La senadora mandato cumplido, Sonia Escudero, explicó en el ciclo televisivo POLITICA PARA TODOS, por Cablevisión como fue, paso a paso, la ominosa trama en la que están relacionados: el juez Luciano Martini, el policía “plantapruebas” Mamani; y la inexplicable condena a Santos Clemente Vera, quien sigue preso tras haber sido absuelto con las mismas pruebas. Al ser consultada dio la explicación que se consigna en la presente nota.
La palabra de Sonia Escudero
Yo era columnista en Radio Aries, donde hay dos columnas de opinión en las que lo mencioné y no le gustaron mis críticas. Me promovió una querella penal por calumnias e injurias en asuntos que son de interés público.
Se trata del Dr. Luciano Martini, quien es un juez del Tribunal De Impugnación, es un juez de superior instancia, es la máxima instancia penal. Se puede ir a la Corte solo por recurso de inconstitucionalidad pero lo que es aplicación del Código Penal, es la última palabra.
Es muy curioso esto ya que en el 2009, siendo yo senadora, se despenalizaron las calumnias e injurias cuando se tratare de asuntos de interés público. Es decir, una acción judicial por querellas e injurias en un asunto de interés público debería ser rechazado in limine porque digamos que no es penal. Lo único que queda en pie es una acción civil por daños y perjuicios, si se acreditara que se produjo un daño.
Esto es porque la reforma de 2009 del Código Penal fue en cumplimiento de una sentencia por la Corte Interamericana De Derechos Humanos en el caso Kimel, donde se ordenó a la Argentina modificar su legislación para alinearla con los estándares internacionales de derechos humanos. Y también la Corte suprema ha establecido que la jurisprudencia de la corte interamericana es obligatoria en todos los tribunales.
Es decir que el Código Penal dice que no es delito, la Corte Interamericana dice que no es delito, la Corte Suprema dice que no es delito y sin embargo parece que los jueces de Salta tienen otro Código Penal.
Porque la querella
En noviembre de 2019 el juez Martini separa a la fiscal Simensen de Bielque, quien era la fiscal de Derechos Humanos en ese momento. Investigaba al policía Mamani que estaba armando una causa en contra de un joven en J.V. González, Luciano Diez.
Se lo vio por las cámaras de seguridad en maniobras que se pudo conocer que estaba armando una causa en contra del joven. La fiscal cuando investigaba descubre que un auxiliar fiscal, Sergio Dantur, le anticipaba al policía los movimientos de la investigación. Esa era la punta de un iceberg porque esa confianza entre el auxiliar Dantur y ese comisario, obviamente venía de otras causas. Entonces la fiscal se estaba metiendo en algo complicado. El juez la separa.
Como el juez no tiene potestad para separar un fiscal, quien puede separarlo es el procurador general –que es el jefe de los fiscales– lo que hace el juez es pedir que se la investigue a la fiscal como si hubiera cometido un delito; y como la fiscal “es sospechosa de cometer un delito” se la separa.
Yo reaccioné fuertemente en mi columna de opinión contra el juez que la separa porque obviamente estaba aniquilando una investigación que podía ser muy importante.
Entonces pensé: “este policía Mamani es el mismo que en el caso de las jóvenes francesas de 2011, había plantado unos casquetes de balas en el Mirador de San Lorenzo”. Ese es el lugar donde encuentran los cuerpos y tres días después plantó un arma que correspondía a esos casquetes en otra causa de otro juzgado; y después ese arma es introducida en el caso francesas para armar la causa contra Daniel Vilte Laxi. Todo ese armado de la causa y plantado de prueba salió a la luz durante el juicio oral en el año 2014.
Yo hice mi investigación, publiqué un libro y ahí está todo. En 2018 cuando estoy escribiendo mi tesis averiguo donde esta este policía Mamani que plantó pruebas y me sorprendió ver que había ascendido a subcomisario y asistía a los fiscales de narco-criminalidad. En 2019 lo encontramos plantando pruebas nuevamente y ya ascendido a comisario.
No solo hay un policía complicado sino que hay una protección policial y judicial a este policía. Era una causa de machismo interés público, tapa de todos los diarios. Yo reaccioné muy fuerte con mi columna y me querelló.
Vinculo a Mamani con el caso francesas y entonces veo que también fue el juez Martini uno de los dos jueces que condenó en segunda instancia a Santos Clemente Vera después de haber sido absuelto en el juicio oral. O sea que Vera fue encarcelado por tres años sin que hubiera elementos de prueba en su contra.
Sorpresivamente en enero de 2016 estando Vera en libertad es condenado a prisión perpetua, es decir de absolución a prisión perpetua con las mismas pruebas y con la gravedad y el avasallamiento de los principios constitucionales de que el tribunal de impugnación ni siquiera le miró la cara, es decir que nadie puede ser condenado sin ser oído.