VIDA ROBADA

35

Diego Fernández tenía 16 años y desapareció en 1984. Sus restos aparecieron al lado de la casa del famoso músico Gustavo Cerati. Su hermano relató a los medios que su padre falleció mientras lo buscaba. El o los asesinos lo enterraron en la casa donde aparecieron sus retos. 

El hallazgo de los restos de Diego Fernández, el adolescente desaparecido en 1984, destapó un misterio que estuvo enterrado durante más de cuatro décadas. Ahora, un testigo inesperado puso en la mira a un excompañero de colegio de la víctima.

El fiscal Martín López Perrando confirmó este miércoles que Cristian Graf – actualmente de 56 años – y Diego fueron compañeros en la ENET N° 36.

El dato surgió gracias a otro antiguo compañero de ambos, que vive en el exterior y se comunicó con la fiscalía tras enterarse de la noticia en el chat de egresados.

Diego y Cristian, contó, eran amigos en la secundaria, y la identificación de los restos de Fernández en la casa de la familia Graf sacudió a todo el grupo.

Este testigo, que declarará este jueves por Zoom, podría aportar la pieza que faltaba para que el fiscal cite a Graf a indagatoria por “homicidio”. Sin embargo, por el tiempo transcurrido, la causa probablemente será declarada prescripta.

Un crimen enterrado durante 41 años

Un informe de TN consigna que el cuerpo de Diego Fernández estuvo oculto 41 años en el jardín del chalet de la familia Graf, sobre avenida Congreso al 3700.

Desde que aparecieron los restos en su casa, los Graf, que viven en ese lugar desde los años ‘70, se convirtieron en sospechosos. No obstante, nunca declararon ni como testigos ni como imputados.

El día desapareció fue el 26 de julio de 1984, Diego, de 16 años, volvió del colegio, almorzó con su mamá y le pidió plata para el colectivo. Dijo que iba a lo de un amigo, pero nunca se supo de quién se trataba. Esa tarde fue la última vez que lo vieron, en la esquina de Naón y Monroe del barrio de Belgrano.

Cuando se hizo de noche y Diego no volvió a su casa, los padres del adolescente fueron a la comisaría 39, pero no les tomaron la denuncia. “Se fue con una mina, ya va a volver”, fue la respuesta de la policía.

Los padres de Diego nunca dejaron de buscarlo. Repartieron panfletos, golpearon puertas y lograron una entrevista en la revista ¡Esto!, que quedó guardada en la Biblioteca Nacional.

“La Policía dice que tiene tres mil casos iguales. Desde el primer momento lo caratularon ‘fuga de hogar’. Yo protesté, pero como si nada. ¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, no que me lo robaron?”, contó Juan Benigno, el papá de Diego, dos años después de su desaparición.

Foto: gentileza Rodrigo Alegre / TN

El hallazgo que reabrió la causa

Cuatro décadas después, el misterio empezó a resolverse de casualidad. El 20 de mayo pasado, unos obreros que levantaban una medianera en Congreso 3748 encontraron huesos humanos tras un derrumbe.

El terreno había pertenecido a una casona donde vivieron la artista Marina Olmi y el músico Gustavo Cerati, detalle que ayudó a que el caso tomara notoriedad.

Un sobrino de Diego, al ver la noticia, ató cabos: la edad, la vestimenta, el lugar. Sospechó que podía tratarse de su tío, y no se equivocó.

Una prueba de ADN realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que los 150 huesos que encontraron en el jardín del chalet de avenida Congreso 3742 eran de Diego Fernández.

El informe del EAAF reveló detalles escalofriantes: Diego recibió un puntazo mortal en la cuarta costilla derecha. Después, intentaron descuartizarlo con un serrucho, pero no lo lograron. La fosa donde lo enterraron tenía apenas 60 centímetros de profundidad, cavada con apuro.

Entre los restos, la Policía Científica también encontró una suela de zapato número 41, un corbatín azul de colegio, un llavero naranja con una llave, un reloj Casio con calculadora (modelo CA-90, fabricado en 1982) y una moneda de 5 yenes, que los jóvenes usaban como amuleto.

El círculo se cierra sobre la familia Graf

El fiscal López Perrando busca ahora reconstruir qué fue lo que pasó y todo apunta a que el primer paso será citar a los dueños del chalet donde apareció el cuerpo: una mujer muy anciana y sus dos hijos, de apellido Graf.

El testimonio del excompañero, que declarará por Zoom, podría ser clave para entender la relación entre Diego y Cristian y poder avanzar en la causa, aunque la prescripción del delito complique la posibilidad de justicia.

El recuerdo de Diego

Diego Fernández jugaba al fútbol en Excursionistas y entrenaba todos los días menos los jueves. Iba a la ENET N° 36 y llevaba su uniforme el día que desapareció.

El club Excursionistas expresó su dolor en redes sociales tras la identificación del cuerpo y envió sus condolencias a la familia.

“Enviamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo, deseamos que su alma finalmente pueda descansar en paz”, expresó la institución en sus redes sociales en un emotivo mensaje hacia la familia de Fernández Lima.