Se trata del hermano franciscano Martin Caserta, quien trabajó en Santa Victoria este con Javier Saavedra, a quien la justicia lo acusa como autor material del crimen de Jimena Salas. “Creo que en esto hay un montón de cosas irregulares a mejorar”, dijo el religioso. Por su parte la madre de los hermanos dijo a MUY CRITICO que sus hijos fueron salvajemente golpeados por la policía antes del control de legalidad, en un claro intento de coerción ¿otro papelón de la Justicia en puerta?
¿Podrías contarnos de la persona de Javier y el porqué de esta acusación?
Hace mucho que conozco a Javier –Saavedra–, lo conozco del territorio de Santa Victoria este. Hemos colaborado con un montón de trabajos sociales para mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas.
La realidad es que es una persona de bien, preocupado por la gente, por que mejore la calidad de vida, porque puedan acceder a la salud, a la educación, a todo y la verdad que estamos shoqueados por esta acusación. Muy rara, de una manera muy imprevista porque no corresponde para nada con la personalidad de él, con el cuidado por la vida por parte de él, hacia los demás y hacia los más frágiles, por eso estamos acompañándolos porque creemos en su inocencia y creo que en esto hay un montón de cosas irregulares a mejorar.
¿Cosas irregulares como que por ejemplo?
Por ejemplo yo estaba con él cuando lo detienen y de la nada aparecieron dos personas que lo llevaron. Estuvo incomunicado durante cuatro horas en una camioneta dando vueltas por Santa Victoria y después se hizo el allanamiento. Después de ese allanamiento lo estuve buscando por las comisarías de Tartagal y no los encontré hasta recién a las diez y media de la noche.
Todo ese tiempo que estuvo incomunicado no sé dónde o en qué lugar, cuando lo encontré para entregarle algunas cosas para la noche, lo encontré muy asustado, muy conmovido y psicopateado por la situación.
¿Cómo era el trabajo de él en el norte?
A mí si me privarían de la libertad como fue el caso de él, de esta manera, ilegitima y tan abrupta creo que me preocuparía por mi libertad. Lo estaban detenido a Javier y lo primero que me dijo fue: “Martin como pensás organizar los merenderos mientras no estoy”. Creo que eso habla de él.
Desde el momento de la detención hasta este momento ¿se respetaron los derechos de él o recibió algún tipo de apremio, ya sean psicológicos o físicos? ¿Se respetó el principio de inocencia? Cosa que en este país no se respeta…
No te sabría decir. Lo que si te puedo decir es que las veces que lo vi le pregunté porque yo estaba conmocionado. Le preguntaba: “Javier ¿qué sabes, que es lo que te dicen?” y él me decía: “me dice que yo tenía un caniche, que yo soy el del caniche”. Le pregunto “vos conocías a esta gente” y me dice que no, “no los conozco”. “Lo que si quieren que me incrimine en el caso este”.
(N.de R. En ese momento la madre fuera de cámara dijo que fueron golpeados)
Le decían: “Tu familia ya cantó, falta que cantés vos. Como las pruebas contundentes decían, ya está sabemos que sos vos. Te van a dar 35 años. Cantá para que te achiquen la condena” y cosas así.
¿Qué agregar algo más con respecto a eso?
Me gustaría que se lo cuide, me parece una persona muy valiosa para la sociedad, en un lugar muy abandonado, donde la injusticia es muy grande. Por un lado él me decía ¿y ahora? Y bueno es una injusticia más de la que vivimos nosotros que es una injusticia social muy grande, la falta de acceso al agua, a la salud, a la comida… y la falta de acceso a la justicia.
En caso de que el ADN de negativo ¿Qué hacemos a partir de esa situación?
De mi parte acompañar a la familia en todo lo que sea necesario pero creo que hay un daño muy grande de parte de este poder judicial hacia las comunidades y hacia nosotros como personas que estamos trabajando en cuanto a nuestra credibilidad, en cuanto a la duda, en cuanto a lo que significa que te vengan a buscar esposado tantos policías. Creo que hay un daño muy grande que veremos cómo lo podremos afrontar después.