La decisión administrativa 556 dispuso el traslado de la Secretaría de Prensa y Comunicación a la estructura de la Coordinación de Enlace que dirige el ministro de Infraestructura, Sergio Camacho. Una buena oportunidad para cambiar la política comunicacional y la lógica “amigo-enemigo”.
Así lo confirma EL TINTERO DE SALTA, en un informe que da cuenta de que el gobernador Gustavo Sáenz tomó el toro por las astas y metió un volantazo en un área clave de gobierno. Como la crítica Secretaría de Prensa y Comunicación. Antes de aplicar bisturí en otros ministerios como se conoció esta semana. Bien pudo haber sido para quitar presión sobre la secretaría que estuvo en el ojo de la tormenta por pagos irregulares de pauta oficial durante el paso de Víctor Lamberto al empresario Mario Peña o por los ataques a la figura del mandatario vinculados al narcotráfico.
El blindaje mediático al gobernador parece haber llegado al fin porque los encargados de hacerlo recibieron muchísimo más de lo que hicieron y el agua al cuello de Sáenz siempre llegó. Sucede que los problemas que atraviesa la provincia superaron la barrera del “de eso no se habla” y las irregularidades resultan demasiadas como para intentar acallar y desviar atenciones.
Por otra parte, la relación con los medios nunca fue pareja, de hecho, los medios y periodistas considerados “amigos” corrieron la suerte de ser más lacayos del poseedor de la lapicera que profesionales que observan, investigan y publican. De este modo, el látigo se transformó el objeto principal de la relación gobierno – medios con la que convivieron estos casi cincos años de Sáenz gobernador.
Ahora será Sergio Camacho quien tendrá la oportunidad de recomponer los vínculos con el cuarto poder o seguir con la misma esencia de Nicolas Demitrópulos, aunque dejará en evidencia si la intención es mejorar la comunicación del gobierno o solo quitarle presión al afamado monge negro.
