EL COMERCIAL MÁS FAMOSO DE LA HISTORIA

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Por su trascendencia, por la época en que apareció y por la bisagra que significó para las generaciones venideras aquel comercial de Macintosh durante el tiempo “muerto” del Super Bowl es sin dudas el más emblemático comercial de todos los tiempos.

El 22 de enero de 1984 durante un tiempo muerto del tercer cuarto del Super Bowl XVIII, apareció un anuncio de la computadora personal Macintosh 128 K de Apple. En realidad, más que una simple publicidad era una declaración de guerra por parte de Steve Jobs contra los CEOs de IBM.

Ese día la modesta compañía Aplle computer desafió a IBM y lo hizo con esta publicidad donde tildaba al gigante de las computadoras como el Gran hermano que adoctrinaba a las tristes almas del capitalismo furioso. “Una serie de imágenes que muestran un futuro distópico de escenarios grises por los que circulan caminando al paso hombres de piel gris, cabezas rapadas y vestidos con uniformes grises”, relata de forma impecable Wikipedia.

Claramente el «Gran hermano» o Big Brother es una representación de IBM, interpretado por David Graham. El video fue dirigido nada más ni nada menos que por Sir Ridley Scott, quien había filmado la primera película de Alien, titulada “El octavo pasajero”.

Actualmente se paga cuatro millones de dólares por un anuncio de 30 segundos en el Super Bowl.

La voz del capitalismo

Hoy celebramos el primer glorioso aniversario de las Directivas de Purificación de Información. Hemos creado, por primera vez en la historia, un jardín de ideología pura donde cada obrero puede florecer a salvo de las plagas que proveen de pensamientos contradictorios. Nuestra Unificación del Pensamiento es un arma más poderosa que cualquier flota o armada sobre la tierra. Somos un pueblo con una voluntad, una resolución, una causa. Nuestros enemigos hablarán entre sí hasta su muerte y nosotros los sepultaremos en su propia confusión. ¡Nosotros prevaleceremos!

Es lo que dice el perverso ´Gran hermano´ del anuncio de Jobs, cuando de pronto aparece una sensual heroína interpretada por Anya Major con pantaloncitos cortos rojos y es perseguida por los policías.

La atractiva blonda se detiene a mitad del pasillo y comienza a girar el martillo para arrojarlo contra la pantalla sin que los policías que la persiguen puedan impedirlo. Cuando el martillo impacta, ésta explota y la cámara recorre las filas de hombres sentados que miran boquiabiertos. Una gran metáfora de la rebeldía con la que Jobs percibía la vida y los negocios.

Una declaración de guerra

El comercial es semióticamente perfecto. Una escultura tallada a mano desde la mente rebelde de Steve Jobs, quien sabía que una guerra con IBM era inevitable. En 1981, IMB lanza al mercado la PC o Personal Computer, entrando de lleno en el mercado de las computadoras hogareñas.

El producto de IBM era realmente malo, pésimo técnicamente hablando. Este cacharro presentado por el gigante de la informática era un modelo 5150, traía en su interior un chip Intel 8088 y una memoria de 16 Kb.

Era el producto por excelencia para competir con la exitosa Apple II, que había aparecido en 1977 con 16 y 48 KB de memoria RAM, ampliable a 64 KB. Apple II había evolucionado en 1982 con una memoria ampliable a 128 Kb.

Lo que ignoraba Steve Jobs y su equipo de expertos era que había mucha gente interesada en ayudar a IMB a mejorar su horrible monstruo. Una de esas personalidades era Bill Gates, quien ya le había vendido el sistema operativo DOS, pero que ya, en esos años el entorno grafico de usuario era el nuevo chiche de estos ordenadores caseros pero elegantes. En el caso de Apple muy elegantes.

El comercial

Tanto el guion como la idea traducen la furia empresarial de Steve Jobs, un hippie que había mamado toda la cultura de los 60 y las drogas acidas, consumidas en los campos de manzana con sus amigos fruticoltores.

El contraste entre “gris adoctrinado” y “color rebelde” son las claves para comprender la estrategia de Apple computers. Esas largas filas de hombres grises no son más que el oscuro capitalismo que sirve al gran rey tirano de las corporaciones que maman la teta del gobierno y chupan la sangre de los alienados que regresan a sus miserables vidas después de pasar el turno rutinario en las humeantes e inhumanas fábricas que describía Marx.

La chica en colores vivos y exaltantes, con su pantaloncito rojo es el fuego de la rebeldía que viene a “romper” con el status quo. Ese orden establecido que era en realidad el final de una época y el comienzo de una nueva. La computadora era para los jóvenes rebeldes y no para los gobiernos y las grandes empresas.

Belleza más rebeldía. Arte y libertad. Son los valores que Steve Jobs le insufló a aquel comercial, el cual era un elegante grito de guerra contra el gigante. “David” desafiaba a “Goliat” en el Super Tazón. Eso se llama revelarse contra el mundo para cambiarlo. Eso se llama saber hacer un show para vender.

Después de aquella guerra comercial nada volvería a ser igual. Apple rompió con un paradigma, desafió los límites y a sus enemigos, aun los que estaban ocultos y los que habían sido aliados. No solo Bill Gates tenía planes. Todos los piratas y fabricantes del Valle del silicio quería venderle al más grande, y el ganador finalmente fue el que se convirtió en el nuevo gigante. Ese fue Apple, después de este comercial. Pero no por este comercial.

Fue el gran ganador por que se juntaron Lennon y McCartney, es decir Jobs y Wozniak, y sacudieron al mundo.

Aunque Apple cayera unos años después y luego se levantara de entre sus cenizas gracias al mismo Bill Gates, quien no pudo rechazar una oferta hecha por Steve Jobs, era pertinente conocer ese otro episodio. Para cuando Jobs fue obligado a caminar por la tabla de su propio barco y luego lo echó la junta por insoportable y megalómano, Apple estuvo a solo 90 días de la quiebra.

Ese 22 de enero de 1984 era el momento justo para la declaración de guerra. Fue cuando el futuro se comenzaba a escribir, ya no con tinta en un papel, sino con bits en las memorias de las computadoras, las cuales unos años después cambiarían las vidas de las personas de todo el mundo para siempre. El futuro había comenzado.