Re inventó la forma de leer el diario con “su” Pagina 12; volvió a generar audiencia en radio en plena era de internet; hizo de la producción periodística una religión marcando el mayor rating de la historia con un programa de política ante una competencia feroz; denunció al personaje más importante de la política del siglo XXI y mostró al mundo como se robó descaradamente en la Argentina. Tuvo que reconciliarse con Clarín para ir a la guerra contra los Kirchner y fue acusado de traidor a la patria. En el medio formó a una generación de periodistas.
Lamentablemente para todos y cada uno de los que se creyeron el nefasto verso progre de Néstor Kirchner y la perversa demostración de impunidad de Cristina Fernández de Kirchner, se perdieron al mejor periodista que asomó por la Argentina. Ergo, cada uno de esos necios que aun viendo las contundentes denuncias que Lanata mostró a lo largo de las interminables décadas “K”, tuvieron que digerir al mejor periodismo que se hizo en este bendito país olvidado de Dios, durante los aciagos años en los que un matrimonio de delincuentes dejaron a nuestra patria convertida en una villa miseria, atravesada por la pobreza, la marginalidad y el narcotráfico. Pero ojo, Lanata les avisó.
Como alguna vez dijo Borges: “No son ni buenos ni malos, son incorregibles”. Y con eso tuvo que lidiar Lanata, con una legión de necios que se creyeron que una fiesta puede durar el tiempo que se impriman billetes sin respaldo a fuerza de un populismo jamás visto en Sudamérica. Ni siquiera en Venezuela, y donde una propaganda que siguió los lineamientos de Joseph Goebbels se adueñó de la mente de una legión de idiotas que votaron ciegamente a un grupo de autoritarios que finalmente llegaron a poner en el sillón de Rivadavia a un golpeador, borracho y drogadicto, (un tal Alberto Fernández) al que tuvimos que pagarle la luna de miel más cara de la historia. Pero Lanata les aviso y no quisieron escucharlo.
Hacer periodismo universalmente se entiende como aquello de dar a conocer los hechos aunque eso conlleve un precio altísimo. Ese precio muchas veces es humano y se lleva puesto al periodista que lo hace. Le ocurrió a Truman Capote, a Rodolfo Walsh y por supuesto a Jorge Lanata. Y obvio que este editorial lo está poniendo en el mismo nivel emblemático que los dos primeros, porque hay que tener valor y un poco de inconciencia para exponer la corrupción durante los años en que incluso mandaron a matar a un fiscal; y donde medios estatales junto a obsecuentes, trabajaban obedientemente para destruir al que pensara diferente y opinara.
Solo hay que recordar al nefasto “678” que se dedicaba a intentar neutralizar los magníficos informes con los que PPT hacia saltar las alarmas cada vez que Lázaro Báez desviaba millonadas de la obra pública ante las narices de medio país que miraban domingo a domingo como Lanata los exponía una y otra vez en un trabajo periodística que habla por sí solo y que marcó un antes y un después del periodismo en la Argentina.
Mirar y callar la corrupción durante los años de kirchnerato en la Argentina es una inmoralidad que nadie debería haberse permitido. Sin embargo más de medio país votó al ser humano más corrupto de la historia Argentina; y no se trata de Mauricio Macri, quien debería haber tenido los huevos para juzgar y encarcelar a Cristina Kirchner, tras las evidentes denuncias mediáticas que Lanata realizó. Pero no lo hizo y eso que… Lanata les avisó.
En cuanto al nefasto Macri, no es otro que un cobarde al que la historia ya lo juzgó como quien no tuvo el valor para parar la maquinaria “K”, la cual compró a los pobres y prostituyó a los DD. HH.; además de crear a un ejército de chiflados que se devoraron la Constitución de la Nación Argentina y locas furiosas que se pusieron un pañuelo verde, y el día que dos de estas desquiciadas violaron y mataron a un niñito inocente, no dijeron una sola palabra. Tuvieron que hacer la ley Lucio Dupuy para lavar culpas y enmendar semejante crueldad.
Miserables que dejaron que la Argentina se arruinara en una deuda social y cultural imperdonable que se extendió más allá de la pandemia por obra y gracia de Macri, donde bancamos a un borracho que se divertía llevándose minitas a la Casa Rosada, mientras morían 130 mil argentinos por la pandemia. Y eso que Lanata les avisó.
Así y todo más de un iluminado le dice “cipayo” y se regodea de su sufrimiento durante su internación y su final.
Después de todo
Obviamente que a la presente nota no puede faltarle la relación de Lanata con el poder; con los necios y con los cretinos. La infame acusación de “vendido a Clarín” y “Cipayo, traidor a la patria”, no es más que una muestra del nivel al que Lanata llegó como periodista.
Otros como Víctor Hugo Morales a quien Néstor le ofreció un dinero que rondaría los 5 millones de dólares, se los habían ofrecido primero a Lanata, cuando apareció una encuesta donde el mismo Néstor, Lanata y Sábato eran los personajes más “creíbles” de la Argentina.
Después de la negativa del conductor de radio Mitre a pasar a engrosar las líneas del ejército “K”, la vida de Lanata nunca más fue la de antes. Lo destrozaron y defenestraron acusándolo de “vendido” cuando se sabe y se cree que el periodismo es una profesión voluntaria, y no lo es. El periodista también debe pagar sus cuentas y sus deudas. Por ello no se es un “ensobrado”, palabra nefasta que ahora usan los libertarios y que sale de la boca de Javier Milei cada vez que quiere castigar a la Prensa que lo critica.
Personajes nefastos pertenecientes al mismo gremio de periodistas y gente vinculada al espectáculo pusieron a Lanata en el lugar donde ni siquiera un cerdo listo para el matadero quisiera estar. “Nos unió el espanto” reconocería más tarde el conductor de PPT, cuando tuvo que pasar a Grupo Clarín después de las peleas que habían tenido por el papel, cuando leer un diario físico era una costumbre que con la modernidad de Internet pasó a ser un recuerdo.
A pesar de todo y con los sacrificios que hizo por alertar a un país entero de que las “conquistas sociales” con las que adornaban sus campañas estos facinerosos tenían fecha de vencimiento y que la resaca iba a generar un 30% de inflación mensual –ni hablar de la anual– los necios siguen destilando odio en las redes sociales y lo llegaron a comparar con Videla. Hasta esa falta de respeto llegó y se atrevió algún que otro “progre” en modo zurdo que se comió el verso K en un “sanguchito” de miga.
Al final fue tan premonitorio que durante un discurso tras ganar el Martin fierro dijo que la “grieta” iba a trascender a los gobiernos de los Kirchner y vaya que acertó. El odio sigue y crece a fuerza de populismo, el cual funcionó como catalizador para que las consecuencias sean tan funestas y que el actual presidente cortara el suministro de medicamentos oncológicos, llamara viejos meados a los jubilados y los mandara a cagar a palos, mientras todos tenemos que hacer sacrificios inconmensurables porque la joda del kirchnerismo duró 20 interminables años. Y eso que Lanata les avisó.