ADIÓS AL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS: OZZY OSBOURNE, EL REY DEL METAL, DEJA UN LEGADO ETERNO

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El mundo del rock y el heavy metal llora hoy la partida de una leyenda. Ozzy Osbourne, el irreverente vocalista que coronó el trono del metal con su voz única, su estética oscura y su espíritu indomable, falleció a los 76 años el 22 de julio, rodeado de su familia, según confirmó un comunicado oficial. Su muerte llega apenas semanas después de su épica despedida en el escenario, donde reunió a los miembros originales de Black Sabbath en un concierto histórico en Birmingham, su ciudad natal. 

Osbourne, nacido el 3 de diciembre de 1948 en Marston Green, Inglaterra, fue el arquitecto de un sonido que definiría generaciones. Con Black Sabbath, banda fundada en 1968, revolucionó la música al combinar riffs pesados de Tony Iommi, letras profundas de Geezer Butler y su voz cargada de una angustia visceral. Álbumes como Paranoid (1970) y Master of Reality (1971) no solo vendieron millones de copias, sino que sentaron las bases del doom metal, stoner y sludge, influenciando a bandas desde Metallica hasta Soundgarden.

Su etapa en Sabbath estuvo marcada por éxitos como War Pigs, Iron Man y Paranoid, canciones que criticaban la guerra, la opresión religiosa y el caos social, conectando con una audiencia que veía en el metal un refugio ante la adversidad.

El Renacer como Solista y el Escándalo que lo Coronó

Tras su despido de Black Sabbath en 1979 por sus excesos, Osbourne emprendió una carrera en solitario que lo consolidó como el “Príncipe de las Tinieblas”. Con Blizzard of Ozz (1980), lanzó himnos como Crazy Train y Mr. Crowley, demostrando que su genialidad trascendía a Sabbath. Su imagen —maquillaje oscuro, ropa negra y gestos teatrales— se convirtió en sinónimo de rebeldía. Un momento infame lo inmortalizó: en 1982, mordió la cabeza de un murciélago vivo en Iowa, creyendo que era de goma, un acto que encapsuló su esencia transgresora.

Osbourne no solo fue un músico; fue un fenómeno cultural. Su incursión en la televisión con The Osbournes (2002) lo mostró como un padre entrañable, humanizando al mismo hombre que cantaba sobre lo oculto. Ganó cinco Grammy, fue incluido dos veces en el Rock and Roll Hall of Fame (con Sabbath en 2006 y como solista en 2024) y recibió estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood y Birmingham.

Su influencia se extiende a todas las ramas del metal: desde el thrash de Slayer hasta el grunge de Nirvana, artistas como Corey Taylor (Slipknot) y James Hetfield (Metallica) han reconocido su deuda con él.

El Último Adiós: Un Rito Pagano para la Historia

El 5 de julio de 2025, Ozzy cerró su ciclo con Back to the Beginning, un concierto en Villa Park donde, sentado en un trono de murciélago debido a su Parkinson, cantó con una voz sorprendentemente firme. Bandas como Metallica, Guns N’ Roses y Tool rindieron tributo, mientras Sabbath interpretó Paranoid por última vez juntos. “Gracias desde el fondo de mi corazón”, dijo emocionado a los 40,000 asistentes.

Un Eco que Nunca se Apagará. Ozzy Osbourne murió, pero su legado es inmortal. Como él mismo cantó en Crazy Train: “La locura vive para siempre”. Hoy, el metal pierde a su rey, pero sus riffs, su voz y su espíritu seguirán rugiendo en cada acorde distorsionado, en cada grito de libertad. Descansa en paz, Príncipe. El escenario del cielo ya es tuyo.

“No estamos aquí para despedirnos, sino para dar las gracias” — Scott Ian (Anthrax) en el tributo a Ozzy.