“EL FENTANILO DIO MAL”

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Los chats revelan el caos en los laboratorios investigados. Los mensajes de Whatsapp entre empleados y directivos de Ramallo SA y HLB Pharma exponen irregularidades graves en la producción y manipulación del fentanilo.

Las conversaciones de WhatsApp que salieron a la luz en la causa del fentanilo contaminado muestran el detrás de escena en los laboratorios Ramallo SA y HLB Pharma Group SA. El material, considerado “explosivo” por la Fiscalía Federal 1 de La Plata, exhibe fallas graves en la fabricación, almacenamiento y control de medicamentos vinculados a la muerte de 96 pacientes.

El juez Ernesto Kreplak y la fiscal Laura Roteta sostienen que los chats son clave para imputar a diez detenidos, entre ellos el empresario Ariel García Furfaro, propietario de HLB Pharma, así como directores técnicos y personal de mantenimiento.

El “chat de empleados”

Los diálogos recuperados de los teléfonos de los acusados dejaron al descubierto un sistema de ocultamiento, improvisación y manipulación de registros. Lejos de aplicar normas estrictas, los trabajadores reconocen que recibían de antemano el aviso de inspecciones de ANMAT e INAME, lo que les permitía simular condiciones normales en las plantas.

Un informe del portal MDZOL revela que en uno de los intercambios del 8 de marzo de 2025, un empleado advierte: “Pudo haber explotado eso tranquilamente”, en referencia al almacenamiento de reactivos vencidos a la intemperie, bajo la lluvia y el sol.

La investigación también documentó que el lote 31.202, elaborado el 18 de diciembre de 2024, presentó fallas desde el inicio. El 26 de ese mes, un chat interno alertaba: “El fentanilo dio mal, hay que repetirlo mañana”.

La trazabilidad tampoco resistió el análisis. Los registros de control —los llamados batch record— fueron confeccionados de manera retroactiva, incluso después de que se conociera el escándalo.

Más irregularidades en la producción de fentanilo

Aun cuando las muertes ya eran noticia nacional, los laboratorios retomaron tareas de envasado con ampollas plásticas no autorizadas, recurriendo a un etiquetado falso para completar lotes incompletos.

En otro diálogo del 25 de febrero de 2025 se reconoce: “Las unidades producidas se van a etiquetar con un lote viejo para completar ampollas faltantes”.

Los mensajes también reflejan una cultura de naturalización de las fallas. En mayo de 2024, cuando los primeros pacientes fallecían, el entonces director técnico Wilson Daniel Pons escribió: “La verdad que es lamentable lo de producción, hasta que no pase algo grave, parece que no van a escarmentar”.

Acusaciones formales

El Ministerio Público Fiscal detalló en su imputación que los laboratorios: intervinieron en la fabricación, distribución y venta de fentanilo adulterado; ignoraron múltiples advertencias de ANMAT e INAME; no retiraron del mercado los lotes contaminados; falsificaron documentación y usaron sellos oficiales sin autorización; expusieron a los pacientes a productos contaminados con bacterias multirresistentes como klebsiella pneumoniae y ralstonia mannitolilytica.

El caso, que involucra a dos laboratorios con facturación millonaria y distribución nacional, desnuda un entramado de desidia y prácticas riesgosas. Lejos de tratarse de errores aislados, los chats revelan un modo de operar: ocultar insumos vencidos, “dibujar” documentación, maquillar instalaciones y avanzar en la producción aunque los controles salieran mal.