EL CASO RAMASCO Y EL PRINCIPIO DE INOCENCIA

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El 9 de diciembre fallecía el joven Lautaro Ramasco en circunstancias dudosas. La versión oficial apunta a un siniestro vial pero al trascender los datos de la autopsia que dan cuenta de un fuerte traumatismo en la cabeza, todo comenzó a apuntar a un homicidio, donde la figura del conductor televisivo Gustavo Vacarella quedó en el ojo público. El prejuzgamiento feroz en redes sociales fue una clara violación al principio de inocencia, valor fundamental del sistema de Justicia mucho antes que esta se expida en una investigación que recién está en curso.  

Una fuente confió a esta redacción que apenas se produjo el fallecimiento del joven quien en vida se llamara Lautaro Ramasco, la fiscalía comenzó a investigar a Gustavo Vaccarella. El motivo por el cual la Unidad de Graves Atentados Contra las Personas inició las pesquisas en busca de esclarecer el luctuoso hecho, obedece a que el animador televisivo había tenido unos cruces vía mensajería de Whatsapp con Ramasco; además de una situación en la que el propio Vaccarella relató en una entrevista que se habrían producido situaciones de “infidelidad”. Cabe recordar que pesa sobre el periodista una denuncia por parte de la hermana del joven fallecido.

Pero lo que vino después fue absolutamente desmedido en materia de prejuzgamiento. El caso ha vuelto a poner en el centro del debate el principio de inocencia, uno de los pilares fundamentales del sistema jurídico. Este principio establece que toda persona acusada de un delito se presume inocente hasta que se demuestre su culpabilidad en un juicio justo. Pero ¿en qué medida se respeta este derecho en la práctica? Al parecer en nada.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos señala en su artículo 11 que toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad. Sin embargo en esta ciudad olvidada de Dios prima por sobre todo el ánimo de señalar mediante el escarnio público y las acusaciones vía redes sociales van más allá de cualquier elemento fundamental de un juicio justo y del Estado de Derecho.

Antes de que la fiscalía se expida, a Vaccarella ya lo apuntaron como el “asesino de Ramasco”. Ni siquiera se esperó a que el fiscal Leandro Flores con las formalidades acostumbradas diera a conocer sus conclusiones para recién elevar la causa a juicio; cuestión que luego el Poder Judicial deberá evaluar para recién ir a un debate oral y público. Aun con todos esos trámites se debe esperar a que la sentencia quede firme. Y luego de todo eso vendrán las etapas de casación de la sentencia, en caso obviamente de que el señalado llegara a juicio con todas las garantías establecidas.

Pero en las redes sociales todos esos conceptos y etapas legales parecen no existir para la distinguida platea a la que solo le basta con cargar un dispositivo móvil para apretar el gatillo y saber que cualquiera es un asesino, psicópata o lo que se les ocurra.

Una muerte dudosa e investigación en curso

Ramasco ingresó al hospital San Bernardo a las 17:30, tras ser auxiliado por un supuesto accidente vial sobre la avenida Tavella, a la altura del estadio Martearena. Según un primer informe, el conductor habría perdido el control y chocó contra el guarda rail.

El joven trabajaba como jefe de compras de la transportista Ale Hermanos, llegó al hospital con un diagnóstico extraño para el tipo de accidente sufrido, pues presentaba hundimiento de cráneo, lesión que, finalmente, le causó la muerte.

Hasta ese momento, el caso estaba en manos del fiscal penal 3, Horacio Córdoba Mazuranic, para luego pasar a la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, donde el mencionado Leandro Flores deberá analizar cada indicio, prueba, requisa y todos los elementos que configuran una causa penal.

Pero resulta que el caso en Tiktok ya está resuelto. Allí señalan a Vaccarella como el autor del homicidio sin ni siquiera analizar una sola prueba más que un par de capturas de pantalla de mensajes de Whatsapp.

“La invasión de los idiotas”

En 2015, el semiólogo, filósofo y novelista italiano Umberto Eco, uno de los pensadores más destacados del siglo XX, dijo: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”.

Las contundentes afirmaciones del genial autor de “El nombre de la Rosa”, suenan tan premonitorias que no se quedan ahí. Unos meses antes había dicho a la cadena ABC: “La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”.

Mientras cocinan a tiros como en la popular serie “El Juego del Calamar” a Vaccarella, la fiscalía investiga un caso que debe ser esclarecido con toda la seriedad y trasparencia posible, por respeto a la memoria del fallecido, su familia y sus seres queridos; y luego para que la ciudadanía conozca la verdad de los hechos.