Continúa la lectura del tramo conocido como “la Camarita” con más confesiones y detalles sobre los pagos de los sobornos. Foto: La Nación
“Como tenía la oficina al lado de la de De Vido, se lo llevaba y lo dejaba en el baño. Eran carpetas que contenían sobres con montos que oscilaban entre 100 y 300 mil dólares”.
El extracto forma parte de un descargo realizado por el exsecretario de Obra Pública arrepentido José López, leído hoy al comienzo de la novena audiencia del juicio oral por los Cuadernos de las Coimas.
“De Vido estaba presente -siguió López- y me decía pasa, y se lo dejaba en el baño. Luego manteníamos una reunión en el escritorio. En el baño se dejaba sobre el lavabo o sobre la tapa del bidet. En algún lugar a la vista”.
Es uno de los muchos testimonios que por estos días se exhiben bajo la luz pública en el tramo del juicio oral conocido como la Camarita. Son declaraciones que describen la dinámica y los roles dentro del presunto sistema de recaudación de coimas durante los tres gobiernos del kirchnerismo.
Según LA NACION, de acuerdo con el testimonio de López, por caso, existía solo un puñado de empresas con acceso directo al exministro Julio de Vido y su mano derecha Roberto Baratta. Los pagos del resto de las firmas pasaban por Ernesto Clarens, el financista que oficiaba de intermediario.
“Efectivamente, recibía a las personas de esas empresas que traían el dinero”, ratificó Clarens en su descargo, leído hoy después del de López. “El dinero yo lo recibía, lo cambiaba a dólares donde cobraba una comisión por la diferencia de cambio, y se lo entregaba a José López”, precisó luego.
Uno de los imputados de mayor peso en este segmento de la causa -donde son juzgados más de 40 empresarios- es Carlos Wagner. “Las dádivas que entregara en la sede de la empresa eran con dinero propio, generalmente en pesos y el monto es muy difícil de saber porque varía mucho… es una cuenta muy difícil de hacer”, dijo el empresario, que presidió la Cámara Argentina de la Construcción durante gran parte del período.
“Los montos entregados al Sr. Clarens no guardaban una proporción con el monto del contrato y eran variables. Este sistema de pagos se mantuvo con vaivenes al menos hasta el año 2011. Los pagos fueron siempre realizados con dinero personal y la mayor parte de ellos fueron en pesos”, agregó en su declaración, repasada hoy en la audiencia.
Wagner es el único empresario acusado de integrar la presunta asociación ilícita que habría liderado la expresidenta Cristina Kirchner.
La audiencia se abrió con un descargo suyo, en el que además de negar los hechos, la expresidenta sostuvo que la causa era una “movida judicial sin pruebas”, diseñada para perseguirla, como resultado de un “ensañamiento” en su contra.

También se sobrevolaron algunas declaraciones con pequeñas semblanzas acerca de la personalidad de los implicados. De López, por caso, se dijo que era un “maltratador”.
“López es una persona desequilibrada, mala en el trato, te bastardeaba y te denigraba. Era un tipo que te insultaba delante de la gente, insufrible”, describió Sergio Pasacantando, exgerente de Administración de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV). “Era un vehemente, te puteaba. Era mejor no decirle nada”, completó el exfuncionario.
En su declaración como arrepentido, en la que brindó detalles sobre los bolsos, López contrastó aquellas declaraciones de Pasacantando al afirmar ser una persona de “perfil bajo, que no ostentaba su cargo”.
Sobre el financista Clarens, por caso, el exfuncionario Sandro Férgola sostuvo que era una persona “amable y entradora”, aunque los empresarios lo vieran como un “extorsionador”, cuyas exigencias de dinero eran “muy firmes”, al decir de Hugo Dragonetti, de la firma Panedile.
“[Clarens] habló con claridad y nos informó, de manera escueta, concreta y contundente, que para poder cobrar debíamos ´devolver´ el 3 % de todo lo que se nos pagara, ´sí o sí“, dijo en su descargo Gabriel Pedro Losi, hijo del empresario Luis Losi.
“Finalmente, decidimos que no podíamos hacer otra cosa [más] que claudicar y comenzar a atender, dentro de las posibilidades financieras de mi padre, el pago que se nos exigía -siguió Losi- A partir de esta decisión, que adoptamos en forma privada […] personalmente hice entregas de dinero a Clarens, en sus oficinas. Por obvias razones, no tenemos registro de dichos pagos”.
En la lectura que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 7 está previsto que a los descargos sigan las declaraciones de los ocho arrepentidos de este expediente.



