La declaración de la testigo protegida en la quinta jornada terminó de sepultar a Gaspar Cinco. Su relato fue consistente, dramático y muy emotivo. Se conocieron las imágenes de la autopsia por lo que se les solicitó a los familiares que no estuvieran presentes

La primera testigo en declarar fue Virginia Sant, amiga de Alejandra, quien refirió que “el 25 de mayo fueron al Dique Cabra Corral en el auto de Franco, estacionaron en el puente. Le insistió quedarse en el vehículo a Alejandra a descansar. Ella estaba cansada porque había rendido un parcial. Cuando estaba durmiendo sintió un fuerte dolor en el pecho y se despertó. Solo habían pasado 5 minutos”.

Instinto de madre, quizás, había visto a Gaspar Cinco alejarse del lugar donde ella estaba descansando. Gaspar Cinco junto al pequeño Amir se alejaron por el puente.

Según la testigo, rápidamente corrió hasta el lugar donde los vio perderse y observó como su pequeño hijo colgaba de las piedras, mientras cerca de allí un pescador casual apareció y le pidió ayuda para salvar a su hijo. Mientras Gaspar Cinco estaba en el suelo, sentado con las manos abrazando sus rodillas, llorando sin hacer nada. Inmediatamente llevaron al niño al hospital para que lo atendieran.

La testigo dijo que Alejandra, le relató había brindado un detalle bien puntual. De regreso a la casa y con el niño ya a salvo, excepto “algunos raspones en su pancita y un bracito dolorido”, declaró que Alejandra la miró y le dijo: “éste es un boludo”, en clara alusión al acusado.

La explosiva declaración de la testigo protegida

Sin dudas el testimonio que más pesará a la hora de los alegatos y cuando el juez deba decidir la suerte de Franco Gaspar Cinco fue la declaración testimonial de esta testigo, quien por razones de protocolos judiciales y para su resguardo personal  simplemente se consignará como S. A. M.Q.

Ésta testigo practica las artes del esoterismo, lo que comúnmente se conoce como quien “tira las cartas”. Ella le brindaba una asistencia de terapias alternativas a Gaspar Cinco.

Cabe aclarar que no por su profesión de “tarotista” su declaración pueda perder peso a la hora de evaluar sus dichos, ya que fue de tal dramatismo y  elocuencia que de seguro se convertirá en la prueba que termine de sepultar a Gaspar Cinco.

Cuestión esta última en la que coincidieron todos los actores que asistieron al juicio en la jornada número cinco. Tanto los colegas de prensa que se hicieron presentes en la Sala de Grandes Juicios; como las partes, a excepción de la defensa técnica del acusado, quien se mantuvo con una actitud de cautela profesional digna de destacar. Todos coincidieron en que este fue por lejos el testimonio más importante del todo el juicio.

Para su desgracia, fue ella quien siguió en tiempo real todos y cada uno de los detalles de los crímenes, ya que Gaspar Cinco le iba relatando –vía celular– y en tiempo real como iba asesinando a sus víctimas.

La testigo comenzó relatando que tiene una santería, donde conoció a Gaspar Cinco, uno meses antes de los horrendos crímenes. Allí fue que el acusado concurría a realizar sus sesiones de terapias alternativas con ella.

“Al principio cuando estaba tranquilo iba cada 15 días, pero cuando estaba medio alterado iba unas dos veces por semana. Pero la semana de los crímenes casi concurrió todos los días”, detalló.

Allí le dijo que había conocido a una chica que “era el amor de su vida”. Que se sentía feliz por la relación, que todo era perfecto. Pero que había un problema: “tenía un hijo”.

La testigo indicó que el acusado le había referido que “había un gran problema, que no lo soportaba al chiquito y que lo odiaba”.

“No hay chance que estés con ella si no lo aceptas, Franco”, dice haberle aconsejado en más de una oportunidad y que le respondió “lo odio”. Que en una ocasión en el cumpleaños de Alejandra el 25 de mayo, se tuvo que ir afuera de la casa porque “no lo soportaba”, repitió la testigo ya al borde del llanto.

Se detiene el tiempo

Ese fue el momento más emotivo de la jornada y de seguro de lo que lleva todo el debate oral y público hasta el momento. Superando incluso lo vivido en la cuarta jornada, con los dos testigos que el acusado había buscado para que le hicieran de “sicario”.

Un silencio desgarrador sobrevoló la Sala de Grandes Juicios y solo se escuchaban los sollozos de la testigo y su llanto parecía sobrevolar por todo el recinto. Mientras el juez Longarte con gran tino le dio todo el tiempo que necesitare para poder recuperarse.

No solo los familiares, cronistas de prensa, guardias del GAPS, personal policial y amigos de las víctimas y por supuesto los abogados de las partes participantes guardaron un silencio estremecedor. El tiempo se detuvo y nadie fue capaz si quiera de emitir el más mínimo sonido.

Después de largos minutos,  la testigo recuperó la compostura. Miró al juez y continuó con la terrorífica crónica, la de un doble crimen que será muy difícil de olvidar para quienes tuvieron la oportunidad de seguir todas las jornadas y no solo eso, este horroroso episodio ya forma parte de la galería de los crímenes más celebres de Salta, incluso trascendiendo a los límites de la provincia y posicionándose como uno de los asesinatos más nefastos en la historia criminal argentina.

Primero fue el pequeño Amir quien comenzó a sufrir los fulminantes efectos del cianuro. Según los dichos de la testigo, quien relató que ese día, Amir estaba enfermo, con un simple estado gripal pero que, según Gaspar Cinco no quería tomar los remedios, cosa que aprovecho para llevar adelante su perversa estratagema, la cual consistía en ir a la Catedral, traer agua bendita y dársela al niño, junto a unas “gomitas” y yogur.

De esa manera el nene tomaría la medicación con la ayuda  del agua bendita y los demás refrigerios. Pero en un algún momento y para desgracia de Alejandra, fue ella quien bebió de la botella plástica color morada.

Los efectos fueron tan fulminantes que casi al mismo instante ella comenzó a sentir como sus órganos literalmente se quemaban, sobre todo sus pulmones, como bien lo explicaría más adelante el médico que realizó la autopsia.

Ya con el pequeño Amir agonizando en la clínica Santa Clara y con Alejandra trastabillando por la vereda afuera de su casa, dijo la testigo que lo miró a los ojos y le dijo en sus últimos momentos de lucidez antes de caer fulminada por el potente toxico: “vos mataste a mi hijo”.

Todos y cada uno de estos perversos detalles fueron descriptos vía celular y en tiempo real por Gaspar Cinco a la testigo protegida, mientras se desarrollaba la terrorífica trama. Presumiblemente y en consonancia con ello es que Gaspar Cinco durante todas las audiencias nunca dejó de tomar nota. Quizás por su profesión de periodista es que esté relatando la novela de su vida.

Configurando la ominosa trama, ya que en esta jornada contaba con dos lapiceras y mucho papel, tanto, que por momentos le pedía a su abogado hojas en blanco para seguir escribiendo. Quizás esa sea la explicación de su impavidez durante todo el juicio. Quizás en la cárcel termine de relatar la novela más horrorosa que a alguien se le pudiera ocurrir, escrita por el mismo asesino.

Mientras seguía a la ambulancia en su automóvil VW Fox color celeste, donde trasladaban a su pareja con ella agonizando, tuvo el tiempo de enviarle mensajes a la tarotista; como así también hasta el momento que fue detenido en el velorio y trasladado a la alcaldía. Jamás dejo de relatarle cada detalle vía celular.

“Me llamó como cien veces y me contó todo”

“Me tenes que ayudar”, relata la testigo y que ella le respndió, “Franco ¿Qué hiciste?”. Repitió “me tenes que ayudar, estoy declarando, esta todo calmo, me voy al velorio”.

Luego dijo que también había ido a comprar “un polvo blanco, creo que era cianuro y lo puse en la botella que le di al bebe”. A lo que ella pasmada le preguntó: “Franco y vos ¿qué sentís?, Me preocupa mi trabajo, que va a decir mi familia”, le respondió.  Para cuando el escalofriante relato finalizó, la testigo dijo “de ahí no lo vi mas”.

Las preguntas del fiscal Ramos Ossorio hicieron que la historia volviera al punto en que era arrestado y llevado a declarar. “Me llevan en un auto, voy a declarar”, dijo que detallava.

El representante del Ministerio Publico le preguntó por su relación con el chico, a lo que la testigo le respondió que Gaspar Cinco simplemente le dijo que “lo odiaba” y a modo de final perverso para lo que de seguro superó cualquier ficción vista en el cine le confesó: “Si es por mi lo mato”.

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