Se llama Priscila Margot Quesada y supuestamente había desaparecido en Orán pero apareció en Aguaray, en una habitación con un sujeto quien sería su pareja y compañero de aventuras. Todo se trató de un engaño y su propia familia dijo que se trató de una manipulación. Hasta eso ya había intervenido el fiscal penal Carlos Alberto Salinas, interino en la Fiscalía Penal 1 de Orán.
Como decían las viejas sabias del campo cada vez que alguna señorita desaparecía por unos días: “La chinita se calentó con un tipo”. Lamentablemente esas expertas ancianas que mantenían a raya a las inmorales y atrevidas jóvenes del pueblo fueron reemplazadas por los iluminados expertos en redes sociales, que ante cualquier acto insignificante de la naturaleza, alertan a toda la población que la chica “desaparecida” ha sido víctima de “trata” o alguna otra calamidad que pueda sufrir un ser humano.
El caso tomó alcance nacional con epicentro en la provincia de Salta y generó confusión e indignación. “La mujer, con domicilio en Orán, apareció en una vivienda de Aguaray en compañía de un hombre y hasta su familia la acusa de haber realizado un engaño”, fue lo que trascendió en todos los medios locales.
“Así como ustedes fueron engañados, nosotros también, una vez más agradecemos a todos por sus tiempo”, escribió una de sus tías en redes sociales, según difundió Informate Salta. “Mi familia está destruida. Fueron días sin dormir, creyendo lo peor. Mi primo y tu madre estuvieron en Buenos Aires tratando de dar con tu paradero, y se nota que sos una mujer sin corazón, que ni siquiera pensó en su propia madre”, siguió el mensaje.
“Ojalá que a ninguna familia le pase lo que nos pasó a nosotros. Cuídense de mujeres enfermas como esta”, agregó.
Según TN, el Ministerio Público Fiscal de Salta confirmó que la joven “no estaba embarazada de mellizos, como había hecho creer a su familia. Había dicho que tenía una cesárea programada el viernes pasado en un hospital público de Orán, y que sería trasladada a Buenos Aires por un supuesto tumor cerebral, pero todo fue una mentira”. Por cierto todo un tour de salud como para que a la “luna de miel” no le falte nada.
La incalificable mujer de nombre Priscila fue vista por última vez el 16 de mayo frente al hospital San Vicente de Paul de Orán. Su hermano la acompañó hasta allí y fue quien denunció su desaparición tras perder contacto con ella. Ella decía que iba a tener mellizas, que debía ser operada y que luego sería derivada a un centro oncológico. Incluso, llegó a enviar fotos de bebés recién nacidos que, luego, se comprobó que eran imágenes editadas con inteligencia artificial y otras sacadas de internet.
Durante los días siguientes, su familia recibió mensajes confusos desde su número de WhatsApp y también vieron estados alarmantes. En uno, informaba que ya había tenido a las mellizas; en otro, que estaba internada por un cáncer avanzado y que eran sus últimos días de vida, pero pidió a sus seres queridos que “respeten su proceso” y les dijo que “quería estar tranquila”.
En medio de la desaparición, el hermano de esta mentirosa patológica contó que una supuesta enfermera le mandó un mensaje para decirle que había sido trasladada en helicóptero a Comodoro Rivadavia. Sin embargo, todo fue parte de una historia inventada que terminó de desmoronarse cuando su madre y su pareja viajaron a Buenos Aires y constataron que en ningún hospital figuraba como paciente.
Ante esta situación, la Justicia abrió una investigación para determinar qué había pasado. También se emitió una alerta nacional por parte del Ministerio de Seguridad y la brigada de Búsqueda de personas.
Al final todo se trató de las fantasías de una autentica mitómana a quien la justicia debería investigar y darle un escarmiento por el daño causado a su pobre familia y el gasto que arrastró al estado por el solo hecho de querer pasar unos días con un sujeto compañero de aventuras. Indignante e inexplicable.