Mandados como perros rabiosos por la inefable jueza Ada Zunino, irrumpieron en una vivienda a los gritos, a punta de pistola sometieron a una familia entera, a quien aterrorizaron mientras buscaban a un tal “Benancio Cayetano”, quien no tenía nada que ver con la vivienda a la cual entraron tumbando la puerta a punta de pistola.
Un joven de nombre Marcos Rodríguez relató a los medios un hecho aberrante. El comisario Roberto Gómez, a cargo del desquiciado operativo, mandado por la Fiscalía Penal 4, envió a un convoy de sabuesos –nunca mejor definidos estos elementos de la Ley, en el sentido laxo de la palabra– para detener a un tal “Benancio Cayetano”. Un supuesto mal viviente que andaría pululando en los expedientes de la polémica jueza Ada Zunino.
Vale la pena detenerse en los antecedentes de la magistrada en cuestión. Es la misma que mandó a detener a los docentes en el ex peaje Aunor. Aquella orden vino de la jueza de Garantías 1, Ada Zunino. Es la misma jueza que carga en su conciencia con un caso emblemático de femicidio; el de Romelia Pistone, ocurrido en Fortín Dragones el 6 de diciembre de 2014, cuando Zunino estaba a cargo del Juzgado de 1º Instancia en lo Civil de Personas y Familia.
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El 22 de septiembre de ese año, la psicóloga del Poder Judicial, Laura Guerrero Palma, remitió por mesa de entrada un informe dirigido a Zunino. Era un texto fundamental para proteger a la víctima de su pareja, un hombre violento que había sido denunciado en más de una ocasión por las agresiones y amenazas que realizaba. Zunino nunca lo leyó. En diciembre de 2014, Pistone fue asesinada. Cuatro días después, al informe de Guerrero Palma se le agregó una anotación: “Informo que el presente informe no fue agregado debido a que el Expte. se encontraba traspapelado”.
Gentileza Alexis Miranda
