The Dirt relata la historia de Mötley Crüe, la cual llegó a Netflix el 22 de marzo de 2019. Después de que los derechos fueran ignorados por MTV Films. La biopic está dirigida por Jeff Tremaine, el mismo de Jackass: The Movie. Foto: Netflix
Por Iggy Rey
Parece ser que después del éxito mundial de Bohemian Rhapsody comenzarán a llover las biopics de cuanta banda salvaje haya asolado los gloriosos ochentas. Pero en realidad esta película tendría que haberse estrenado en las salas de cine hace una década.
“La banda más salvaje del planeta” tiene su base en el libro “The Dirt: Confessions of the Most Notorious Rock Band”, escrito por Neil Strauss. Corría 2006, cuando Paramount Pictures y MTV Films compraron los derechos y se esperaba que el film en breve llegara a las salas. Pero nunca sucedió.
Muy decepcionado, Nikki Sixx, el bajista de la banda y compositor –porque en los 80 se componían canciones– dijo: «Esta película que debería haberse hecho hace mucho tiempo. MTV se ha estancado a su manera. Es un canal que solía ser moderno y ahora está fuera de onda. Firmamos con ellos porque creíamos que tenían razón, pero no han venido a la mesa. Necesitamos encontrar al socio adecuado. No son el socio adecuado».
The Dirt llega a Netflix
La película ya tenía título y director con la llegada de Jeff Tremaine. Pero MTV Films y Paramount Pictures ya habían abandonado el proyecto. Focus Features se hizo con los derechos pero todo se estancó hasta 2017, cuando Netflix compró los derechos mundiales de la película. Después de varias idas y vueltas por fin se produjo el estreno el 22 de marzo de 2019.
Así es que la historia de los mayores “reventados” de la escena glam metal de los 80 se puede ver en el gigante del streaming. La gran pregunta era quien interpretaría a excéntrico Tommy Lee, quizás el más mediático de la banda. La responsabilidad recae en Machine Gun Kelly, el rapero que ya trabajó en otra producción de Netflix: “Bird Box”.
The Dirt explora en ese inimaginable derrotero de un puñado de jovenes que solo quieren sacudir al mundo con sus potentes shows y su atronadora fuerza arriba de los escenarios.
“Vamos a darles un show como de un estadio pero en discotecas”, dice uno de los miembros de la banda y todo parece estallar en pedazos. Drogas a rabiar, chicas por doquier y shows y más shows. Hasta que el mundo se vuelve real y los problemas llegan con los excesos.
Toda esa especie de latifundio que solo parece pertenecer a quienes en la década del reviente vestían pantalones de cuero, botas, pañuelos y melenas largas, eran quienes tenían la potestad de autoproclamarse “bandas de ruta”, tal como alguna vez Slash sectorizó a esta movida rockera con gran insipiencia del metal.
Las biopics llegaron para quedarse y mientras Netflix las siga distribuyendo un grandioso “flasback” asolará a todo el planeta.
Ante la desesperante escases de talento en el ambiente musical actual, esto no hace más que consolidar ese tremendo contraste que glorifica más que nunca a estas dignísimos bandas y obvio al querido rock and roll.