El juicio seguido contra los hermanos Adrián Guillermo Saavedra y Carlos Damián Saavedra, imputados por el homicidio de Jimena Beatriz Salas, prosiguió hoy con la recepción de declaraciones testimoniales de vecinos de la víctima. Comparecieron dos mujeres y un hombre residentes del barrio San Nicolás (Vaqueros).
Una de las testigos relató que vio a Jimena Salas la mañana del hecho, cuando se acercó cargando un perrito caniche gris para preguntarle si no era de ella. Le dijo que un chico lo había encontrado y que la estaba esperando. La testigo señaló que la mascota tenía un collar rojo y una correa. Jimena llevaba vestido, el cabello recogido y tenía a una de sus hijitas tomada de la mano.
La vecina manifestó que Jimena sabía que ella tenía una mascota y quizás por eso pensó que la supuesta perrita extraviada era suya. Cuando le explicó que no, Jimena le comentó que iba a publicar un aviso en la red social del barrio para ver si aparecía el dueño. Seguidamente se fue a su casa.
La testigo explicó que desde su domicilio no alcanzaba a ver la puerta de ingreso de la vivienda de Salas. Agregó que, como a las 13.30, mientras colgaba unas sábanas, escuchó un grito fuerte. Miró por el portón y entre los ligustros vio al esposo de la víctima agarrándose la cabeza. En ese momento pensó que quizás alguna de las nenas de la pareja se había caído. Poco después vio la ambulancia y patrulleros en el lugar.
Consultada sobre el aspecto del perrito que cargaba su vecina, la testigo sostuvo que era un animal bien cuidado. En la audiencia se le exhibieron las fotos recuperadas de los celulares de Jimena y de Javier Saavedra, donde se ve a un caniche gris. La testigo confirmó que eran iguales al perro que su vecina le mostró aquel día.
A continuación declaró una pareja vecina de Salas. La mujer contó que esa mañana, cerca de las 12.30, estaba juntando agua en la pileta de su casa. El portón estaba abierto. En ese momento vio un auto parecido al que manejaba el marido de Jimena Salas, por el tamaño y forma, de color champán. Dijo que no alcanzó a ver el rostro del conductor porque justo le dio el sol y los vidrios eran polarizados. Sí pudo observar que llevaba un reloj dorado y camisa arremangada.
La testigo explicó que, como el pasaje no tenía salida, los autos que solían hacer una maniobra para dar la vuelta y acercaban la trompa a su portón. En este caso, el conductor ingresó un poco dentro de su propiedad, retrocedió y se fue.
Agregó que más tarde escuchó un “grito desgarrador”, de hombre. Su marido quiso salir a ver qué pasaba pero ella le pidió que se quedara por temor a que se tratara de alguna persona alcoholizada.
A continuación declaró el esposo de la testigo. Contó que esa mañana salió en su moto a trabajar, como a las 10.30 u 11, y vio a Jimena en el frente de su casa, con una mujer joven que –cree- se trataría de su empleada. Salas lo saludó y él siguió viaje. Cuando regresó y estaban por sentarse a almorzar, como a las 13 o 13.30, escuchó los mismos gritos a los que hizo referencia su mujer.
Seguidamente se incorporó por lectura la declaración brindada por la madre de este último testigo, quien por razones de salud no pudo concurrir a la audiencia. El 28 de enero de 2017 esta vecina le manifestó a la policía que el día del hecho, como a las 12.55, bajó del colectivo y pasó frente a la casa de Jimena Salas. No había nadie afuera, pero sí observó un auto negro estacionado en la vereda. Dijo que era medio grande, ni muy viejo ni muy nuevo.
Los hermanos Saavedra están imputados por el delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa por el concurso premeditado de dos o más personas, femicidio.
El tribunal colegiado está integrado por los jueces José Luis Riera (presidente), Mónica Faber y Maximiliano Troyano (vocales). Por el Ministerio Público interviene una unidad fiscal conformada por los fiscales Mónica Poma, Gabriel González y Leandro Flores. La defensa de los imputados está a cargo de Marcelo Arancibia. Como querellante, en representación de la familia de la víctima, interviene Pedro Javier Arancibia.
El hecho que se juzga en esta instancia ocurrió el 27 de enero de 2017 en barrio San Nicolás de la localidad de Vaqueros.