Todas las noches desde la una de la mañana los vecinos de zona norte ven imposible el hecho de conciliar el sueño por obra y gracia de irresponsables que hacen de la noche de cualquier día de la semana una pesadilla sonora mediante interminables picadas.
La pesadilla comienza después de la medianoche, sea lunes, martes o el día que fuere. Hay para todos los gustos, desde motos pisteras que cruzan a velocidades cercanas a los 200 km/h la colectora que pasa por arriba de la rotonda de tribunales y termina en el Quirquincho; o “motonetas” atadas con alambre y de pequeña cilindrada que carecen del caño de escape y/o silenciador; y se la pasan la noche entera produciendo un ruido infernal, parido de esos caños de escape desvencijados.
Promediando las tres de la mañana es imposible dormir en toda zona norte. A saber barrios como Huaico, Miraflores, Parque Belgrano, Castañares y Ciudad del Milagro, son los más afectados por la altísima contaminación sonora; haciendo futil los controles preventivos anunciados en grupos de Whatsapp sobre Avenida Libertad y Avenida 17 de Junio solo hasta las 23 horas.
Ni hablar del riesgo que conlleva que estos energúmenos se desplacen a esas velocidades para el caso de algún “pudiente” de cuenta bancaria que pueda costearse una moto de alta cilindrada, las cuales son sin dudas las que recorren en segundos la recta que pasa en paralelo con el Parque Bicentenario.
La otra porción del martirio se la llevan los de menos poder adquisitivo pero que en sus apetencias está el hecho de no dejar dormir al prójimo, quien debe levantarse a la mañana a trabajar como cualquier hijo de vecino. El ruiderío es una pesadilla y se sucede sin solución de continuidad de lunes a viernes.
Evidentemente los fines de semana la tortura disminuye debido a los febriles controles pero que no quitan que durante la semana casi en su totalidad zona norte sea un autódromo a cielo abierto.