El examen sobre la duración en kilómetros de un vehículo según su motorización, desde motores de gasolina hasta motores diésel e híbridos, es un tema que despierta interés y debate, y que puede influir en las decisiones de quienes desean adquirir un auto nuevo o usado.
De acuerdo con un artículo publicado por la sección especializada en automóviles del periódico español ‘El País’, si consideramos un vehículo que ha tenido un uso estándar, sin esfuerzos inusuales y con un mantenimiento adecuado y oportuno, cualquier automóvil debería poder llegar a recorrer al menos 250,000 kilómetros sin experimentar problemas graves.
Sin embargo, existen factores que escapan al control del conductor y que dependen del tipo de motorización.
En el caso de los motores de gasolina, tomando como referencia un uso medio de 20,000 kilómetros al año y una vida útil de 10 a 15 años, un automóvil con motor de gasolina tendría un promedio de kilometraje entre 250,000 y 300,000 kilómetros.
Cuando se analiza el rendimiento de los motores de gasolina, el tipo de combustible utilizado (además de tareas de mantenimiento como el cambio de aceite) tiene un impacto significativo en la durabilidad y el desempeño del motor.
Esto se debe a que el uso de combustibles de calidad inferior, que contienen impurezas como sedimentos o mezclas con aditivos inapropiados, puede tener un impacto negativo en el funcionamiento del motor, ya que son más propensos a generar residuos, depósitos y posibles obstrucciones en los filtros, los inyectores, las cámaras de combustión y otros componentes claves, lo que a la larga resulta en un desgaste prematuro.
Por el contrario, el uso de combustibles de alta calidad, con la mezcla adecuada de aditivos y limpiadores, contribuye de manera significativa a mantener el motor limpio, reducir la fricción y asegurar una combustión más eficiente.
Estos factores, en conjunto, tienen la capacidad de prolongar la vida útil del motor y mejorar su rendimiento general.
En la misma categoría de kilometraje promedio se encuentran los motores híbridos, que constan de motores de gasolina que funcionan de manera alternativa con motores eléctricos y baterías.
Así, la mayoría de los vehículos híbridos con motores de gasolina tienden a tener un kilometraje que oscila entre 250,000 y 300,000 kilómetros.
Según el medio español, aunque existen automóviles con motores de gasolina que han registrado y superado la marca del millón de kilómetros, este logro es más común en los automóviles con motores diésel.
¿Por qué? Fundamentalmente, debido a que los motores diésel operan a un menor número de revoluciones, un factor que influye en la durabilidad y el kilometraje.
Para los automóviles con motores diésel, el promedio de kilometraje se eleva desde el límite de 300,000 kilómetros de los motores de gasolina a los 400,000 kilómetros, lo que equivale a aproximadamente 20 años de uso.
Por último, nos encontramos con la categoría de vehículos eléctricos, un sector que comenzó a desarrollarse relativamente recientemente en la industria automotriz, especialmente desde que las empresas automotrices en Europa y Estados Unidos se comprometieron con objetivos sostenibles para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
En estos casos, el potencial absoluto todavía está por determinarse, y la vida útil de cada vehículo dependerá de su batería, cuya autonomía varía según la marca y el modelo, oscilando entre 100 y 800 kilómetros.
En este ámbito, la frecuencia de las recargas que se realicen al vehículo tiene un impacto. El principio es que cuanto más frecuentes sean las recargas rápidas (aquellas que no son completas), más rápido se deterioran las baterías.
Aunque los datos oficiales sobre el rendimiento de los vehículos eléctricos aún están en desarrollo y son susceptibles de cambios debido a la constante evolución de este sector en pleno crecimiento, la mayoría de las marcas actuales estipulan que las baterías de los automóviles eléctricos tienen una vida útil de aproximadamente ocho años o 150,000 kilómetros.
Es importante destacar que este dato provisional no indica el fin de la vida útil del vehículo ni la aparición de problemas, sino más bien el término del período establecido en el cual el rendimiento del motor y de las baterías es óptimo.
