En la sangrienta escena del crimen hay dos patrones de ADN masculinos. Uno es el de Javier “El Chino” Saavedra y el otro es un misterio, un enigma que los investigadores no pudieron desentrañar desde aquel 27 de enero de 2017. Aun así no es poca cosa tener identificado (aunque ya no en vida) al principal responsable del crimen, esto por la contundencia de las pruebas, pero el hecho de saber que otro asesino aún podría estar suelto es inquietante
Los indicios que dan cuenta de que fueron dos los perpetradores del atroz crimen de la señora Jimena Salas en Vaqueros son variados y diversos, con diferente peso probatorio pero existen y están entre los 20 cuerpos de expediente del complejo caso. El más importante es sin dudas la presencia del material genético de dos masculinos, más allá de las consideraciones hipotéticas de que “El Chino” pudo actuar solo. Este sin dudas es un suceso que ha ocurrido en la realidad de manera objetiva e independiente de las consideraciones de las partes que intervienen en el debate y el público en general.
Por otro lado, testigos del barrio mencionaron a un hombre “petizo y quiscudo” deambulando por la zona que se habría desplazado en un “auto como huevito”. Esta última descripción del vehículo obedece a modelos similares a un Peugeot 206 o similar.
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Durante el segundo juicio declaró un policía que dijo haber visto en una cámara de vigilancia a dos sujetos caminando por las inmediaciones, unos minutos después del crimen, indicando que uno de ellos llevaba algo en las manos, presumiblemente el caniche toy. Lamentablemente las cámaras de seguridad de 2017 no contaban con la resolución de imágenes de las actuales, devolviendo imágenes con pixeles grandes, lo que dificulta la identificación de un objeto a cierta distancia.
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El que estuvo cerca de aquella línea por entonces fue el fiscal Pablo Paz, quien estaba convencido de que la modalidad delictual era con dos sujetos y no con uno solo. Aunque en este punto hay un factor que rompe con todas las especulaciones y es el coeficiente intelectual de Javier Saavedra, un sujeto que era capaz de camuflarse bajo cualquier disfraz y dueño de una personalidad encantadora que podría tranquilamente engañar a cualquier victima sin ninguna dificultad.

De hecho, hay un momento en que chatea con su novia unos días después de ser expuestos los identikit por el fiscal Paz; y ante los cuestionamientos de que esa era la perrita que él le había regalado para su cumpleaños en 2019, Javier le aduce que seguramente los autores –en plural– habían actuado de esa forma porque “a la mina le gustaban los animales”, tal como figura en el expediente.
El mencionado identikit publicado por la fiscalía el 10 de mayo de 2017, tenía las características de un hombre de 25 a 30 años de edad, de 1.65 de estatura aproximadamente, contextura delgada, tez trigueña y cabello negro lacio. Su rostro sería delgado y al momento de ser visto por los testigos, se destacaba por vestir bien. Circularía en distintos automóviles, uno de ellos de color negro con vidrios polarizados de pequeño porte, similar a un Peugeot 206 o Volkswagen Gol y otro, tipo sedán color marrón Dakar, similar a un Volkswagen Vento o Voyage.

Las características del sospechoso, como así también de los vehículos que podrían estar involucrados en la ejecución del homicidio, surgen de una serie de declaraciones testimoniales, la mayoría de ellas de vecinos del barrio San Nicolás, donde residía la víctima y otras medidas ordenadas por la fiscalía.
Según la investigación en curso, el modus operandi utilizado por estas personas sería abordar a la víctima con la excusa de indagar sobre el propietario de un perro “Caniche Toy”, supuestamente extraviado, al que lleva en brazos.
Según relataron los testigos, Salas habría sido víctima de este ardid, hipótesis que se investiga junto a otras teorías. “Se trata de personas que con muy buenas maneras, se gana la confianza de la víctima a fin de lograr tener acceso a su propiedad”, indicó el fiscal Pablo Paz, quien agregó que no se descarta la participación de otros sujetos en esta clase de maniobras.

Es importante destacar que en aquel parte de prensa publicado por el diligente Paz (habría que reivindicar a este funcionario) sostuvo por entonces que “la División Homicidios ha realizado una profunda y exhaustiva búsqueda del mismo, tanto en la localidad de Vaqueros, como en otras aledañas y en toda la ciudad. Incluso se han dispuesto medidas que involucraron provincias vecinas”.
Pese a ello –continua el parte de prensa– hasta el momento no se logró dar con este sujeto. “Creemos que la colaboración de los salteños y de otras personas de provincias vecinas puede ser muy importante a fin de sumar datos que nos permitan llevar al esclarecimiento del este horrendo crimen”. En tal sentido, el fiscal Paz solicitó a las personas que pudieran aportar datos al respecto, se comuniquen con el 911, incluso de manera anónima.

Cuesta creer que bajo esa línea de investigación tan bien encaminada, la procuración por entonces tomara la determinación de cambiar bruscamente la estrategia y apuntar directamente a la persona de Nicolás Cajal, la pareja de la víctima; y al vendedor ambulante Sergio Vargas que si bien había deambulado por la zona preguntando por la señora Jimena Salas, obvio que no era para matarla (!) sino para llevarle unas sandalias para sus hijas, que aparentemente le había encargado la desafortunada mujer previamente. Según consta en el expediente y se expuso en aquel primer juicio.
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Pasadas esas fútiles e inconducentes diligencias judiciales en los que la investigación se desvirtuó completamente mientras el por entonces jefe del Departamento de Investigaciones del CIF, Omar A. Dávila buscaba absurdas pistas como para configurar una acusación que luego sería desestimada por un verdadero “Dream Team” conformado por los defensores , quienes desbarataron a la unidad fiscal conformada por entonces y le devolvían la libertad al perejil Sergio Vargas.
Mientras esos desafortunados acontecimientos se desarrollaban y el mundo conocía al temible Covid 19, los verdaderos asesinos reforzaban su escape aprovechando la torpeza de aquella hipótesis investigativa desaparecían como alma que lleva el diablo.


Uno de ellos ya se había escapado el norte en 2018 aunque regresaba de vez en cuando trayendo a su casa de parque Belgrano partes del botín que robaba, tales como una notebook de una mujer a la que se la había sustraído y que por cierto luego fue encontrada en los allanamientos. En cuanto al destino del “Hombre 2” ya en ese punto era absolutamente incierto, tanto como lo es hasta el día de hoy. Obvio que con todo el tiempo que tuvo ahora podría estar haciéndose un tratamiento de acupuntura en Behind, China o tomando una margarita en el Caribe.
Pero la suerte de Javier Saavedra se desvanecería cuando Pedro García Castiella tomó la decisión de dejar la Defensoría General y trasladarle a la Procuración en 2021. Una vez instalado allí se enfocó en algunos temas altamente sensibles tales como la escalada del crimen organizado en el norte y el caso jamás resuelto de Jimena Salas, entre muchos otros que habían desbordado la seguridad en la provincia.

Mientras esa pancarta en las manifestaciones en la Plaza 9 de Julio que rezaba “Quien mató a Jimena Salas”, sostenido por sus amigas y familiares, parecía que jamás tendría ni siquiera un correlato y menos aún una respuesta.
Sin embargo y contra todos los pronósticos formaron una unidad nueva de investigación y retomaron la línea que sostenía el fiscal Pablo Paz. Solo bastó la foto de un caniche toy color gris para dar con el Facebook de Javier Saavedra y comenzar una autentica cacería humana que terminaría en Santa Victoria Este.
Justo aquí en este punto es cuando se abren las líneas en el terreno hipotético, de saber que fue del enigmático “Hombre 2”. ¿Quién es? ¿De dónde se conocían con Javier Saavedra? ¿Tenía sus mismas características metodológicas? ¿Actuaba en un perverso dueto delictivo con el “Chino” desde hacía un tiempo a pesar de que no se registraron denuncias de esa característica en la zona? aunque no todas las veces se realizan las denuncias y sobre todo la pregunta que desvela a los investigadores ¿Quién es el Hombre 2?
Permaneciendo en el terreno hipotético quedan otras inquietantes preguntas tales como: ¿Qué fue lo que robaron ese día? ¿Dinero de Nicolás Cajal que había guardado en algún bolso oculto? ¿El Hombre 2 se llevó los ahorros de la pareja Cajal-Salas mientras el Chino escapaba al norte? aún no hay respuestas a todo eso.
Tampoco a lo más perverso que se circunscribe a lo sucedido aquel día. ¿El Chino junto al Hombre 2 apuñalaron con un cuchillo cada uno a la víctima? ¿El Hombre 2 entró en escena cuando las niñas estaban ya encerradas en el baño y por ello es que una de ellas solo reconoció “al hombre malo que lastimó a mi mama”?
¿El Hombre 2 podría ser más inteligente y perverso que Javier Saavedra y era el verdadero cerebro de las maniobras delictivas mandadlo al “Chino” con el caniche en mano a seducir mujeres para luego él entrar por atrás?
Quizás nunca puedan encontrar respuestas estas preguntas o quizás a pesar de todos estos años el Hombre 2 cometa un error y sea localizado. Sería un cierre absolutamente merecido para una unidad fiscal que trabajó con 50 policías en 4 puntos cardinales de la ciudad de Salta y partir (solo) de una fotografía de un caniche toy –la misma con la que contaba la otra unidad– pudieron localizar a un astuto timador y encantador psicopatita que eludió al largo brazo de la ley por 5 años.



