FENTANILO: ¿QUIÉN ES ARIEL GARCÍA FURFARO, EL PROTEGIDO DE CRISTINA?

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Está en la mira por la muerte de 90 personas. Se trata del dueño del laboratorio HLB Pharma y Laboratorios Ramallo. “Si realmente hay contaminación, alguien la puso”, lanzó alegremente mientras las cifras de muertes no paran de crecer. El kirchnerismo evitó que una comisión investigara al dueño del laboratorio. Se trata del mismo empresario que viajó a Rusia en la comitiva oficial para distribuir la vacuna contra el COVID-19 Sputnik V

“Primero quiero que la gente sepa que el fentanilo no tiene nada que ver con las muertes. Si realmente las ampollas tienen esa contaminación, alguien la puso”, dijo Ariel García Furfaro, dueño de HLB Pharma, al hablar por primera vez sobre el escándalo que investiga la Justicia por la distribución de un lote de esa droga presuntamente contaminado, vinculado con decenas de fallecimientos y casos graves en distintos puntos del país.

Hasta ahora, García Furfaro no había dado ninguna declaración pública sobre el tema. Pero tras la marcha de familiares de pacientes fallecidos en el Hospital Italiano de La Plata y mientras el juez a cargo de la investigación, Ernesto Kreplak, informa la incorporación de más casos en el expediente, quiso dar su versión sobre estos hechos y aceptó dialogar con LA NACION sobre la causa judicial. Negó que las muertes puedan atribuirse directamente a su producto, señaló presuntas irregularidades en la investigación y planteó que pudo haber una maniobra intencional para perjudicar a su empresa.

Además, rechazó las sospechas de narcotráfico sobre su persona: los antecedentes comerciales y las relaciones políticas de los hermanos García Furfaro son investigados en otros expedientes judiciales. “Se dijeron tantas barbaridades, como que yo era narcotraficante o que estaba involucrado en otras cosas, y nada de eso está comprobado“, se defendió.

Además, rechazó las sospechas de narcotráfico sobre su persona: los antecedentes comerciales y las relaciones políticas de los hermanos García Furfaro son investigados en otros expedientes judiciales. “Se dijeron tantas barbaridades, como que yo era narcotraficante o que estaba involucrado en otras cosas, y nada de eso está comprobado“, se defendió.

Según el expediente, parte de esas ampollas empezaron a utilizarse el 7 de abril en ese sanatorio, aunque no está confirmado que todos los pacientes afectados las hayan recibido. García Furfaro aportó su propia reconstrucción: “Nosotros le vendemos a una droguería, que es la que distribuye, y esa droguería le entrega la mercadería el 1° de abril al Italiano. Y el Italiano, según la declaración de la jefa de farmacia, la empezó a usar el 7 de abril. Recibió 10.000 ampollas y usó 1700”.

A partir de la denuncia que el hospital habría elevado, el 13 de mayo la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) emitió una alerta nacional en la que informó la posible detección de bacterias en el producto. El Ministerio de Salud de la Nación señaló que se habrían identificado más de 540.000 ampollas de fentanilo de HLB Pharma distribuidas en 16 provincias, incluyendo tanto las partidas en las que se habría hallado la contaminación como otras en revisión. Las provincias con mayor adquisición, se dijo, habían sido Santa Fe (302.000 unidades), Córdoba (251.000) y Buenos Aires (126.000). El juez Kreplak sostuvo este domingo que ascendió a 76 el número de muertes en investigación en todo el país presuntamente asociadas con la administración de ese fármaco, si bien el último Boletín Epidemiológico Nacional menciona 48 casos.

El dueño del laboratorio del fentanilo investigado rompió el silencio: “Si realmente hay contaminación, alguien la puso”

En una entrevista con LA NACION, Ariel García Furfaro, propietario de HLB Pharma, sostuvo que el producto no tiene relación con las muertes investigadas; apuntó a una maniobra intencional

García Furfaro subrayó que, aunque públicamente se habló de tres lotes, toda la atención se concentró en uno solo: “El único lote que está con este problema es el 31.202. Se hicieron cinco lotes seguidos, casi un millón de ampollas –o 900.000–, cinco o seis lotes en total. El único lote que tiene este problema es el 31.202, que dicen que algunas ampollas están contaminadas y otras no. Es rarísimo, porque hicieron todos los lotes juntos”, afirmó.

Luego, fijó su cronología de los hechos: “El día 8 de mayo, cuando nosotros hacemos el recall, hablamos con el que compró a la droguería, me acerco a La Plata y hacemos el autorecall nosotros a las 15; después lo publica la Anmat a las 20.30”. El recall es el retiro preventivo de un producto del mercado para evitar que siga utilizándose mientras se investigan posibles fallas o contaminaciones.

García Furfaro dijo que se adelantaron a la autoridad sanitaria: “Nosotros lo sacamos del mercado. No lo sacó la Anmat, lo sacamos nosotros; están los mails mandados que lo demuestran. Y no solo eso: al otro día que sacamos el lote empezó a circular en los diarios ‘muerte, muerte, muerte’. No había ningún estudio, no había nada. El día 8 no había muerte, no había nada”.

En paralelo, la Anmat informó que el lote estaba en investigación porque habría contenido Klebsiella pneumoniae (MBL) y Ralstonia pickettii, detectadas también en muestras de pacientes. Sobre ese punto, García Furfaro contrapuso sus propios ensayos internos: “A la Anmat le dio klebsiella, al Malbrán le da klebsiella y ralstonia, y a nosotros no nos dio nada. Hay más bichos, en las historias clínicas, que no figuran en los resultados del Malbrán, raro. Son muchas las cosas que te generan dudas y queremos que esto se aclare y se resuelva de una vez por todas”.

En una revisión de historias clínicas, García Furfaro citó varios casos que se hicieron públicos, aunque reconoció que uno en particular lo impactó más: el de Renato Nicolini, un joven de 18 años que murió días después de un accidente en moto. “Tengo un hijo de esa edad, por eso me impactó tanto. Cuando leés la historia clínica y el golpe que tuvo, los daños, no la podés leer. Dicen que le agarró la bacteria esta, pero también tenía cinco o seis bacterias más, y los médicos señalan que el cuadro era todavía más complicado. Entró con pronóstico de muerte cerebral. Tenía la cabeza destrozada”, relató.

Renato vivía en Chascomús y trabajaba en un negocio familiar. El 25 de abril tuvo un accidente que le provocó un traumatismo craneal grave. Fue trasladado desde el hospital municipal al Hospital Italiano de La Plata, donde ingresó directamente a terapia intensiva, intubado y bajo sedación con fentanilo. Según contó su madre, Sol Francese, en una entrevista anterior con LA NACION, al cabo de unos días empezó a mostrar signos de mejoría, pero desarrolló fiebre persistente y una neumonía intrahospitalaria. El cuadro se agravó y, tras una cirugía de urgencia, fue diagnosticado con muerte cerebral el 5 de mayo. “Pasaron una medicación alterada, infectaron a mi hijo y eso lo mató”, dijo Francese en aquella ocasión.

Al referirse a este caso, García Furfaro sostuvo que forma parte de la investigación que busca determinar si el fentanilo del lote 31.202 estaba o no contaminado y si tuvo relación con los cuadros detectados. “Nosotros queremos saber qué pasó, porque si hubo contaminación hay que demostrarlo y si no la hubo, también. Es un caso muy fuerte”, expresó.

Sobre Leonel Ayala, un profesor de música de 32 años también incluido en la investigación, el dueño de HLB dijo que “tenía klebsiella desde marzo, y las ampollas del lote cuestionado se empiezan a usar el 7 de abril”. Explicó que el fentanilo se administra a pacientes en estado crítico y que, durante la internación en una UTI, los riesgos de adquirir bacterias resistentes son altos. “El fentanilo se lo dan a la gente que está muy mal, que sabés que se mueren. Mucha gente, creo que el 65% de la gente que va a terapia entra en la UTI y se muere. Eso lo aprendí ahora”, afirmó.

El hermano de Leonel, Alejandro Ayala, había contado a este medio que Leonel no tenía enfermedades previas y llevaba una vida activa. Relató que ingresó el 5 de marzo a la clínica Ranelagh por una pancreatitis, que estaba estable y con alta programada hasta que una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) le provocó una complicación grave. Fue derivado al Hospital Italiano de La Plata, donde su estado se agravó rápidamente y falleció el 7 de abril. “No nos van a devolver a Leonel, pero vamos a hacer fuerza para que se sepa la verdad y haya justicia”, había afirmado.

De Daniel Oviedo, un hombre de 44 años que estaba en diálisis desde hacía más de 16 años, García Furfaro indicó: “En su historia clínica figuran muchas otras bacterias”. En cuanto a Santiago Castillo, visitador médico de 46 años, remarcó la rapidez de su desenlace: “Estaba internado un mes y pico, y se murió a la hora y media. Es imposible, según me dicen los médicos. Si una persona recibe klebsiella, el efecto puede aparecer a los cuatro o cinco días; este paciente falleció a la hora y media”. En una nota previa de LA NACION, la familia de Oviedo también había señalado que todo fue muy rápido y que, según les informaron, en la guardia del Hospital Italiano le aplicaron una única dosis de fentanilo del lote investigado.