La jueza de Garantías Claudia Puertas dictó la prisión preventiva para el sujeto acusado provisoriamente como autor del delito de homicidio simple. Esto permite aseverar la inocencia material e intelectual del periodista Gustavo Vaccarella, a quien se lo señaló desde un principio como el responsable de la trágica muerte del joven Lautaro Ramasco. Foto: Prensa Poder Judicial
Dos días antes de la navidad, MUY CRITICO redactó y publicó un editorial titulado: “El caso Ramasco y el principio de inocencia”, donde se advertía como en Salta no será la primera vez y por desgracia la última, en la que se cercena el principio de inocencia. En esa nota de opinión se reflexiona puntualmente como el “prejuzgamiento feroz en redes sociales fue una clara violación al principio de inocencia, valor fundamental del sistema de Justicia, mucho antes que esta se expida en una investigación que recién está en curso”.
Quizás para el imaginario colectivo el tiempo que le llevó al fiscal Leandro Flores dilucidar mediante pruebas irrefutables que el conductor televisivo Gustavo Vaccarella no tuvo absolutamente nada que ver con el luctuoso suceso, puede haber sido un parpadeo para la morbosa platea que se regodeó ensuciando y prejuzgando a un ciudadano que tiene los mismos derechos que ellos.
Pero para quien padeció este auténtico ultraje debe haber sido un siglo. Máxime tratándose de una persona publica a quien lamentablemente la mayoría de sus colegas le dieron la espalda y cayeron en el facilismo de aunar fuerzas con la chusma, esa que pulula cobardemente en las cloacas de la redes sociales, escondida en el anonimato.
Es justo destacar otro eje fundamental –sin el ánimo de exacerbar la autorreferencia en la misma nota publicada el 23 de diciembre de 2024– en lo que hace al hecho de ESPERAR que la fiscalía trabaje y se expida con las formalidades del caso, en dilucidar qué fue lo que realmente le sucedió a Lautaro Alberto Ramasco.
“…mientras cocinan a tiros como en la popular serie El Juego del Calamar a Vaccarella, la fiscalía investiga un caso que debe ser esclarecido con toda la seriedad y trasparencia posible, por respeto a la memoria del fallecido, su familia y sus seres queridos; y luego para que la ciudadanía conozca la verdad de los hechos”, reza el cierre de aquella nota.
Pedido de prisión preventiva para el “trapito”
Un mes y cinco días después la Justicia de Salta en una audiencia flexible y multipropósito fijada donde las partes fundamentaron sus respectivos pedidos, el fiscal interviniente Leandro Flores, solicitó se imponga la prisión preventiva al imputado; mientras que la defensa ejercida por Jorge Bonetto pidió la libertad con medidas sustitutivas de su defendido, y la calificación legal por la que se encuentra detenido, entendiendo que en el supuesto accionar del joven no se encontraría el dolo necesario para un homicidio simple.
Además el parte de prensa del Poder Judicial oficializando la novedad consigna que, el hecho tuvo lugar el 9 de diciembre pasado cuando el auto que conducía Lautaro Alberto Ramasco chocó contra un guard rail en la avenida Tavella, frente al estadio Martearena. Ese día el hombre de 32 años fue trasladado al Hospital San Bernardo en código rojo y falleció luego de ser intervenido quirúrgicamente el 14 de diciembre por un traumatismo encéfalo craneano.
De la investigación surgió que al momento del accidente las cámaras de seguridad captaron a dos limpiavidrios que estaban peleando en el carril contrario, y cómo uno de ellos hizo ademán de levantar algo de la vereda y arrojárselo al otro, que se agachó. Testigos refirieron que la ventanilla del lado del conductor presentaba un agujero en el vidrio.
El recorrido del auto de Ramasco fue seguido por diferentes cámaras de seguridad que mostraban una conducción normal y un pleno control de sus movimientos hasta el momento en que una piedra (que luego encontraron en el interior del vehículo) impactó del lado izquierdo primero en la ventanilla y luego en la cabeza del hombre, y que sería el elemento responsable de la pérdida de dominio y posterior colisión.
Testigos pudieron identificar a los dos “trapitos”, uno de los cuales fue señalado por las pruebas como el que habría arrojado la piedra.
“La invasión de los idiotas”
No hace falta agregar más a un hecho lamentable donde una vez más el enanismo intelectual de la ciudadanía queda evidenciada, donde incluso algún iluminado se tomó el trabajo –vaya que hay que tener tiempo para el ocio– de analizar el lenguaje corporal de Vacarella y concluir que el periodista era “culpable” del “homicidio” de Ramasco; más el agravante de vergonzosos mensajes que alababan la delirante ocurrencia. Eso entre un sinfín de delirantes conspiraciones que incluían a matones del Bingo de la Liga y apaleando a Ramasco dentro de su automóvil, por el solo hecho de que había tenido una aventura romántica con la madre de los hijos de Vaccarella.
Como conclusión final del lamentable episodio y a la espera que la Justicia complete el excepcional trabajo que inició la fiscalía, quien esta vez estuvo a la altura de las circunstancias, incluso trabajando en feria sobre unas 600 fojas; no queda más que citar al extraordinario semiólogo, Umberto Eco, uno de los pensadores más destacados del siglo XX, quien dijo: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”.