Sin dudas la perlita de la sesión especial donde terminaron expulsando a Pablo López fue la errática alocución de la radical devenida a mileita, Laura Jorge, quien al momento de tomar la palabra recordó que a Emilia Orozco le hicieron una cacería humana. “¿Dónde están las feministas?” se preguntó; pero contrariamente a lo que dicta el sentido común tendría que haber remitido al feminismo del que tanto reniega su espacio político para defender a la víctima del imputado por violencia de género, Pablo López.
El hecho de haber referido a la figura de Emilia Orozco en el marco de la expulsión de Pablo López y ponerla en el lugar de una víctima de “cacería humana”, es un de por si un desatino total. Además de que la diputada nacional por LLA no es la víctima en esta crónica del desmadre libertario. En ese punto Laura Jorge acude al feminismo como si una urgente reconsideración de este colectivo fuera necesaria recién ahora, cuando los libertarios defenestraron toda forma de espacios en los que se condenó la violencia machista contra las mujeres.
Por cierto la misma violencia a la que Pablo López sometió a su víctima, una funcionaria del espacio de la concejal Jorge a quien el expulsado edil humilló dentro del circulo partidario al que la concejal pertenece, tanto ella como Orozco, quienes evidentemente sabían lo que sucedía y se callaron la boca porque “Pablo tenía una carrera prometedora”.
La hipocresía de Jorge llega al tope del tacómetro al ubicar a Orozco como la victima de ese espacio y no a la ex de López, quien se comía los sopapos y era obligada a tener sexo con otros hombres para satisfacer el morbo voyerista del irascible “Milhouse Van Houten” salteño.
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Como si con toda esa farfulla sin relación ni razón no fuera suficiente, acusó de “utilizar políticamente cuestiones penales gravísimas” y denunció que “se mancilló el nombre y honor de la víctima”; cuando lo que hubiera sido más noble de su parte –y de la banda de libertarios a la que pertenece– que en vez de preocuparse por el nombre de la víctima se hubiera ocupado de proteger su integridad física y su dignidad, mientras López le exigía el dinero de su sueldo y que la víctima tenía que rendirle mediante transferencias bancarias que ya constan en la fiscalía, ya que estaba bajo constante amenaza.
Lo de Jorge fue otra muestra de la vergonzante actitud que tuvieron todos y cada uno de los miembros de ese espacio político, mientras la victima atravesaba un martirio lo único que les importó fue el auspicioso futuro político de López, a quien una vez expuesto como el violento que es, lo echaron como a perro sarnoso de la libertad avanza versión Salta. Eso sí, sin antes intentar defenderlo mencionando conceptos como “principio de inocencia” y “falsa denuncia”, por parte de la “perseguida” por la prensa, Emilia Orozco.