Ernest Cline es el autor de la novela de ciencia ficción titulada Ready Player One, una distopía ambientada en 2044, donde debido a una crisis energética la vida se ha trasladado a una realidad virtual llamada Oasis. El éxito mundial de la novela tuvo una adaptación cinematográfica dirigida por Steven Spielberg. Está considerada una de las obras maestras de la literatura de ciencia ficción y es una cita obligada para todo geek ochentoso que se precie de serlo.
Al terminar de leer Ready Player One da la sensación de que Ernest Cline tomó prestado el De Lorean de “Volver al futuro”, se dio una vuelta por el año 2044 y regresó para contar todo lo que vio, en su novela. “Las referencias jamás se detienen. Referencias y referencias, una tras de otra”, dijo Spielberg después de leer la novela. Afortunadamente se le ocurrió hacerse de los derechos y dirigir la versión cinematográfica con el guion adaptado del mismo Cline. Aunque la película no refleja ni un 10% de la infinidad de referencias a las que hacía “referencia” Spielberg, valga la redundancia.
Solo un fanático de los 80 puede dimensionar el alcance de esta magnífica obra, aunque se necesita una buena porción de actitud “geek” y mucha nostalgia memoriosa para disfrutar de éste relato distópico, el cual ubica al protagonista, Wade Watts, en su búsqueda de un huevo de Pascua en un juego de realidad virtual mundial, cuyo descubrimiento lo llevará a heredar la fortuna del creador del juego. O al que lo descubra.
Ese creador es una referencia directa a Steve Job y su legado. Incluso “James Halliday”, el creador de OASIS, tiene a un “Steve Wozniak” que lo secunda. También muere precozmente, dejando un legado enorme. Ese legado es OASIS, una especie de Internet en 3D donde todos viven vidas paralelas mediante avatares, ganando dinero de forma remota y haciendo todo lo que las sociedades modernas comenzaron a hacer desde que el iPhone sacudió al mundo en 2007.
Una catarata de referencias
Antes de adentrarse en el fantástico universo de esta novela, cabe aclarar que un huevo de pascua o “easter egg” es un mensaje o capacidad oculta contenido en películas, series de televisión, discos compactos, DVD, Blu-ray, programas informáticos o videojuegos. El origen del término se encuentra en el videojuego de Atari Adventure de 1978, que contenía el primer huevo de pascua virtual que se conoce, introducido por el programador Warren Robinett.
¿Cuál era el propósito? Pues el mismo que tenían Alfred Hitchcock o Stan Lee, colocándose como extras en sus propias películas, en forma de cameo. Dejar una pequeña huella para que sepan que la obra es de tal o cual autor.
En la época en que Robinett “firmó” su video juego, fue cuando los programadores de aplicaciones no eran reconocidos monetariamente y la fiebre de la piratería informática estaba a punto de estallar.
En la novela de Cline, la clave para encontrar el huevo de Pascua que Halliday ocultó en OASIS es conocer del derecho y del revés toda la década de 1980, lo que convierte al relato en una auténtica delicia de nostálgicos. Por algo su autor afirma que “probablemente se trate de la novela más geek jamás escrita”.
A saber, desde referencias a temas musicales de los 80, pasando por series de televisión de la época, buceando por películas, actores; siguiendo con programadores y hackers celebres como Kevin Mitnick o John Draper, más conocido como el Capitán Crunch y toda clase de seres infames pero portadores de mentes inquietas que se ganaron un lugar en una década irrepetible.
Además de referencias musicales como bandas del talante de Midnight oil, con su clásico “Beds are burning”, o Def Leppard. Por ahí aparece el músico austriaco Falco, entre cientos de referencias. Más condimentos nostalgiosos como el manga japonés o video juegos de la complejidad de Dragones y calabozos. Todo metido en una especie de licuadora mágica, donde ese “combo” forma parte de un universo que se sostiene sobre los rieles de la lógica de la programación de computadoras más pura.
Podría considerarse a este best sellers como lo más preciso en la tarea “julioverniana” de adivinar cómo será el futuro en los próximos 30 años, ya que en una entrevista, Cline asegura que si echamos la vista atrás y examinamos la evolución de los videojuegos, sería un ejercicio mental casi idéntico a ejecutar un salto hacia adelante.
Indispensable para geeks, Ready Player One se deja leer con una facilidad abismal a pesar de su intrincado lenguaje informático, sus tópicos vintage y su manía por los fabulosos años 80.
Así que… a buscar el huevo de Pascua…