El termómetro es Punta del Este, ese destino soñado por aquellos argentinos que podían darse el lujo de estar una semana, ir con la heladerita a la playa y comprando todo en el supermercado, se ha convertido en algo imposible de llevar a la práctica ya que no están dadas las condiciones económicas para esa franja social argentina.
Cuando se paga un café a cuatro mil pesos, un choclo o un pancho cinco mil, una botellita de cerveza nueve mil y una cena de fin de año que oscila entre 300 y 400 dólares, está claro que se trata de un mundo lejano, imposible de alcanzar y donde la clase media argentina, definitivamente, no tiene lugar. Se trata de Punta del Este, ese destino donde muchos argentinos se dieron el lujo de ser elitistas al menos por unos días. En la actualidad ni siquiera se recibe dinero argentino en Uruguay.
La última vez que la clase media argentina tuvo protagonismo fue en los 90, cuando Menem y Caballo dibujaron una economía que nunca existió y donde el Peso Argentino valía un dólar.
“La pizza con champan” es solo un recuerdo y los pobres que se fueron a Miami y Brasil son parte de una época que al día de hoy nos resulta impracticable.
Un informe de CLARÍN que releva el ritmo económico de Punta del Este, advierte sobre como el argentino promedio ha tenido que ir bajando sus expectativas y terminar por desaparecer de un lugar donde solo los millonarios pueden ocupar sus lujosos hoteles o uno de los 160 departamentos de la Trump Tower, el flamante edificio de 25 pisos, que mira a la Brava y en el que un apartamento oscila en 1.5 millón de dólares.
El argentino de a poco fue perdiendo presencia en la ciudad balnearia top de Sudamérica. Hoy le disputan el trono los brasileños y va increscendo la presencia de norteamericanos y europeos, según consigna la nota del mencionado medio porteño que publica testimonios de lugareños y funcionarios que dan cuenta de la situación.
“A la clase media la fueron corriendo con elegancia y respeto, poniendo los precios por las nubes, como se hace todo en Punta…”, dice Iván, argentino, recepcionista de un hotel sobre la calle Gorlero.
“Llamativamente se han caído varias reservas para alquilar en esta época y para enero que ya estaban señados. No es algo que eso ocurra seguido en Punta, pero en la situación económica que se vive en Argentina, sumado al cambio de gobierno y a la suba del dólar oficial y del dólar tarjeta habrá que encontrar las razones”, expresa Tito Gattas, un operador inmobiliario.
De todos modos los argentinos ricos siguen pudiendo costearse unas vacaciones en Punta, pero si se habla de clases sociales, la nacionalidad ya no tiene mucho que ver en este contexto.
Pese a este panorama que deja fuera de acción a miles de turistas, el argentino sigue siendo el que mueve el amperímetro en Punta. Claro, es el argentino de alta gama. “La temporada va andar a tope, pero lamentablemente la clase media argentina no nos acompañará, al menos por un tiempo”, estima Rolando Rozenblum, presidente de la Cámara Empresarial de Maldonado.