Oliver Stone y el grito antibélico de ‘Nacido el 4 de julio’, un legado que sigue interpelando a Estados Unidos. Disponible en Amazon Prime Video, su mensaje, como la herida de Kovic, permanece abierto.
La frase, contundente y visceral, surgió cuando Oliver Stone fue interrogado sobre el propósito de su película Nacido el 4 de julio (1989). No era solo una metáfora: el director, veterano de Vietnam condecorado con el Corazón Púrpura, buscaba exponer las heridas físicas y morales de una generación sacrificada en nombre de una guerra absurda.
La película, protagonizada por un transformado Tom Cruise, narra la historia real de Ron Kovic, un marine que pasó de creer ciegamente en la propaganda anticomunista a convertirse en un símbolo de la resistencia pacifista, tras quedar paralítico por un disparo en Vietnam .
De la propaganda al infierno: la odisea de Ron Kovic
Kovic, nacido el 4 de julio de 1946 —fecha que Stone utiliza como ironía patriótica—, se alistó en 1964 inspirado por los discursos de John F. Kennedy. Pero en Vietnam, la realidad lo golpeó: participó en la masacre de civiles, mató por error a un compañero y, tras ser herido, regresó a un país que despreciaba a los veteranos.
Hospitales abandonados, alcoholismo y la crudeza de su parálisis —”una bala en la espina dorsal”, como dijo Stone— lo llevaron a México, donde otros excombatientes sobrevivían entre prostíbulos y resentimiento. Su viaje culminó en 1976, cuando denunció la guerra en la Convención Demócrata, tras publicar su autobiografía Born on the Fourth of July (1976), base del filme.
Stone, Kovic y la máquina de guerra
Stone, quien también combatió en Vietnam, filmó una trilogía para desmontar el mito bélico estadounidense (Platoon, Nacido el 4 de julio y El cielo y la tierra). Pero fue Kovic quien, desde su silla de ruedas, reveló la verdad incómoda: Vietnam no fue una “cruzada por la libertad”, sino un negocio imperialista.
“Nos usaron para vender armas y matar comunistas”, escribió. La película muestra cómo el gobierno ocultó las masacres y abandonó a los soldados, mientras fabricaba enemigos para justificar su industria militar.
Un legado incómodo
Hoy, cuando Estados Unidos celebra su Independencia, la historia de Kovic resuena como un alerta. Nacido el 4 de julio no solo le valió a Stone su segundo Óscar como director, sino que expuso la hipocresía de un sistema que glorifica la guerra y desecha a sus víctimas. “Quería que vieran el costo humano”, insistió el cineasta. La espina dorsal rota de Kovic sigue siendo, décadas después, una metáfora de las fracturas que nunca sanaron.