¿LA CASTA JUDICIAL SALTEÑA BUSCARÁ NUEVOS PEREJILES O REVELARÁ QUIENES FUERON LOS VERDADEROS ASESINOS DE LAS TURISTAS FRANCESAS?

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Tras la liberación de Santos Clemente desde instacias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la justicia de Salta tendrá que celebrar un nuevo juicio. La dolorosa crónica judicial conduce a balas plantadas, Piccolo suicidado y la famosa fiesta. ¿Algún día sabremos quienes mataron a las chicas francesas? En lo que es el hecho más bochornoso en la historia judicial de Salta

“La verdad no necesita defensa, sólo necesita ser dicha”. – Pablo Neruda

Cassandre Bouvier y Houria Moumni salieron del hostal donde se hospedaban sin mochilas el 15 de julio de 2011. La española encargada del lugar desapareció a los pocos días de los homicidios y fue hallada en España. Cassandre y Houria no volvieron al hostal nunca más pero la encargada no denunció su ausencia aun cuando su estadía vencía el día 16. Esta mujer declaró desde el exterior y dijo algo sorprendente: aseguró que la mañana del día 15 Cassandre le dijo que iban a la Quebrada de San Lorenzo sin sus mochilas, porque tenían “amigos”.

El 29 de julio de 2011 en la quebrada de San Lorenzo aparecieron los cuerpos de ambas que habían desaparecido el 15 de ese mismo mes. La data de muerte es de 15 a 16 días aproximadamente, lo que constituye el primer eje que no encuentra lógica en los hechos. Según el juez de la causa, Martin Pérez, las turistas francesas estuvieron en el lugar donde fueron encontradas entre 48 y 72 horas antes del hallazgo.

El otro punto que no condice con la realidad es la actuación de la cantidad de agresores. A saber, tras la liberación de Vera se vuelve a la situación que no le resulta cómoda para nada a la justicia salteña, la de plantearse que un solo atacante –Gustaco Lasi– no pudo haber asaltado, violado anal y vaginalmente a ambas víctimas y luego ejecutarlas en la espesura de la Quebrada de San Lorenzo.

Por lo que los responsables de la investigación a cargo de Martin Pérez se han equivocado o miraron intencionalmente hacia otro escenario, en este caso de Lasi junto a otros dos agresores más: Daniel Vilte y Santos Clemente Vera.

El hecho es que la realidad no coincide ni en tiempo, ni en espacio, ni en mecánica del hecho criminal. Todo está patas arriba, aun así el tribunal que los juzgó y que estuvo compuesto por Pucheta, Ruiz y Longarte, pudieron concluir a toda prueba e indicios evaluados que ni Vilte ni Vera estuvieron en el lugar donde aparecieron los cuerpos.

La dolorosa crónica judicial

En 2014, la Sala II del Tribunal de Juicio condenó a Gustavo Lasi a 30 años de prisión como autor de los delitos de “doble homicidio calificado criminis causa, abuso sexual agravado y robo calificado”. En esa sentencia, los jueces Ángel Longarte y Bernardo Ruiz absolvieron a Vera y a Daniel Vilte Lasi por el beneficio de la duda mientras que el juez Carlos Pucheta votó por la absolución lisa y llana de ambos, debido a que consideró que no eran autores del crimen.

Pero la infamia llegaría cuando el fiscal Federico Obeid presentó un recurso de casación solicitando la prisión perpetua para Lasi y Santos Clemente Vera. Así fue que los jueces Rubén Arias Nallar y Luciano Martini, de la Sala III del Tribunal de Impugnación, en un inexplicable acto de sinrazón jurídica resolvieron confirmar en febrero de 2016 la condena a perpetua a Santos, llevándolo directo al penal de Villa las Rosas donde permanece hasta la publicación de la presente nota editorial.

Una nota de EL TRIBUNO, se plantea que aunque llama la atención que un Tribunal de Impugnación que no tiene la facultad de condenar, no podía confirmar la prisión perpetua de Santos Clemente Vera porque en el juicio celebrado en 2014 había sido absuelto por el beneficio de la duda y no condenado. Se debe recordar que uno de los jueces del tribunal que juzgó el crimen de la francesas, el juez Carlos Pucheta, votó por la absolución lisa y llana tanto de Vilte Lasi como de Santos Clemente Vera considerándolos inocentes.

Tras años en el penal de Villa las Rosas por parte de Vera, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, tampoco hizo lugar a los planteos de nulidad esgrimidos por la defensa de Santos, quienes hicieron hincapié en el incumplimiento del Código Procesal Penal de la Provincia de Salta.

Este planteo fue recogido por el procurador interino de la Nación, Daniel Casal, quien solicitó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que hiciera lugar a la demanda justamente por esta cuestión o inobservancia del CPP y luego por la nueva defensa de Vera, el abogado y director de Innocence Proyect, Manuel Garrido.

Las balas plantadas, Piccolo suicidado y la famosa fiesta

Durante el juicio salieron a la luz algunas situaciones inadmisibles tales como la aparición de capsulas servidas en el lugar. El comisario Héctor Piccolo quien llevaba adelante la investigación y claramente no estaba de  acuerdo con la línea que llevaba el juez Perez en ese momento, decidió ir mas allá.

Se fue a Gendarmería y pidió en préstamo un detector de metales. Esto le da al trámite un registro, no solo que el comisario debía devolverlo en tiempo y forma al aparato sino que efectivamente el rastreo existió y nada encontró en el lugar donde aparecieron los cuerpos. Pero resulta que al otro día el policía Mamani, un plantador de pruebas serial y en ese momento afectado también a la investigación, repostó que había encontrado capsulas de un arma que la postre resultó ser la utilizada para asesinar a las víctimas. Por cierto arma que le corresponde al padre de Gustavo Lasi, una carabina que usaba en su juventud.

El 25 de noviembre de 2011, Néstor Píccolo se dirigió hacia un predio ubicado detrás de la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación y se disparó con su arma reglamentaria. Fue trasladado en grave estado y murió en el hospital. Lo cierto es que el descubrimiento de Piccolo echó por tierra todo lo planteado por Martin Pérez, quien según relató Daniel Vilte a MUY CRITICO, se tomó el trabajo de ir hasta su celda a decirle que encontraría la forma de culparlo por los asesinatos.

Afortunadamente para Daniel, fue defendido por el notable abogado defensor Marcelo Arancibia quien logró su absolución; tanto como Vera, quien no tuvo la misma suerte de Vilte –tres años preso con un intento de homicidio adentro, incluido– ya que fue blanco de la infamia más grande la historia judicial de Salta, a manos del juez Luciano Martini, quien lo mandó sin más que más directo a una condena por prisión perpetua, defecándose en todo el trabajo que realizó el excelentísimo tribunal que lo había absuelto.

Finalmente lo que parecía arrancado de una ampulosa ficción, de esas que más se parecen al rebote de la chusma empobrecida que miran a la casta del poder en Salta, donde los contrastes sociales son escandalosos y ponen a toda la sociedad a mirar el escenario más odioso de todos: la fiesta de los hijos del poder.

Lo que Jean-Charles Chatard relata en su libro y que se tomó el trabajo de investigar aún más que quienes tenían la obligación de hacerlo y que pertenecen a la casta judicial “salteñoide”, allí el periodista galo deja abierta la posibilidad de una fiesta en la que algo les habría sucedido a las chicas y que hijos de poderosos habrían participado de semejante atrocidad.

Si bien la fiesta puede alimentar la morbosa imaginación de los salteños hay un dato que deja perplejos a todos los que se interesaron en el caso desde el minuto uno: las víctimas tienen patrones de ADN masculinos y un femenino en sus partes íntimas. Al menos más de dos pero lamentablemente no hay precisión de esto ya que las muestras se perdieron, esto dicho por Santos Clemente Vera a MUY CRITICO en una entrevista exclusiva desde la cárcel. Algo que desafía toda racionalidad y hace presumir un proceso viciado de irregularidades, sin contar con los apremios ilegales que sufrieron todos los detenidos.

Las preguntas están servidas y es obligación de la casta judicial salteña responder a todos y cada uno de los interrogantes que no son dos o tres, son docenas de preguntas que nadie responde.

Más les vale que respondan, desde Luciano Martini hasta los miembros de la Corte de Justicia de Salta, porque ellos no viven solos en esta provincia olvidada de Dios ya que al papelón lo hizo toda la sociedad salteña que permite que estos personajes manejen el poder a gusto y piacere, cobrando sueldos suculentos, eligiéndose a dedo entre ellos mediante una genuflexión insana para la vida institucional y por ultimo pariendo estos bochornos internacionales que dan pavor de solo pensar que quedarán impunes por el paso del tiempo.

Aunque Marcelo Arancibia repita en el café de tribunales su frase más conocida: “La verdad es hija del tiempo”, aquí habrá que afrontar una realidad dolorosa y muy difícil de rebatir, y es que ya pasaron casi 13 años y en limpio no se tiene nada claro. Solo la certeza de que uno solo no pudo haber cometido tal atrocidad, lo que deja al hecho con más de un autor ¿pero quiénes son?