¿EL TERCER MUNDO ESTÁ PREPARADO PARA EL METAVERSO?

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La realidad virtual ya toca las puertas a la próxima era de la tecnología informática, la cual dotará al mundo de una hiperconectividad a un nivel absolutamente real, ya que se podrán acceder a algo que aún no se había aplicado y es el tacto. Para ello se están desarrollando guantes hápticos para una experiencia más auténtica. Ilustración publicada en EL ECONOMISTA

¿Qué pasará con las personas del tercer mundo y sus dificultades económicas para acceder a semejante tecnología? Fue Ernest Cline quien profetizó en su novela “Ready player one” que en 2045 la vida de los seres humanos se desarrollaría en un ámbito tridimensional en una suerte de realidad virtual donde cada uno tendrá su avatar. Pero la pandemia parece haber adelantado esos hábitos que parecían de ciencia ficción hasta antes de 2020 y ahora la empresa que antes se llamaba Facebook se prepara para servirle a la humanidad un plato de realidad virtual mediante lentes en 3D y guantes hápticos.

Es la siguiente frontera a la que se encamina la realidad virtual, dentro de los Facebook Reality Labs, prueba nuevas funciones para sus gafas de realidad virtual, al mismo tiempo que se plantean cómo sentir lo que ven, consigna el portal elespanol.com.

El equipo de investigadores a cargo de este proyecto persigue “inventar guantes hápticos suaves y livianos” que ayuden al ordenador a comprender y reflejar con precisión los movimientos de la mano. El guante debe reproducir, además, la sensación de diferentes texturas, vibración, presión, para que la interacción sea en ambos sentidos.

“Lo que estamos haciendo aquí es tomar el estado de este mundo virtual y sus interacciones con él y transmitirlo a los actuadores para que sienta la sensación correspondiente”, explica Forrest Smith, ingeniero de software. El código creado determina la dirección, magnitud y ubicación de la fuerza que la mano ejerce en los objetos.

¿Y los pobres?

Quizás el mismo planteo se lo hicieron aquellos no agraciados por la pujanza económica a principio de 2000 cuando el internet estaba despegando y la navegación en la red ya era una costumbre cada vez más usual. Finalmente el iPhone apareció en escena en 2007 y pasado 2010 ya casi todos contaban con equipos móviles capaces de surcar el ciberespacio. Pero claro que el mercado negro tuvo su protagonismo y los pobres pudieron acceder comprando un celular usado de la pulga y robando conexiones de WiFi del vecino.

Ahora el desafío para los tercermundistas será acceder a estos costosos dispositivos que incluyen lentes de realidad virtual y un par de guantes hápticos para manipular objetos. Aunque falta un detalle no menor del que alerta Ernest Cline en su novela: una cinta para correr y caminar vinculada a ese universo virtual en 3D ya que en esa “realidad” también tendremos que desplazarnos. De seguro en unos años el traje háptico también será una necesidad y todo formará un “combo” costoso de adquirir, pero obvio de “primera necesidad” ya que nadie querrá quedarse afuera.

Por todo esto el gran desafío de los países donde los pobres superan la media permitida, por ejemplo Argentina tiene a la mitad de la población bajo la línea de pobreza. Muchos se preguntarán si será más prioritario tener un equipo para “vivir” en esa realidad virtual o poder costearse un plato de comida en el mundo real.

El problema es que la tecnología ya está aquí, con la imposición de los Bitcoin como moneda de uso masivo; las transferencias para pagar todos nuestros servicios; la monetización libre mediante actividades de compra-venta en la red; las comunicaciones interpersonales y toda la dinámica bancaria, la cual se trasladará por completo al Metaverso. Entonces aquellos que no tengan los medios para acceder quedarán marginados y fuera de la interacción social, la cual solo será una simulación de la vida que conocimos.