Más allá de las “imprecisiones” que tanto molestaron a los historiadores franceses, la épica de Ridley Scott es una obra que logra su cometido de mostrar en forma de biopic al corso más famoso de la historia, a través de una actuación correcta de Joaquin Phoenix y una dirección más que aceptable de un director que a esta altura de su vida puede darse estos lujos costosos. Foto: Apple TV +
A sus 86 abriles uno de los mejores directores de todos los tiempos puede darse el lujo de hacer trinar a los historiadores con su última cinta. Conocido en el universo fílmico por su estilo visual distintivo y su habilidad para crear películas épicas y memorables, se dio el gusto de volver a la vida al corso más famoso de la historia, quien llegó a hacer tambalear al mundo con sus conquistas. La inversión fue de entre 130 y 200 millones de dólares. El estudio Apple Studios, que financió la película, no ha revelado la cifra exacta, pero se estima que se encuentra en el rango mencionado.
Resulta que los franceses se han llegado a molestar tanto que el medio GQ, llamó a la película “un periódico francés profundamente torpe, antinatural y sin querer divertido”. Aunque la catarata de rancias críticas no solo llegaron hasta ahí; El Fígaro comparó sus versiones de Napoleón y Josephine con Ken y Barbie; de hecho Patrice Gueniffey, biógrafo de Napoleón, la atacó tildándola de “muy antifrancés y muy pro- Británico”.
“Scott, quien por supuesto es Los británicos hicieron caso omiso de comentarios como ese, al estilo típico de Ridley Scott, argumentando que “los franceses ni siquiera se agradan a sí mismos”, dijo Gueniffey.
Lo cierto es que el director de grandiosos títulos como Alien (1979), Blade Runner (1982), Thelma y Louise (1991) o Gladiator (2000) entre tantos otros, salió a responderle a quienes aniquilaron su última película: “Los franceses ni siquiera se gustan a sí mismos”, ironizó.
Tratándose de un personaje que sido ha reconocido en más de 2.500 libros y ni hablar de las versiones cinematográficas sobre Bonaparte, quien por lo menos hasta no hace mucho era el personaje histórico más representado en la gran pantalla. Según cálculos del Guinness World Records, se ha retratado en 189 filmes entre 1897 y 2000. Aun así Scott lo mostró presenciando la ejecución de una pelilarga María Antonieta, a quien la guillotinaron en uno de los episodios más celebres de todos los tiempos.
Tal como consigna el sitio XATACA y que subtitula muy bien como “De peinados y cañonazos”, reseña que las objeciones de los historiadores se centran en cuestiones que van desde imprecisiones puntuales, que podrían pasar por licencias artísticas totalmente aceptables, a otras que ´distorsionan´ el relato histórico. O al menos así lo han señalado expertos que ya han visto la película. De todas, hay dos que se han comentado de forma especial: la primera son las imágenes en las que se ve cómo la artillería gala dispara a las pirámides durante su campaña en Egipto; la segunda, la presencia de Bonaparte durante la muerte de María Antonieta.
“Bonaparte no asistió a la ejecución de María Antonieta, estaba en el sitio de Tolón”, recuerda a la cadena France Info Georges Mourier, cineasta y buen conocedor de la figura del emperador francés. No es su único matiz a la cinta de Scott. El también experto en restauración, recuerda que cuando la reina francesa pasó por la guillotina llevaba el pelo corto, a diferencia de lo que se ve en la nueva película, y que por supuesto el dirigente francés “nunca mandó bombardear las pirámides”. “¡Es la base de la egiptología moderna!”, reivindica Mourier.
No me peguen, soy Scott
Aunque hay que reconocer que algunas de las críticas fueron al menos exageradas, tal como atacar al film con el detalle de la diferencia de edad de Joaquin Phoenix con su coprotagonista, Vannesa Kirby en la piel de Josephine de Beauharnais. Ambos intérpretes se llevan unos 14 años, cuando entre los personajes reales había una diferencia de 6.
Siguiendo esa lógica y hablando de películas basadas en personajes históricos, Mel Gibson cuando hizo de William Wallace tenía aproximadamente 18 años de diferencia con el verdadero personaje y nadie se quejó. Más precisamente tenía 38 cuando filmó la película.
Gibson tenía dudas sobre si debía interpretar a Wallace ya que sentía que a sus 38 años era demasiado viejo para interpretar a una figura histórica de unos 20 años. Sin embargo, el estudio Paramount Pictures le advirtió que si no protagonizaba la película tampoco la dirigiría. Al final aceptó el papel y la película fue un éxito de taquilla, ganando cinco premios Oscar, incluyendo mejor película y mejor director. Pero claro, a Scott lo “matan” por 14 años pero a Gibson por 18 no le dijeron nada.
Hablando de “Corazón valiente” con sus fantásticas secuencias de combate, el trabajo en la reciente “Napoleón” recordó a los mejores momentos de aquel film de 1995, cuando el director australiano llevó al campo de batalla a los bravos escoses contra la tiranía británica en aquellas batallas filmadas con planos cortos y finalmente un plano general como para tener una idea de la violencia del combate. Lo de Scott en Napoleón sobre todo en la batalla en Rusia alcanza un nivel épico, en medio de la nieve dotando a los planos de un realismo estremecedor.
Obviamente que la tecnología de la época de Corazón valiente no es la misma con la que cuenta Napoleón, pero vale la comparación del tratamiento de lo “livianos” que fueron con Mel Gibson y lo despiadados con Ridley Scott. Sin mencionar los groseros errores históricos de la batalla del puente de Stirling que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1297. Pues bien, Gibson no la hizo en un puente sino en un llano por lo costoso que seria.
En líneas generales y más allá de las pifiadas históricas las cuales son muchas más de las que la presente nota apunta, la última producción de Scott es una magnifica manera de conocer al galo y disfrutar de un espectáculo que con un poco de permisión, se puede pasar un buen rato e incluso disfrutar de una actuación correcta por parte del ganador del Oscar por “Joker”, quien realiza una personificación interesante del emperador.