El mega-escándalo que ha generado la denuncia contra el ex concejal libertario Pablo López no solo ha causado una profunda crisis política puertas adentro del espacio que representa al presidente Javier Milei en Salta, sino que plantea un debate social en lo que respecta a la forma en cómo se elige y a quienes se vota para representar a la ciudadanía, tanto en lo que hace a su ética, su moral y lo alejado que estos “funcionarios” están del bien común y la deshonra a la función publica.
Aparecieron un día hablando de la ética pública y la moral pero no cambiaron nada y peor aún, parecen ser peores que los anteriores. Declamando por el bien común y destacándose como unos fantoches por encima de la emblemática corrupción de gobernantes pretéritos como el matrimonio Kirchner, se montaron en una especie de acting desquiciado donde su dislate se embardunó del contraste de “lo bueno por venir” con “lo malo que quedó atrás”; tomando los furiosos modos de su líder como una antología de la parodia. Esa del justiciero que llegó para cambiarlo todo.
Un grupo de facinerosos aterrizaron en Salta tomando el sello del león –menuda semiótica– y se creyeron que el barro político era un lugar donde el poder podía brindarles de toda clase de beneficios sin condicionamientos, pero se chocaron con la peor de las dificultades: su enorme egolatría y su propia impunidad. Chocaron de la peor manera desencadenando una crisis que va más allá de la estupidez propia de un impresentable como Pablo López. Todos ellos.
Ergo, son todos ellos lo que pusieron al clon de “Milhouse Van Houten”, de la serie Los Simpson, aunque el famosos personaje no tiene las características de este perverso módico que se las pasó torturando a sus pares desde que asumió; llevado hasta Avda. Del Líbano por Emilia Orozco, la diputada de su espacio y quien seguramente tendrá que responder a varias preguntas que se le haga en la fiscalía, ya que al parecer y por los chats que transcendieron en las últimas horas, la legisladora estaba al tanto de la tortuosa relación que tenía la victima con López.
Como dice Maquiavelo, “la política no tiene relación con la moral” y en ese punto es cuando configuran los planteos acerca del nivel intelectual y ético de quienes aparecen un día en una lista representando a un espacio político; otro día ya están ocupando una banca en el lugar donde cayeron como colados en un fiestón de barrio; y otro día son parte de un escándalo de magnitudes bíblicas, donde incluso la trascendencia es a nivel nacional.
La denuncia en el Ministerio Publico Fiscal
“A partir de la denuncia presentada por la mujer en sede judicial, donde acusa al hombre por hechos de violencia física, psicológica, económica y sexual, se dio intervención a la Fiscalía Penal 3 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual en feria y a la Fiscalía Penal 5 de Violencia Familiar y de Género, desde donde se dispusieron las medidas pertinentes para lograr el esclarecimiento de lo sucedido”, consiga un párrafo del comunicado de la Fiscalía y al leerlo lo menos que se puede diferir es que se trate de una persona que ha sido elegido por el voto popular en un sistema democrático.
“Asimismo, desde el Ministerio Público Fiscal se solicitó ante el Juzgado de Garantías en feria, que se dispongan las medidas de protección hacia su persona (la victima) y de restricción para el acusado, tales como prohibición de acercamiento a la denunciante, de ejercer actos de violencia de cualquier tipo hacia su persona y de contacto por cualquier vía”, detallan desde sede judicial, como si de un violento iracundo se tratare, de un marginal con problemas de adicciones y no de un concejal capitalino.
“La averiguación preliminar se encuentra en curso y es abordada con perspectiva de género, priorizando tanto el avance en el esclarecimiento de los hechos como la protección de la víctima. En ese sentido, y en cumplimiento de los protocolos vigentes para este tipo de casos, se preserva la confidencialidad de la información específica, resguardando así la integridad y privacidad de la denunciante”, indica más adelante el parte de prensa de la fiscalía que investiga a este sujeto que hasta la semana pasada era el concejal estrella de La Libertad Avanza en Salta.
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Función pública y la deshonra a los designios de la ciudadanía
Martin Luther King decía que “un acto grotesco en la función pública daña el tejido social completo”. Este sujeto que es licenciado en Ciencia de la Educación en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, solicitaba “chupadas de pito por descuentos de 10 mil pesos”, para cobrarse una deuda que, según él, le debía la victima de esta pavorosa crónica judicial, porque obvio que enceguecido por el poder que le brindaba su puesto como concejal sometía a esta mujer a las peores de las humillaciones, con violencia psicológico, simbólica y física.
Según habría trascendido la golpeaba y la sometía de todas las formas de humillación imaginables. Es imposible pensar que sus pares ignoraban este contexto de violencia laboral, situaciones que se pueden deducir al leer los chats que tomaron estado público en las últimas horas donde las amenazas son parte de la psicosis de este sujeto.
¿Dónde estaban sus pares y sus compañeros de fórmula y de bancada? esos que gritaban “viva la libertad carajo”, donde la libertad no existía para la victima de esta perversión, de este episodio de la violencia que no tiene ninguna diferencia de los que habitualmente se materializan en tribunales, solo que en este caso se trata de un concejal elegido por la ciudadanía.
Aristóteles decía que “la deshonra es consecuencia directa de actos que traicionan el deber público”, pero resulta que es el mismo público el que ha puesto a este payaso donde supo ocupar un espacio de poder.
Es el pueblo el que lo ha votado mayoritariamente y le ha brindado la oportunidad de desempeñar un cargo público al que ha deshonrado y de lo que habría que plantearse un urgente debate público, para que en el futuro haya que pensar a qué clase de funcionarios se eligen para los designios de la función pública.