Fuentes de la Casa Rosada y del Congreso dan crédito a versiones sobre la existencia de más grabaciones, en audio y video, vinculadas a la gestión de la Andis. Conjeturan que Spagnuolo fue blanco de una maniobra de inteligencia ilegal que sus autores ocultos no han terminado de usufructuar. Las conversaciones conocidas tienen cerca de un año.
El gobierno no reacciona, está en estado de shock pero también de alerta a que aparezca otra vez como una pesadilla recurrente la voz de Spagnuolo y se lleve puesto lo que queda del relato libertario. Durante al menos tres meses circularon operadores que ofrecían supuestos datos comprometedores sobre el área de Discapacidad, sin que el Gobierno hubiera sido advertido.
Mientras desde las trincheras mediáticas ya se sumaron todos. Ya no solo son Pagina 12 y C5N los que se regodean con la bomba de las coimas en la Andis. Se suma La Nación y Clarín; al tiempo que se despegan un “arrepentido” Alejandro Fantino y Viale (hijo), quienes ahora se tapan la nariz para hablar de los Milei, de los Menem y de todo aquel que rodea al triangulo de hierro. El alivio que estarán sintiendo el Gordo Dan y todos aquellos que fueron ninguneados por Milei y su hermana, hasta incluso llegar a la persona de Macri.
La peor pesadilla se hizo realidad y apareció en el seno mismo del poder libertario, se llama Diego Spagnuolo. Es el sujeto que condujo durante un año y medio la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) sin tener la menor experiencia en la materia. Es un abogado que se jactaba de hablar sin eufemismos. Que podía reprocharle a la madre de un chico con autismo que ellos pudieran circular por las autopistas sin pagar peaje y él no. Que se embanderaba en el lema “no hay plata” ante los reclamos de asistencia mientras atesoraba una máquina de contar billetes en su casa de un barrio privado de Pilar. Tal como lo describe La Nación en una nota explosiva firmada por Martín Rodríguez Yebra.
Desde el martes a la noche el Gobierno tiembla de solo oír su nombre. Spagnuolo encarna el más sonoro golpe al corazón del relato libertario. Las grabaciones clandestinas en las que alguien que aparentemente es él relata con liviandad un supuesto sistema de coimas en la provisión al Estado de medicamentos para dependientes proyectan una sombra directa sobre los hermanos Milei.
En la adversidad, el gobierno libertario repite el acto reflejo del caso $LIBRA. Deja pasar los días sin articular una explicación que despeje las sospechas de corrupción. No es inacción por el shock: el pánico que paraliza a los hermanos Milei y su círculo de poder responde a que han perdido por completo el control de la información que pueda aflorar de este manantial de oscuridad.
Fuentes de la Casa Rosada y del Congreso dan crédito a versiones sobre la existencia de más grabaciones, en audio y video, vinculadas a la gestión de la Andis. Conjeturan que Spagnuolo fue blanco de una maniobra de inteligencia ilegal que sus autores ocultos no han terminado de usufructuar. Las conversaciones conocidas tienen cerca de un año. Durante al menos tres meses circularon operadores que ofrecían supuestos datos comprometedores sobre el área de Discapacidad, sin que el Gobierno hubiera sido advertido.
El problema se les hizo crisis a raíz de la presurosa acción de la Justicia. El fiscal Franco Picardi, que fue funcionario del Ministerio de Justicia en el gobierno de Cristina Kirchner, secuestró el teléfono de Spagnuolo, computadoras y cajas de documentación. “Diego no se caracteriza por la discreción”, dice un dirigente que estuvo en La Libertad Avanza y conoce bien la estrecha relación que unió a Spagnuolo y Milei. Los papeles que ya obran en la causa incluyen lo incautado en las casas de los hermanos Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina, mencionada en los audios del ahora exfuncionario. También se acumulan el celular y datos de Daniel Garbellini, a quien la voz atribuida a Spagnuolo describe como el delegado de Eduardo “Lule” Menem en la recaudación de los supuestos retornos por la compra de medicamentos para el área de Discapacidad.
“Estamos a ciegas”, admite un funcionario de la Casa Rosada. No hay línea con el juzgado o la fiscalía. Tampoco llegan de manera directa a Spagnuolo desde el jueves. No saben si está dispuesto a declarar cuando lo citen o si realmente se siente “traicionado” como sugiere un dirigente que dice haberlo contactado después de que Milei lo echó por decreto.