Se trata de Marina Jiménez, a quien ese desquiciado cuerpo deliberativo “distinguió” por su “aporte cultural”. Solo tres semanas después se conoció la sentencia que la condenó a 10 años de prisión tras abusar de su propio nieto. Pero resulta que los concejales de Madile viven en un universo paralelo donde esa causa no existía.
El fallo que condenó a la bailarina Marina Jiménez a 10 años de prisión por el abuso sexual agravado de su nieto sacudió a la abúlica sociedad salteña. No solo por el impacto que generó ver el derrumbe de una figura histórica del Ballet Salta, sino porque puso en evidencia el bochorno institucional en todo su esplendor desde el concejo capitalino que preside el porteño Darío Madile.
El impiadoso portal CAURTO PODER definió el patético episodio como “difícil de digerir”. Resulta que el Concejo Deliberante la había homenajeado hace apenas tres semanas, como si el caso jamás hubiese existido.
La sentencia contra la fundadora de una de las academias de danza más reconocidas del país cerró un proceso iniciado a partir de la denuncia del joven, quien relató los abusos sufridos durante su infancia. Su padre, Aníbal Jiménez, fue quien llevó adelante el reclamo penal y celebró el fallo. Poco importa si la condenada cumplirá prisión domiciliaria debido a su edad o ira a parar a una cárcel común. Lo que atravesó el hecho fue el reconocimiento que se le hizo en lo de Madile.
El papelón ocurrió el pasado 23 de noviembre, cuando el cuerpo deliberativo que capitanea el porteño millonario dueño de una las más fastuosas mansiones de Valle Escondido, entregó a Jiménez una distinción por su “invaluable aporte a la cultura, la danza y las tradiciones salteñas”.
La impulsora de semejante desatino fue la edil Elisea Sarapura de Juntos por el Cambio y aprobado sin objeciones por el resto de sus pares, quienes están allí cobrando sueldos millonarios para solucionarle los problemas a los vecinos y no para formar parte de estas payasadas con consecuencias funestas.
Cada vez se hace más evidente la decadencia de ese cuerpo deliberativo en lo que hace a la chatura intelectual y a la falta total de información con la que se mueven estos concejales, a quienes sin dudas no les interesa más que sentarse en esa fosa una vez a la semana, debatir acerca de temas pueriles que vinculan la dicotomía entre progres y fachitos con aspiraciones libertarias y cobrar sus suculentos sueldos, los cuales son superiores a los de cualquier profesional de la salud o de los docentes, por citar dos sectores muy castigados por la economía.
El testimonio de la victima
Emanuel Jiménez, actualmente de 31 años y con residencia en Buenos Aires, contó al medio Punto Uno que se animó a hablar de los abusos -ocurridos cuando era niño y adolescente- hace algunos años.
“No lo hice antes porque esta persona -por la bailarina y directora de ballet- me tenía manipulado y amenazado”, dijo.
Indicó que pudo salir adelante gracias al acompañamiento de su esposa e hijos. “Hoy siento que la vida me sonríe”, expresó.
