EL MURO DE LOS LAMENTOS

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“Cruzan para cobrar planes”, sentenció el gobernador de Salta, quien apoyó la construcción de un alambrado del lado argentino de la frontera con Bolivia. “No tenemos que dar explicaciones por lo que hacemos en nuestra casa”, aseguró. Del lado de los detractores del mandatario aparecen los rasgos de “xenofobia” que se parece demasiado a las medidas extremas de Trump. Por su parte el interventor Adrián Zigarán, confirmó que avanzarán con la colocación de un alambrado de púas de 200 metros de extensión en territorio local.

Simbólicamente a lo largo de la historia los muros no han hecho más que dividir ideologías que ya venían amarradas a un extremismo enfermizo, aunque algunos aparecieron como simples sesgos xenófobos. Para el caso del muro de Berlín terminó por dividir al mundo y en el caso del muro de Trump definió las cuestiones migratorias de una elección presidencial. El muro de Sáenz ya despertó varias polémicas y por supuesto fuertes críticas.

Por su parte Gustavo Sáenz se mostró a favor de la construcción del polémico alambrado sobre las márgenes del río Bermejo con el objeto de evitar los cruces ilegales desde Bolivia hacia la Argentina. La discusión se había centrado en que esta era una vía que facilitaba el narcotráfico, la trata y el contrabando, aunque para pero el mandatario provincial además “cruzan, cobran planes sociales y después se vuelven”.

Consultado por TN, Sáenz dijo que “el Gobierno de Salta y el Gobierno argentino no tienen por qué darles explicaciones sobre algo que hace en su propio país”, enfatizó al tiempo que dijo: “Estamos en nuestra casa, tomamos las decisiones de nuestra casa sin afectar la soberanía ni las fronteras de Bolivia, está hecho en el ejido de Aguas Blancas”.

Con el apoyo del apoyo del Ministerio de Seguridad al mando de Patricia Bullrich, Sáenz dijo: “Vimos la necesidad de que había que alambrar este lugar para dar un poco de control a la zona y un encausamiento a aquellos que entran y salen del país”.

“Empezamos con eliminar la salud pública gratuita para los extranjeros, que se había transformado en una situación bastante compleja. Argentina es un país generoso. Atendíamos a los extranjeros, daban turnos programados y no teníamos turnos para los salteños. Tomamos esta decisión hace 11 meses: si se quieren atender en Argentina, tienen que pagar, como pagamos nosotros en cualquier lugar del mundo. La salud no es gratuita y no hay reciprocidad”, manifestó, lo que originó las acusaciones de xenofobia por los sectores opositores.