares, estimo yo.

Hasta (Carlos) Pagni, fue permeable a la colusión que arman los productores venales, los productores que se venden los intereses de la industria y la industria. Donde me endilga que “soy kirchnerista” y que “trabajo para para Sarandí”. Mentira, porque el proyecto que yo propongo no beneficia. Al contrario, establece una carga imposible de eludir la Sarandí y le aumenta también la tributación a Massalin.

Es al margen de cualquier alineamiento con los lobbies empresarios. Existe una disputa por el mercado del tabaco clara entre las multinacionales y las empresas nacionales. Pero en esa disputa nosotros los políticos no tenemos nada que hacer, sino que la tienen que resolver entre ellos y ganar el mercado, el que vende mejor producto y mejor precio.

En definitiva, ante la guerra que desató este señor Cornejo con agravios hacia mi persona y pagando artículos periodísticos en el Nuevo Diario, hasta en el diario El Tribuno, evidentemente está en una situación de histeria que yo no alcanzo a entender cómo la dirigencia del sector tabacaleras hace la guerra a un diputado que espera concretar una gestión para que aumente la recaudación del Fondo Especial del Tabaco. Vivimos en el mundo al revés.