En pleno auge del cine adolescente de los años 80, License to Drive emergió como una de las comedias más frenéticas y auténticas de la década, una “road movie” disfrazada de comedia que capturó a la perfección los sueños, desastres y rebeldías típicas de la juventud. Dirigida por Greg Beeman y protagonizada por el entonces fenómeno Corey Haim, la película se convirtió en un ícono generacional, donde el simple acto de “robar” el Cadillac del abuelo para impresionar a la chica más deseada del instituto desencadenaba una noche de caos, risas y desastres automovilísticos.
El filme sigue a Les Anderson (Haim), un chico de 16 años obsesionado con dos cosas: obtener su licencia de conducir y conquistar a Mercedes Lane (Heather Graham), la chica más popular de la escuela. Tras fallar el examen teórico por pura negligencia, un error informático le da una segunda oportunidad, pero su noche de gloria se convierte en un desastre cuando, tras ser castigado por sus padres cuando descubren que no había pasado el examen para la licencia, decide tomar el Cadillac de su abuelo para salir con Mercedes.
Lo que sigue es una sucesión de situaciones absurdas: una chica borracha bailando sobre el capó del auto, un amigo torpe (Corey Feldman) empeorando cada maniobra y un vehículo que termina más destrozado que el ego de un adolescente tras un rechazo.
La película es un tributo a la irreverencia juvenil, donde el mayor acto de rebeldía consistía en desafiar a los padres, mentir sobre un permiso de conducir y, por supuesto, manejar un auto gigantesco sin tener idea de cómo estacionarlo. El humor se basa en el caos controlado, con escenas memorables como el examen de manejo con un instructor que coloca una taza de café en el tablero y amenaza: “Si se derrama, repruebas”.
Heather Graham y el dúo dinámico de los Coreys
License to Drive también marcó el debut cinematográfico de Heather Graham, quien con solo 18 años irradiaba el encanto de una femme fatale adolescente. Su personaje, Mercedes Lane, no era la típica chica inocente: bebía champán robado, se emborrachaba y terminaba inconsciente en el maletero del Cadillac, un giro cómico que subvertía los roles femeninos tradicionales de la época.
Corey Feldman, por su parte, aportaba su habitual energía caótica como Dean, el mejor amigo de Les, consolidando el dúo de “Los dos Coreys” que ya había conquistado a una generación con *The Lost Boys* (1987). Su química en pantalla era eléctrica, y sus escenas juntos —desde planes absurdos hasta persecuciones en reversa— eran puro oro cómico.
La banda sonora que definió una era
No se puede hablar de License to Drive sin mencionar su espectacular banda sonora, encabezada por el éxito de Billy Ocean “Get Outta My Dreams, Get Into My Car”, un himno que dominó las listas de éxitos y se convirtió en el soundtrack perfecto para una película sobre autos, chicas y sueños adolescentes. El álbum también incluía temas de Belinda Carlisle, The Breakfast Club y DJ Jazzy Jeff & The Fresh Prince, encapsulando el espíritu pop de los 80.
Corey Haim: Un talento malogrado
Detrás de la risa y el éxito, License to Drive fue uno de los últimos grandes momentos de Corey Haim antes de que sus demonios personales —las adicciones y el peso de la fama temprana— eclipsaran su carrera. Con solo 16 años durante el rodaje, Haim ya era una estrella, pero su vida posterior estuvo marcada por la lucha contra las drogas y el olvido de Hollywood.
Aun así, su legado como ícono adolescente perdura: desde Lucas (1986) hasta The Lost Boys, Haim demostró un carisma único, capaz de mezclar vulnerabilidad y comicidad como nadie. Su muerte en 2010, a los 38 años, truncó una carrera que prometía mucho más, incluso en la música, donde había incursionado con su banda The Truth Movement.
License to Drive sigue siendo, 37 años después, una cápsula del tiempo de los 80: divertida, irreverente y llena de momentos icónicos. Desde el Cadillac destruido hasta la inolvidable Heather Graham, pasando por la banda sonora que aún suena en fiestas retro, la película es un recordatorio de por qué Corey Haim fue el rey indiscutible del cine adolescente. Y aunque su vida terminó demasiado pronto, films como este aseguran que su sonrisa traviesa y su talento nunca serán olvidados.
¿Dónde verla hoy? Disponible en Blu-ray y plataformas de streaming, sigue siendo una joya para nostálgicos y nuevas generaciones que quieran reírse con el caos automovilístico más divertido de los 80.