“Desde el viernes 12 de enero, Javier inició huelga de hambre dentro de su prisión en la Alcaidía. Es un grito desesperado y en silencio ante tanta injusticia”, escribió su madre en sus cuentas de redes sociales. Jimena Salas fue asesinada en el interior de su casa en el barrio San Nicolás, de Vaqueros, el 27 de enero de 2017.
“Javier, Guillermo y Damián Saavedra son inocentes. Este es un llamado de alerta a la opinión pública. La justicia ausente, calla ante la verdad de las evidencias”, dice Ana María, madre de los tres hermanos a quien la Procuración General señala como autores del hecho criminal.
Por su parte la defensa de los imputados llevada por Marcelo Arancibia, logró que los hermanos Guillermo y Damián Saavedra permanezcan con el beneficio de la prisión domiciliaria. En tanto el “Chino” Javier Saavedra está en la alcaldía a la espera del juicio oral y público.
Según su madre en comunicación con MUY CRITICO, su hijo ha perdido peso por obviar razones, padeciendo el infierno de la alcaldía de Salta, donde la población está colapsada con su capacidad excedida tres veces más de lo que debería albergar.
Cabe recordar que después del juicio en que fueron acusados el vendedor ambulante Sergio Vargas y Nicolás Cajal, viudo de la señora Salas, y que resultaran absueltos por falta total de pruebas; desde el cambio de procurador; los fiscales que investigan el crimen consideraron a los hermanos Javier Nicolás, Carlos Damián y Adrián Guillermo Saavedra como coautores del homicidio, tras una veloz y controversial investigación atravesada por probables apremios ilegales sobre los nuevos imputados.
El pedido fue presentado ante el Juzgado de Garantías 3 en feria, del distrito judicial del Centro. La requisitoria fue efectuada por la fiscal penal de la Unidad de Femicidios, la controversial Mónica Poma; el fiscal penal de Graves Atentados contra las Personas, Leandro Flores; y su par de Derechos Humanos, Gabriel González.
Los fiscales consideraron a los Saavedra coautores del “homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, por el concurso premeditado de dos o más personas y femicidio” de Jimena Salas.
Antecedentes de huelgas de hambre en la Argentina
Las huelgas de hambre de reos en nuestro país han sido una forma recurrente de protesta en casos de trascendencia pública. En estos casos suelen reclamar por la revisión de sus condenas, la mejora de las condiciones de detención o la atención a sus necesidades médicas. Los que siguen son algunos de los casos más celebres en la historia judicial argentina.
La huelga de hambre de los presos políticos de la Masacre de Trelew (1972). En este caso, los presos políticos que habían sobrevivido a la masacre iniciada por las Fuerzas Armadas el 22 de agosto de 1972 iniciaron una huelga de hambre para reclamar por su liberación. Se prolongó durante 38 días y culminó con la muerte de tres presos: Carlos Alberto Carbonel, Humberto Suárez Mason y Mario Roberto Santucho.
La huelga de hambre de los presos políticos de la dictadura militar. Durante 1976 a 1983 los presos políticos fueron sometidos a un régimen de represión y torturas. En este contexto, recurrieron a la huelga de hambre como forma de protesta. Una de las más destacadas fue la iniciada en la Unidad Penitenciaria de Rawson en 1977, la cual se prolongó durante 28 días y culminó con la muerte de dos presos: Norberto Habegger y Luis Alberto Pujol.
La de los presos de la cárcel de Devoto en 1989. En este caso iniciaron una huelga para reclamar por la mejora de las condiciones de detención. Se prolongó durante 25 días y culminó con la intervención de la cárcel por parte de la Justicia.
Los presos del penal de Ezeiza en 2001, cuando iniciaron una huelga de hambre para reclamar por la mejora de las condiciones de detención. Se prolongó durante 20 días.
Los presos del penal de Devoto en 2018, quienes pedían revisión de sus condenas. La huelga se prolongó durante 15 días.
En todos estos casos, las huelgas de hambre sirvieron para visibilizar las problemáticas que enfrenta el sistema penitenciario argentino. En los últimos años, las huelgas de hambre de reos se han vuelto cada vez más frecuentes en Argentina. En 2022, se registraron al menos 10, la mayoría de ellas en reclamo por la revisión de condenas.
Esta tendencia refleja la creciente frustración de los reos con el sistema penitenciario argentino, reclamando por la falta de garantías procesales, la demora en los procesos judiciales y las condiciones de detención inhumanas.