MÁXIMO THOMSEN: PATRAÑAS Y LLORISQUEO

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Pusieron a hablar al psicópata que le dejó marcada la zapatilla en el cráneo a Fernando Báez Sosa. La señal TN envió a un periodista a entrevistar al violento asesino quien lloró como una niña ensayando un burdo acting de arrepentimiento. “Después de la pelea solo quería comer e irme a acostar”, dijo el bestial sujeto entre lágrimas.

Tras la bestial faena que encabezara Máximo Thomsen aquel trágico 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, Provincia de Buenos Aires, el estigma con el que se tilda de violentos a quienes practican el rugbier, quedó marcado para siempre. Hasta el exrugbier argentino Serafín Dengra (entre otros) quien se desempeñaba como pilar y fue internacional con los Pumas de 1982 a 1989; salió por entonces a explicar que los principios de ese deporte no son los que esa manada de bestias mostró al país entero en aquella verdadera ejecución pública.

“Fui a la casa a cambiarme porque estaba cerca y tenía hambre. Siempre después de salir me da ganas de comer”, dijo sobre lo que hizo tras abandonar la cuadra del boliche Le Brique, Maximo Thomsen ante las cámaras de TN.

“Quería estar más cómodo, tenía rota la camisa, estaba impresentable. De la sangre en la zapatilla no me di cuenta. Las dejé, me puse las ojotas y salí”, detalló el incalificable sujeto que hoy por hoy purga una pena de 35 años a la sombra.

“Fuimos a comer. Le dije a Lucas (Pertossi), que también tenía hambre. Íbamos siempre. Salí, hubo un problema, una pelea y nos fuimos a comer para después dormir y empezar otro día”, relató.

“Los policías me empiezan a hacer preguntas, qué había uno más, que esto era grave, una pena de 25 años, de 20… Y me empecé a asustar, me temblaban las piernas y di un nombre que no lo podían vincular a nosotros, alguien nada que ver. Tiré un nombre por tirar, no porque tenga algo contra él. Esperaba el momento para pedirle disculpas, me arrepiento ciento por ciento”, dijo entre lágrimas y balbuceos.

“Les dije que me digan qué hice porque no me acordaba. Sé que me metí y pegué, pero no me acuerdo. Yo quería la verdad porque me iba a venir a ver mi mamá y le quería contar. A ella siempre le dije la verdad, porque no me gusta mentir”, indicó el espantoso sujeto mientras hilaba mentiras tras mentiras.

Sobre el abogado Tomei, que los defendió a todos hasta el juicio, aunque ahora tanto él como Matías Benicelli son representados por otros letrados, destacó: “Creo que las familias, como él era un abogado conocido en Zárate, concordaron que era lo mejor. A nosotros nos dijo: ‘Esto es simple, en 15 días se soluciona, ya hablé con la fiscal; esto es un homicidio en riña y agresión y se van a su casa’.

“Siempre quise pedirles perdón, pero sé que el perdón no es suficiente… Lo único que puedo decir es perdón, perdón y perdón y que ojalá descanse en paz y puedan encontrar paz en el corazón. No pido que me perdonen porque sé que si estuviese del otro lado, capaz, que pensaría igual ellos. Solo que sepan que lo que dicen que paso no es así, es distrito”.

Por su parte el asesino siguió ensayando en su tertulia el acting del arrepentimiento: “Estuve ahí, participé y le pegué, pero nunca quise que pasara algo así”, dijo. Y agregó sobre el momento en que golpean a Fernando frente al boliche Le Brique de Villa Gesell esa madrugada del 18 de enero de 2020: “Yo solo recuerdo que entré pateando (a la pelea). Yo no me quiero esconder de lo que pasó, quiero que nos culpen por lo que pasó, no por algo que dicen que pasó”. Fue luego de pronunciar esta frase que se quebró en llanto.