Cuando el hijo del millonario sojero llegó a ser diputado (!) proponía penar a los violadores mediante castración química; Alan Turing es el matemático que rompió el código de los nazis salvando millones de vidas, ya que la guerra terminó dos años antes gracias a su trabajo. Fue condenado por homosexual y castrado químicamente, lo que lo llevó al suicidio. ¿Qué hubiera pasado si un obtuso homofóbico como Olmedo se cruzaba con Turing antes de la Segunda Guerra Mundial?
La situación es contrafáctica. Pero vale la pena plantearse algo que al final de cuentas termina sucediendo, no en los personajes reales con nombres propios citados en esta nota editorial, pero si en choques ideológicos que han definido al mundo como lo conocemos hoy en día. Al final de cuentas la eterna lucha es contra la ignorancia y la maldad. Entonces lo esencial es plantearse que sucede cuando la intolerancia atraviesa los actos más sagrados en momentos claves como el que le tocó vivir a Turing durante la Segunda Guerra Mundial.
De un lado aparece un fascista nato como Olmedo. Además de intolerante, homofóbico y extremadamente ignorante, desconociendo el concepto incluso de crímenes de lesa humanidad. Del otro lado tenemos a un magnifico matemático, lógico, informático teórico, criptógrafo, filósofo y biólogo teórico, considerado como uno de los padres de la computación, precursor de la informática moderna y la Inteligencia artificial.
Cabe recordar que Olmedo en 2018 fue el único diputado que votó en contra cuando se aprobó el proyecto de ley para bloquear la posibilidad de reducción de penas a represores de la dictadura. Fue el único que votó contra la ley de Emergencia Social. Pidió una sesión especial para tratar proyectos como la pena de muerte y la castración química de violadores. Se hizo conocido por su rotunda negativa al matrimonio igualitario y por su intención de restaurar el servicio militar obligatorio. Fanático de Donald Trump, dijo que el Gobierno debe construir un muro en la frontera con Bolivia.
Ergo, la carrera de Turing terminó súbitamente tras ser procesado por homosexualidad en 1952. Dos años después de su condena, murió, según la versión oficial por suicidio. Según la película del director Morten Tyldum, de 2014, The Imitation Game,
Después de una campaña pública en 2009, el primer ministro británico Gordon Brown, se disculpó públicamente en nombre del gobierno británico por “la forma espantosa en la que Turing había sido tratado”.
La reina Isabel II le otorgó un indulto póstumo en 2013. El término “ley Alan Turing” ahora se usa de manera informal para referirse a una ley de 2017 en el Reino Unido que perdona retroactivamente a hombres amonestados o condenados en virtud de la legislación que prohibía los actos homosexuales. ¿Qué hubiera pasado si Olmedo era uno de los que le hubieran impedido su trabajo?
El homosexual que ganó la Segunda Guerra Mundial
El desembarco en Normandía, el mayor salvataje de soldados británicos y los ataques de los aliados que dejaron a Berlín en cenizas, entre otros hechos que definieron el resultado de la Segunda Guerra no fue pura intuición, fue gracias a Alan Turing, quien rompió el código de mensajes encriptados de los nazis.
Aquí vale la pena plantearse un dato curioso: si Turing tuvo que inventar una computadora para romper el código de los alemanes y japoneses, entonces los alemanes ya tenían una computadora. Efectivamente se llamaba “Enigma” y les posibilitaba enviar información vital para invasiones y desembarcos en Europa pero que al leerlos solo eran mensajes cifrados.
Por eso es que a Turing no solo se le debe el hecho de haber acortado la guerra sino el invento del que todos hablan por estos días y que ya forma parte fundamental de nuestras vidas: la Inteligencia Artificial. Sobre todo por la concepción de la prueba de Turing en 1950, un criterio según el cual puede juzgarse la inteligencia de una máquina si sus respuestas en la prueba son indistinguibles de las de un ser humano.
Del otro lado de la curva y muy abajo en la pirámide de la dignidad humana está el sojero de la campera amarilla. Cada vez que a Olmedo le dan un micrófono para que abra paso a su lamentable aquelarre es cuando la ignorancia se torna peligrosa. Como decía el canciller Francis Bacon, “la ignorancia genera miedo. El conocimiento genera poder”.