TOXICA Y LETAL

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El crimen que conmovió a España llega a Netflix en forma de serie y documental. “El cuerpo en llamas” y “Las cintas de Rosa Peral” son las dos propuestas con las que la plataforma presenta a la asesina del caso conocido como “el crimen de la Guardia Urbana de Barcelona”. Imagen: Netflix

Producto de un triángulo amoroso letal terminó asesinado en el interior de su automóvil, Pedro Rodríguez, un agente de 38 años cuyo cadáver carbonizado fue encontrado el 4 de mayo de 2017 en un coche calcinado cerca del pantano de Foix.

Albert López, Pedro Rodríguez y Rosa Peral forman el trágico triángulo amoroso que configura el caso que más conmocionó a España en los últimos años y que ahora llega a Netflix en dos propuestas inseparables. “El cuerpo en llamas” dirigida magistralmente por Jorge Torregrossa y Laura Mañá; y “Las Cintas De Rosa Peral” de los directores Manuel Pérez y Carles Vidal Novellas. Ambas brindan al público todas las perspectivas de una historia macabra y llena de rincones perversos de la mente de tres personas que cruzaron sus destinos y terminaron de la peor forma.

A saber, Rosa Peral fue condenada a 25 años de prisión, más 6 años por una figura que en Argentina se conoce como “agravado por el vínculo”. En España tiene otra denominación pero es idéntica, lo que llevará a que la condenada permanezca en prisión hasta cumplir los 61 años de edad.

Por su parte Albert López fue condenado a 20 años de prisión. La pregunta allí sería ¿porque si la justicia lo encontró co-autor le dieron 5 años menos que a Rosa? La respuesta es por la decisión del jurado que tuvo más votos que Peral de encontrarlo culpable.

Finalmente aparece Pedro Rodríguez, quien se llevó la peor parte ya que fue asesinado presuntamente a golpes, por ello la figura de alevosía para los asesinos, donde las pruebas mostraron que habia sangre en la bombilla de la luz y en las paredes, descubiertas con Luminol; y finalmente quemado en el maletero de su automóvil.

El crimen

El 4 de mayo de 2017 apareció un Volkswagen Golf calcinado con un cuerpo dentro. Solo por el número de serie de un tornillo en la columna de la víctima (propio de una intervención quirúrgica) se dieron cuenta los investigadores que se trataba de Pedro Rodríguez, un agente de 38 años de la Guardia urbana de Barcelona. Allí comienza la investigación que lleva a dar con Rosa Peral, su pareja.

Tras varios meses de cruces de llamadas, mensajes y toda la tecnología con la que cuenta la Justicia hoy en día, llegan a pruebas irrefutables de que en algún momento de los primeros días de mayo, Rosa Peral y Albert López planean asesinarlo con la inconfesa idea de deshacerse de Pedro.

Incluso la policía accede a la escena del crimen en casa de Rosa, donde se encuentran además de la sangre de la víctima, su teléfono celular desde donde Rosa se hizo pasar por Pedro para disimular el crimen.

La serie

La ficción protagonizada por Úrsula Corberó como Rosa Peral, la muestra como una ninfómana desenfrenada que no puede contener sus instintos perversos con tal de llevarse a hombres a la cama, uno tras de otro; y a veces en subsuelos de comisarias con compañeros a los que luego acusaba de acoso y en un caso puntual de cometer “pornoveganza”. De hecho ese caso la lleva a un proceso judicial cuando ya estaba procesada por el crimen de Pedro.

La serie aprovecha la sensualidad de Corberó –La casa de papel– para llevar a su grado máximo de perversión sus encantos, los cuales utiliza para seducir y humillar, convirtiendo cualquier relación en extremadamente toxica por parte de ambos. En el caso de Pedro (José Manuel Poga) es prácticamente un idiota obsesionado y toxico al que hay que sacárselo de encima.

Mientras que el actor Quim Gutiérrez como Albert López, lo muestran también “intoxicado” con la relación pero al ser policía como los otros dos, sabe mentir y disimular en algunas situaciones pero es igualmente fácil de manipular como Pedro.

Un apartado especial para la inapropiada e insoportable banda de sonidos, la cual desperdicia y empaña momentos claves, con baladas que nada tienen que ver con el clímax. Aunque las letras de esas canciones en “acento gallego” intentan relatar los momentos de manera totalmente desacertada. Quitando los soundtrack, podría considerarse al hilo argumental como excepcional, con oportunos flashbacks y a los 8 capítulos como altamente atrapantes.

El documental

“Las cintas de Rosa Peral” es el complemento perfecto para la serie. Allí vemos a la verdadera protagonista y no a la bomba sexual que personifica Úrsula Corberó. Eso ayuda a quitarse un poco al personaje de la impiadosa ninfómana y poder conocer a la Rosa real que sigue clamando por su inocencia a pesar de haber sido condenada.

Inicia con Rosa mirando a cámara hablando por teléfono y describiendo el linchamiento mediático que tuvo el caso, donde la prensa española cuenta con recursos suficientes como para destruir a alguien que cumple con todos los requisitos para formar parte de una historia muy rentable.

Por otro lado cuenta con imágenes del juicio, donde Peral responde al juez y a la fiscalía las preguntas, lo que aporta valor periodístico fundamental, lo que a su vez le da al público la oportunidad de valorar por fuera de los estereotipos y la moralidad de la condenada.

Lo que no se vio en Netflix

Según consigna el portal ESQUIRE, nadie vio como Rosa Peral mataba a su marido con ayuda de su amante, pero tampoco vieron cómo lo planeaba, lo que nos decían sus caras. Cómo con algún mensaje del móvil rescatado por la serie, intenta poner en pantalla todas las pruebas que el juicio aportó, pero hay una que es especialmente arriesgada.

Rosa Peral, la verdadera y no la que encarna Úrsula Corberó, tenía dos hijas pequeñas en la realidad y no una preadolescente como en la serie. En el juicio, la madrastra de las niñas quiso intervenir y realizó un polémico testimonio en el que parecía imitar cómo la mayor de sus hijas describía ver a Pedro la noche de su muerte.

El juez había prohibido que la niña testificase contra su madre por el propio bien de la menor. Esto, por supuesto, incluye que otra persona transmita ese testimonio en su lugar. Es decir, las supuestas palabras de la hija de Rosa se desestimaron, y siempre quedaron como la prueba más polémica de un ataque feroz contra la acusada, a veces tan amoral como imitar lo que supuestamente tu niña dice de ti. Todo con una madrastra, enemiga declarada de Rosa, de por medio.

Netflix, sin embargo, no puede evitar desaprovechar la ocasión de situar en pantalla a la niña muy cerca del escenario del asesinato. Decimos esto porque otro acierto de la serie es no filmar el asesinato en sí, pero sí todo lo de alrededor. Aunque en el juicio se intentó bloquear y quedó como un recurso amoral de la acusación, la serie sitúa a la hija de Rosa en el entorno de ese momento clave, considera un artículo de ese portal.