Lo dijo Franco Colapinto, tras bajarse de su innoble Alpine A525 y terminar 16 en Singapur. Muy frustrado y disconforme con el resultado, pero afirmado en la “interna” de Alpine y ganándole una vez más a su compañero. Foto: AFP
Franco corre en un auto mediocremente malo por no decir paupérrimo, en una era dominada por las cargas aerodinámicas y las decisiones empresariales. Aquello de bancar a pilotos valientes que se subían a bólidos que eran ataúdes con ruedas y al final cual gladiadores recibían el aplauso y el suspiro de las rubia europeas curvilíneas, quedó en un recodo del lejano siglo XX. Aquí se corre para sobrevivir en cada carrera y en cada curva parece que la continuidad se termina.
En esta F1 tiene más poder de decisión el auspiciante que más dinero pone por encima incluso de lo que pueda decir el mandamás del equipo. En la actualidad la categoría esta atravesada por una tecnología que ha determinado que el 25% del motor sea eléctrico y el resto a gasolina de octanaje regular para que nadie más muera asado como un pollo en un circuito, pero de seguro sentirá el calor de las críticas de la prensa cada vez que termine una prueba o una carrera sprint.
Franco llegó a la F1 y aterrizó a prueba en una escudería que lo mimó hasta que el sueño se terminó al llegar la noticia de que ese asiento sería ocupado por Carlos Sains Jr. Ahora debe lidiar con un cabrán corrupto y malvado como lo es Flavio Briatore, quien decidió desembolsar 25 millones de dólares para que el chico argentino pruebe una temporada en los lentos Alpine.
Un informe de LA NACION reflexiona en que las largadas en el circuito de Marina Bay son mágicas para Franco Colapinto. Desde la luz verde y en los 300 metros hasta la primera curva a la izquierda le había fabricado a Alpine un resultado para aplaudir. De decimosexto a decimotercero. Y el año pasado, arrancando desde la 12º posición con Williams, también se había sacado un conejo de la galera, situándose entre los primeros 10, al pasar a Alexander Albon, Carlos Sainz y Yuki Tsunoda.

Aquel avance de 2024 le había permitido rozar al final la zona de puntos, al terminar 11º. No iba a ser esta vez porque el Alpine no es un Williams. De poco iba a servirle dejar atrás en esta oportunidad a Lance Stroll (Aston Martin), Gabriel Bortoleto (Sauber) y Yuki Tsunoda (Red Bull), frenando justo por dentro en la primera curva.
¿Después qué? Después, con un Alpine A525 que poco da, aguantó lo que pudo. En una decisión que podría discutirse, el equipo le había montado neumáticos blandos para comenzar, mientras que, largando desde la calle de boxes, su compañero Pierre Gasly arrancaba con neumáticos medios. ¿Cuál iba a ser la estrategia adecuada? ¿Una parada, o dos? ¿A quién iba a favorecer, según las circunstancias, el muro de boxes?
Aguantar aguantar y aguantar, no había otra frente a verdaderos “perros de presa” persiguiéndolo con autos que a priori son más rápidos que su A525, como el Red Bull de Yuki Tsunoda, ylos Sauber de Nico Hulkenberg y Gabriel Bortoleto.
La nota firmada por Orlando Ríos, consigna que lo hecho por Colapinto poniendo garra y también donde aguantó Gasly, quien hizo la primera de sus dos paradas en la vuelta 25 para poner duros, había avanzado el francés en la clasificación hasta la posición 18ª, pero era un espejismo. Los estrategas de Alpine acabaron improvisando sobre la marcha. Vieron que el calzado medio que recibió en su primera parada (y que iba a ser única) Colapinto aguantaba bastante y se arriesgaron a que llegara con ese tipo de gomas hasta el final. A Gasly le sacaron ese compuesto y le instalaron el más duro para, en la segunda parada y en el giro 50, calzarle neumáticos blandos para unas agónicas 12 vueltas.
Al final, tras tanto trabajo y sudor, ambos pilotos terminaban más o menos donde habían comenzado. Colapinto 16º, luego de perder tres lugares en la vuelta 59 ante Stroll, Albon y Lawson, que habían parado para recibir gomas frescas. Y Gasly, era 19º.
En el corralito decía Franco: “No sé, una carrera muy frustrante. Le pongo mucha garra pero no sale nada y vamos muy despacio. Por momentos es inmanejable el auto… Mucha degradación, no entiendo bien por qué vamos tan lentos…”
Que ponía garra, era evidente, dadas las correcciones con el volante que se veían en la cámara embarcada. El coche, que no quería obedecer a pesar de plantear batalla, tuvo que dejar pasar a Isack Hadjar en la ronda 25. Ante un Racing Bulls, poco tenía para discutir, y así fue como el franco argelino se alejó para al final acabar 11º.
Colapinto hizo durar su goma media nada menos que 47 vueltas. Solo Carlos Sainz, largando por detrás de su Alpine con un Williams que era como mínimo medio segundo más rápido por vuelta, lo superó pasando del compuesto medio, con el que comenzó, al blando en el giro 50. Quizás esa habría sido la estrategia correcta y no la de comenzar con el calzado blando. A Colapinto, aunque se quejaba, le sobró ritmo, pero al auto, le faltó.
Alpine había pensado en una estrategia de dos paradas para Colapinto, pensando en que se vería favorecido por un coche de seguridad que este año, insólitamente, no se produjo en Singapur.
Aún con los neumáticos desfalleciendo, Colapinto pudo aguantar los embates de Hulkenberg, quien hizo un trompo intentando pasarlo. El argentino, cuidando sus neumáticos, según Hulkenberg frenó anticipadamente en una curva y para esquivarlo, el alemán casi se da contra los muros. Con el calzado duro que instaló en su única parada en la vuelta 14, el Sauber del brasileño Gabriel Bortoleto estuvo a punto de atacarlo pero no lo consiguió, quedando 17º.
Ni el experimentado y capaz Gasly pudo lograr algo con su estrategia de dos paradas, medios, duros, blandos. Incluso en las últimas vueltas, con los neumáticos frescos de mayor adherencia, no pudo capitalizar la ventaja potencial de 5 segundos por giro que en algún momento mostró pero que se diluyeron al acercarse a quienes le precedían.
Gasly declaraba: “Una carrera frustrante, aburrida. Para mí los dos últimos fines de semana han sido terribles. Creo que los próximos circuitos estarán mejor adaptados a las características de nuestros coches.” En Bakú se había salido de pista en la Q1 y largado 18º. Para colmo, en Singapur otra vez Colapinto lo superaba en la clasificación sabatina y las posibilidades del argentino de imponerse en la selección interna que tendrá que hacer el equipo de un compañero para Gasly ya se acerca a la definición.
Esa “interna” terminará de resolverse muy probablemente durante el periplo americano y los resultados, del piloto, no del equipo, favorecen a Franco. Aunque, a modo de negociación con posibles sponsors y presión sobre el argentino, Flavio Briatore, el asesor ejecutivo que no estaba en Singapur, dice estar considerando todavía a sus pilotos reservas, Paul Aron y Jack Doohan.
Preparativos sin resultados
Pero también hubo algunas escenas particulares dentro de Alpine antes de la carrera. Eran las 4 de la tarde del domingo cuando apareció en la calle del paddock un sonriente Paul Aron. Prolijo pantalón vaquero y la camiseta rosada de nueva edición del equipo. El ramo de flores celestes que llevaba apretado contra su pecho para protegerlo de la lluvia que comenzaba a caer no le pegaba para nada con su aspecto de adolescente rockero. Cuando se disponía a entrar al hospitality de Alpine donde ya estaba su otro rival por la plaza de Colapinto, Jack Doohan, un mecánico del equipo lo paró para saludarlo.
“Te va a hacer falta algo más que un ramo de flores para convencer a Flavio”, le dijo sonriente. Los que estaban cerca y el mismo Aron se rieron. Briatore no había aparecido en Singapur. Adentro, en la primera planta del hospitality convertido en cuartel general para pilotos e ingenieros, Colapinto y su equipo planificaban la estrategia.
Ni el experimentado y capaz Gasly pudo lograr algo con su estrategia de dos paradas, medios, duros, blandos. Incluso en las últimas vueltas, con los neumáticos frescos de mayor adherencia, no pudo capitalizar la ventaja potencial de 5 segundos por giro que en algún momento mostró pero que se diluyeron al acercarse a quienes le precedían.
Gasly declaraba: “Una carrera frustrante, aburrida. Para mí los dos últimos fines de semana han sido terribles. Creo que los próximos circuitos estarán mejor adaptados a las características de nuestros coches.” En Bakú se había salido de pista en la Q1 y largado 18º. Para colmo, en Singapur otra vez Colapinto lo superaba en la clasificación sabatina y las posibilidades del argentino de imponerse en la selección interna que tendrá que hacer el equipo de un compañero para Gasly ya se acerca a la definición.
Esa “interna” terminará de resolverse muy probablemente durante el periplo americano y los resultados, del piloto, no del equipo, favorecen a Franco. Aunque, a modo de negociación con posibles sponsors y presión sobre el argentino, Flavio Briatore, el asesor ejecutivo que no estaba en Singapur, dice estar considerando todavía a sus pilotos reservas, Paul Aron y Jack Doohan.
Preparativos sin resultados
Pero también hubo algunas escenas particulares dentro de Alpine antes de la carrera. Eran las 4 de la tarde del domingo cuando apareció en la calle del paddock un sonriente Paul Aron. Prolijo pantalón vaquero y la camiseta rosada de nueva edición del equipo. El ramo de flores celestes que llevaba apretado contra su pecho para protegerlo de la lluvia que comenzaba a caer no le pegaba para nada con su aspecto de adolescente rockero. Cuando se disponía a entrar al hospitality de Alpine donde ya estaba su otro rival por la plaza de Colapinto, Jack Doohan, un mecánico del equipo lo paró para saludarlo.
“Te va a hacer falta algo más que un ramo de flores para convencer a Flavio”, le dijo sonriente. Los que estaban cerca y el mismo Aron se rieron. Briatore no había aparecido en Singapur. Adentro, en la primera planta del hospitality convertido en cuartel general para pilotos e ingenieros, Colapinto y su equipo planificaban la estrategia.