Bettina Romero fue lo peor que le pudo pasar a la Ciudad de Salta pero no fue suficiente con su pavoroso paso por el ejecutivo municipal para llegar a lo que llegamos. A saber, calles destrozadas por el descuido de pretéritas administraciones; contaminación sonora hasta un límite insalubre; basurales a cielo abierto; trafico automotor insufrible a cualquier hora del día convirtiendo al casco céntrico en un manicomio. Y como si todo ello fuera poco, una deuda de 3.500 millones en la Municipalidad.
Como se dice habitualmente tras el paso de algún político que pasada su administración deja un tendal tras su paso: “Cada pueblo merece los gobernantes que tiene”. ¿Será el fin del romerato en Salta o solo se trata de otra tragedia política? El caso es que la ciudad presenta un estado alarmante.
Quizás haya llegado el final para la carrera política de una familia poderosa que ha perdurado en el poder desde la vuelta de la democracia, con Don Roberto como primer gobernador tras la dictadura; los 12 años de “Jucaro” y finalmente la aventura de Bettina Romero al frente del ejecutivo municipal que dejó a la ciudad en muletas y con un pasivo monstruoso.
¿Por dónde comenzar?
La deuda, el pasivo. En una entrevista a Agustina Agolio, secretaria de Gobierno de la gestión de Emiliano Durand, manifestó con respecto a este tema que “quedó en tres mil quinientos millones el número. Veremos después, porque empiezan a surgir cada vez más. Como base ese era el número. Tenemos que tratar el tema con cuidado, porque cada vez suben más proveedores, gente que no tenían iniciado el expediente y que le deben”, dijo.
En aquella entrevista obviamente que también se refirió al estado deplorable de las calles. “Vemos una ciudad detonada y es un tema que hay que cerrar de alguna forma, las calles no pueden quedar rotas”.
Como si este pasivo no fuera suficiente parece ser que nadie va a explicar que pasó con los 75 millones que pagó Bettina a dos consultoras de Buenos Aires. Ni Agustina Gallo ni Valeria Capisano explicaron jamás que pasó con esos fondos. Fueron citadas al Concejo Deliberante y nunca dejaron claro que pasó con semejante gasto que salió del aporte de los salteños.
La Jefa de Gabinete y de la Secretaria de Prensa de la Municipalidad de Bettina nunca aclararon el pago millonario efectuado a diferentes consultoras, pero todas relacionadas a una misma persona, Gustavo Buchbinder.
La pesada herencia
Antes de terminar la semana el jefe de Gabinete, Juan Manuel Chalabe, manifestó una vez más que recibieron un municipio quebrado y que tienen un plan de austeridad para llevar a cabo la gestión. Parece un lugar común pero con un “municipio quebrado”, Chalabe para dejó en claro que habrá que “establecer prioridades”.
Pero no todo es tan grave como se ve tras el huracán Bettina, ya que la nueva administración cuenta con una “ventaja” si se quiere sobre la anterior. La relación con el Concejo Deliberante durante los cuatro años de la Dra. Romero estuvo absolutamente quebrada; mientras que Durand y Chalabe han establecido al menos a priori un puente de relación donde hay dialogo.
En tanto el jefe de gabinetes manifestó que “cuando los trabajadores municipales trabajan con recursos y maquinarias nuestras, es más económico. Desde el día uno, los trabajadores de la Planta Hormigonera están trabajando en las calles”, aclarando que “la gente nos pide arreglar las calles que tiene un total abandono”.
Los otros desafíos
En la década de 1980 entrar al centro de la ciudad de Salta era un auténtico placer; hoy en día es una pesadilla, un manicomio a cielo abierto de bocinazos y taxistas que se bajan de sus vehículos a intercambiar puñetazos por el paso en una esquina.
Pero claro que cabe una aclaración antes: para 2010 el parque automotor en Salta había crecido el triple. Ni hablar de la cantidad automóviles que circular actualmente; y las motocicletas sin caño de escape.
Dicho esto aún es difícil imaginar una ciudad del primer mundo con los problemas que presenta Salta, aun siendo turísticamente hablando una de las con más visitantes extranjeros. Algo preocupante e ilógico ¿Cómo es posible que una de las ciudades con más turismo nocturno en el mundo tenga un caos vehicular a cualquier hora?
Basta de ruido
No existe una sola motocicleta en Salta que no tenga alterado al caño de escape. Es una rareza encontrar una con el silenciador en su estado normal. Parece un tema cultural y una “obligación” meter un ruido infernal y alterar los ánimos de quienes circulan por la ciudad.
Desde enero que la Municipalidad de Salta refuerza los operativos de control, prevención y concientización en distintos puntos de la ciudad, especialmente en aquellos lugares de amplia circulación de vehículos. En el municipio capitalino rige una normativa que establece sanciones para quienes circulen con vehículos con escape deficiente o circular con vehículos que producen ruidos innecesarios que establece una multa graduable entre cuarenta (40) a ochenta (80) unidades dice la Ordenanza vigente.
Resultó que un decibelímetro digital TES 1350 A, un medidor de amplio rango con función de registro de datos y muy fácil de utilizar, donde se midió motos 35 a 100 db con una tolerancia de 10 a 15 db.
En el municipio capitalino rige una normativa que establece sanciones para quienes circulen con vehículos con escape deficiente o circular con vehículos que producen ruidos innecesarios que establece una multa graduable entre cuarenta (40) a ochenta (80) unidades dice la Ordenanza vigente.
Como se ve los desafíos son muchos y difíciles, pero con voluntad política todo se puede. Solo el tiempo lo dirá.