La película basada en la novela de Pablo Vierci está disponible en Netflix desde el 4 de enero y no para de cosechar elogios. Nando Parrado o Carlitos Páez Vilaró halagaron largamente el film por su novedoso planteo argumental y la óptica de cada uno de los sobrevivientes. Se trata de la película más cara de la historia del cine español y el elenco está formado casi en su totalidad por argentinos.
Con la dificultad que representa condensar 72 días de la mayor historia de supervivencia del siglo XX en poco más de dos horas ya era una tarea difícil pero J. A. Bayona lo logra y de forma excepcional. Además de que la comparación con su antecesora “Viven” de 1993 es inevitable produciendo un grosero contraste, que más allá de las nuevas técnicas de filmación, la dirección del español es encomiable.
“Realmente logró meternos otra vez en el fuselaje del avión”, dice Nando Parrado sorprendido y satisfecho de que semejante épica del espíritu humano por fin pueda verse en pantallas de cine y ahora en streaming, 51 años después, logrando un clímax que roza la perfección.
La historia es harto conocida para aquellos que vivieron sus años de juventud durante las décadas de 1970 y 1980; pero para los milennials es una agradable sorpresa “por cómo está funcionando”, según indica Ballona en varias entrevistas. “Al no conocer la historia y tratarse de personajes con un promedio de 20 años, esto hace que les impacte más”, explica.
La tragedia y el milagro
Ocurrió el 13 de octubre de 1972 cuando un avión Fairchild FH-227D se estrelló en la cordillera de los Andes, en la frontera entre Argentina y Chile, debido a un grosero error de navegación aérea por parte del piloto. La aeronave transportaba a 40 pasajeros y 5 tripulantes, incluidos 19 miembros del equipo de rugby Old Christians Club, junto con algunos familiares, simpatizantes y amigos.
El avión había despegado del aeropuerto de Carrasco, en Montevideo, Uruguay, con destino al aeropuerto de Santiago, Chile. La travesía se llevó a cabo en condiciones climáticas adversas, con fuertes vientos y nieve. El avión se estrelló en la ladera de una montaña a una altitud de 4000 metros. El impacto del accidente mató a tres miembros de la tripulación y diez pasajeros. Los 27 sobrevivientes quedaron atrapados en la nieve, sin comida ni agua, expuestos a las bajas temperaturas y lograron sobrevivir durante 72 días, gracias a su ingenio y determinación.
El 13 de diciembre Nando Parrado y Roberto Canessa se calzaron 16 pulóveres, varios pares de pantalones, más toda la ropa que pudieron ponerse encima, y gracias a dos bolsas de dormir fabricadas con plásticos aislantes de los restos del avión por Carlitos Páez Vilaro, -quien tiene un cameo en la película como su mismo padre-, pudieron caminar 10 días y 10 noches y llegar hasta un cauce de rio donde los rescató un arriero, que luego dio aviso al ejército chileno.
Recién el 23 de diciembre de 1972, los sobrevivientes fueron salvados por un equipo de rescate chileno. El hecho fue un acontecimiento mundial que sigue inspirando a millones de personas incluso generacionalmente.
La óptica inigualable de Bayona
Corría 2012 y el director español se encontraba filmando “Lo imposible” cuando el libro de Pablo Vierci cayó en sus manos. “No podía parar de leerlo. Me dormía leyéndolo y al día siguiente me despertaba y seguía”, le contó al periodista Matías Martin en una entrevista.
La película le llevó más de 10 años financiar y poder llevar al Cine pero valió la pena ya que logró el clímax perfecto y sobre todo –según Parrado– cerrar la “grieta” entre sobrevivientes y familiares de los fallecidos. Lo hizo con un recurso extraordinario: poner a relatar la historia en voz en off a Numa Turcatti, el último que falleció en la montaña.
De esta manera logra dotar al metraje de un elemento casi onírico, donde las barreras de lo permitido se rompen de manera intrínseca, dándole al espectador la posibilidad de extender lo ilógico de manera tal que la historia se eleve a un nivel idílico perfecto.
Además de la utilización de los planos cortos y planos en picado que son fundamentales para dimensionar la inmensidad de la cordillera, a la cual casi le da entidad del personaje con el que se debe batallar, tal como Bayona lo plantea en “Lo imposible” con el tsunami.
Ni hablar de que a pesar de que Nando es el héroe por excelencia y que Parrado es quien lo acompaña a morir juntos en una épica del espíritu humano jamás vista, aquí el director aborda la historia más desde el punto de vista de lo homogéneo de un grupo donde todos tuvieron participación para poder motorizar la empresa más difícil de sus existencias, que es justamente eso, la preservación de lo más valioso que es la vida misma.